Defensa de la revolución y necesidad de la buena fe


Todo proceso en el cual interviene la mano del ser humano es enteramente perfectible. En el caso de los procesos políticos-sociales es inminente que aparezcan contradicciones que en un momento determinado parecieran dar al traste con el nivel de avance y las expectativas hacia el futuro, digamos que son avenencias propias del proceso donde por supuesto intervienen cientos y miles de personas con debilidades y fortalezas inherentes al ser social y político. Nuestro sistema jurídico parte de la premisa de la buena fe a efectos de los trámites aplicables de la justicia.

Ahora bien, en la eventualidad del proceso revolucionario que estamos viviendo comienzan a aparecer las contradicciones propias que mencionábamos. Toquemos en esta oportunidad solo tres temas que nos están señalando la evidencia de estas contradicciones. En primer lugar el tema cambiario y la devaluación de nuestra moneda. Luego tenemos la problemática del sistema de información y los medios del Estado. Por último el ejercicio de la gerencia en los organismos del Estado. Como pueden observar estos temas son comunes a la hora de emitir juicios y representan para el proceso motivo de preocupación para miles de compatriotas.

La finalidad de este artículo no es el de desgranar cada uno de ellos, no obstante nos parece oportuno comunicar u opinar sobre el tratamiento que cada uno de nosotros le da a los mismos, en oportunidades nos halamos los cabellos en gesto de rabia y desesperanza cuando aparenta no hacerse nada para enfrentar o aclarar este o aquel tema y por antonomasia le dejamos de manera consciente al líder del proceso que diga la última palabra, es el guía y su palabra direccional y necesaria nos calma en la mayoría de oportunidades.

En nuestro caso en particular que hemos sentido los rigores de la contradicción inmersa en el ejercicio de la gestión pública en el área de las comunicaciones del Estado, no nos queda alternativa posible que decir nuestras verdades y contrastarlas con las decisiones de esa gerencia, es lo menos que se puede hacer cuando esos “rigores” no son motivo para generalizar aquello de “el proceso me atropelló” y por tanto me aparto de él. Además y es bueno decirlo, le dejamos al destino como una especie de salto al vacío cuando nos referimos de manera simplista a que “la decantación propia de todo proceso se encargará de corregir las cosas”, posición si se quiere bastante ingenua dados los postulados de la intervención humana para adelantar lo que tiene que adelantar.

No nos debemos preocupar hasta el exceso por lo que sabemos está ocurriendo al menos en estos tres temas, el valor que debemos otorgarle a la intervención de todos es necesario siempre y cuando la verdad y a veces la intuición nos dice que se está actuando de buena fe. No podemos olvidarnos de los intereses que se generan en el seno de la gestión pública por motivos diversos y es allí donde la Contraloría Social que debe ser guiada por los partidos y movimientos organizados presenta enormes fallas que deben indefectiblemente ser asumidas por la gente a través de las comunidades o entidades que deben asumir ese papel, tal es el caso de la Hojilla, la Esquina Caliente, los medios alternativos, las radio y televisoras comunitarias entre muchas otras organizaciones.

rafaelfebles@yahoo.com


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Rafael Febles

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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