Las recientes sanciones aplicadas por EEUU a la empresa PDVSA de Venezuela, dejan bien sentadas las reglas de juego de la administración Obama que de esta manera unilateral agrede a otra nación soberana, no respetando las reglas diplomáticas ni los acuerdos internacionales acordados en la Organización de Naciones Unidas (ONU), ajustando así su diplomacia al Gran Garrote de la Doctrina Monroe, elaborada en la fase expansionista norteamericana de las primeras décadas del siglo XX. Para nadie es un secreto el interés de EEUU y los países industrializados de intentar controlar o hacer desaparecer a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que está constituida como una organización intergubernamental y que controla aproximadamente el 43% de la producción mundial de petróleo y el 75% de las reservas petroleras del planeta. Además, su control de las exportaciones de crudo se sitúa en alrededor del 51% del total global, concentrando casi la totalidad de la capacidad excedentaria de producción de petróleo del mundo, lo que convierte a esta organización en una especie de banco central del mercado petrolero.
Los intereses de EEUU de controlar el mercado petrolero para mantener su sociedad industrial, consumista y su maquinaria militar, lo han impulsado a generar varias guerras entre los productores de petróleo del Medio Oriente, como la Guerra entre Irán e Irak, donde apoyaron y armaron a Hussein contra la revolución Islámica, para luego invadir a los iraquíes, para controlar la producción petrolera de esta nación. En ese contexto funcionan las alianzas de la familia Bush con los jeques árabes sauditas y la familia Laden, hoy más conocida por el asesinado ex jeque, ex agente de la CIA, Ben Laden, enviado por EEUU a la guerra en Afganistán contra las tropas soviéticas, pero que posteriormente se unió a los fundamentalistas musulmanes, los talibanes.
Posteriormente EEUU desconoció a los talibanes y decretó a Laden y al Qaeda como enemigos terroristas. La intervención en Afganistán se basaba en una supuesta lucha contra el terrorismo islámico, pero el verdadero interés de las trasnacionales estadounidenses fue hacer la guerra para controlar el petróleo de los antiguos países de la ex URSS en Asia Menor, construyendo un oleoducto para transportarlo por la vía mediterránea. Esta iniciativa fue frenada por la resistencia afgana, los desacuerdos con las naciones euroasiáticas y la nueva empresa del control del opio mundial (Afganistán es el principal proveedor).
Todos estos hechos confirman la nueva estrategia, así como las sanciones a Irán, la agresión militar a Libia (con cientos de civiles asesinados y heridos) para controlar los 4 mil barriles de crudo liviano que esta nación produce, así como las amenazas de sanciones a Siria y las intervenciones de Arabia Saudita en otros reinos y emiratos del Medio Oriente, todo esto esconde los verdaderos designios de un imperialismo ávido de controlar el mundo y sus recursos energéticos.
EEUU sanciona por una vía indirecta y no diplomática a Venezuela
Como parte de la soberbia de un país colonialista en el caso de las sanciones a Venezuela no hubo ninguna comunicación vía cancillería o diplomática, solo varias declaraciones de varios funcionarios de la Casa Blanca, como el subsecretario de Estado, James Steinberg, que informó: “…bajo estas sanciones, la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) no podrá firmar contratos con la Administración estadounidense ni contar con financiación para sus operaciones de importación y exportación, aunque no se verá afectada la venta de petróleo a este país”. También la secretaria de Estado, Hillary Clinton, indicó en un comunicado en el que “…el país (EEUU) quiere enviar un mensaje claro y contundente a las empresas de todo el mundo: aquellas que continúen con su apoyo irresponsable al sector energético de Irán y ayudando a Irán a evadir las sanciones de EE.UU., sufrirán serias consecuencias".
Según las informaciones aportadas por la autoridades estadounidenses las siete empresas sancionadas, además de la venezolana son: PCCI, con sede en Jersey/Irán, Royal Oyster Group, radicada en los Emiratos Árabes Unidos, Speedy Ship, localizada en los Emiratos y en Irán, Tanker Pacific, de Singapur, Ofer Brothers Group, de Israel, y Associated Shipbroking, radicada en Mónaco. Loa voceros han afirmado que el Departamento de Estado llevaba meses estrechando el cerco a Venezuela por sus sospechas de que estaba violando el régimen de sanciones impuesto por EE.UU. y la “comunidad internacional” contra Irán.
Venezuela repudia la decisión de sanciones por parte de EEUU
En un comunicado de la cancillería de Venezuela se define que:
* El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela ha tenido conocimiento de la decisión anunciada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, de imponer sanciones a nuestra empresa nacional, Petróleos de Venezuela (PDVSA), en el marco de su política unilateral de sanciones a la República Islámica de Irán, conocida como la Ley Cisada.
* El Gobierno Bolivariano manifiesta su más contundente repudio a esta decisión, por constituir una acción hostil situada al margen del Derecho Internacional, violatoria de los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas.
* La República Bolivariana de Venezuela y su Revolución cuentan con una industria petrolera fuerte, independiente y soberana, con capacidad para operar y cumplir sus compromisos de manera permanente; ante esta agresión, Venezuela ratifica esa independencia y esa soberanía petrolera.
* El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela se encuentra haciendo una evaluación general de la situación, para determinar hasta dónde estas sanciones afectan la operatividad de nuestra industria petrolera y por tanto el suministro de 1,2 millones de barriles diarios a los Estados Unidos; en función de esa evaluación, la República Bolivariana de Venezuela se reserva la respuesta más adecuada a esta agresión imperialista.
* El Gobierno Revolucionario hace un llamado a todo el pueblo Venezolano, a la clase trabajadora, y muy especialmente a los trabajadores petroleros, a mantenerse alertas y movilizados en defensa de nuestra PDVSA y de la sagrada soberanía de la patria.
La respuesta del gobierno de Venezuela se apega a su derecho soberano, al respeto a los acuerdos bilaterales, al derecho de la OPEP a mantener el control de la producción y precios del petróleo, que fueran manipulados por las trasnacionales durante casi 6 décadas del siglo XX, hasta que se lograron los acuerdos de los productores en la década de los sesenta. Cuando las trasnacionales Exxon, Texaco, Oil Company -entre otras- explotaban los pozos petroleros, pagando precios irrisorios de 2 a 4 dólares por barril, además no pagaban ni impuestos, ni aranceles y hasta acordaban acuerdos intemporales de explotación. Ha sido tanta la voracidad del consumo petrolero, que países como México, Colombia o Argentina vieron disminuir y hasta casi desaparecer sus reservas, en el mercado insaciable de consumo de combustibles de los países industrializados.
Muchas cumbres y reuniones se han realizado en aras de racionalizar la dilapidación de los recursos energéticos y el control de las emanaciones de gases de alta contaminación en la atmósfera que generan fisuras en la capa de ozono y cambios climáticos severos, que han generado tsunamis, terremotos, inundaciones, etc., y la destrucción del ecosistema, así como la desaparición en menos de un siglo de la fuentes no renovables de materias primas. Pero la respuesta de EEUU y los países industrializados ha sido el boicot permanente a estas iniciativas. Ellos sólo aplican el lenguaje de la guerra, de la destrucción de los recursos naturales y de la implantación de un modelo de sociedad elitista, condenando a millones de seres humanos al hambre, a la guerra y al subdesarrollo a la mayoría de los países de África, Asia, y América Latina. Sólo 7 países industrializados disfrutan del confort y el excesivo consumo, acumulando riquezas en detrimento de todos los seres humanos del planeta
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