¡Ojo! no sobrestimemos la solidaridad de nuestros aliados
Aunque oficialmente tenemos límites marinos con los Estados Unidos de
Norteamérica y Francia, en la realidad nuestros vecinos más cercanos son
Brasil, Colombia, Guyana, Trinidad, Aruba, Curazao, Bonaire, Puerto Rico y
las Antillas Menores.
Ahora, si extendemos la vecindad a los países que comparten con nosotros el
continente suramericano, tendríamos que considerar en esta categoría a
Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay, Perú Ecuador y Bolivia.
¿Cuál de esos países ha manifestado temor por las acciones, que contra su
estabilidad política, económica o social, ha emprendido o está por emprender
Venezuela? La respuesta no deja lugar a dudas… ni uno solo de nuestros
vecinos ha manifestado cosa semejante.
Entonces, ¿en nombre de quién habla el gobierno norteamericano, cuando
afirma que Chávez es un peligro para la región y una amenaza para sus
vecinos?
La única verdad es que con los países caribeños tenemos excelentes
relaciones que se fundamentan en el espíritu integracionista y solidario del
gobierno venezolano. Una buena parte de ellos se benefician de ese tipo de
acuerdos que jamás firmarían los gringos, y mediante el cual les vendemos
crudo con enormes facilidades de pago.
Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay son además de nuestros socios en el
Mercosur, aliados políticos con los que tenemos excelentes y cada vez más
estrechas relaciones. Allí están como pruebas las demostraciones de afecto,
respeto y cariño que en esos países le han brindado al comandante.
El pueblo Boliviano y su gobierno no ha recibido sino respaldo del gobierno
venezolano en su justo reclamo por una salida al mar. Hasta el asfalto
necesario para construir un corredor que le brinde a Bolivia esa
posibilidad, fue ofrecido como regalo por el gobierno de nuestro país.
El Presidente Lagos, por su parte, a pesar de las diferencias que pudiera
tener con su homólogo venezolano por el apoyo brindado a Bolivia, se deshizo
en halagos con Chávez en su último encuentro.
A Perú le devolvimos a Montesinos y desde ese día no hemos tenido con ese
país ni un sí, ni un no; y con Ecuador las únicas diferencias que tenemos, a
nivel de gobierno, son ideológicas; sin que ello haya generado siquiera el
intercambio de una nota diplomática.
Nos queda entonces Colombia… Ay Colombia, los gringos no hayan como
enemistarnos con ellos y el gobierno colombiano se hace el pendejo, como
parte del juego.
El conflicto que vive el vecino país es aprovechado para atacar a Venezuela
con el silencio cómplice del gobierno Colombiano y con el apoyo de la más
rancia oligarquía de ese país. Venezuela que es una víctima, no sólo de la
guerra que allá se vive, sino de las mafias colombianas de la droga, del
robo de vehículos, del secuestro y la falsificación; es mostrada por los
grandes medios de comunicación al servicio del imperio, como un instigador y
un peligro para el vecino y la región.
Las razones de esta campaña son harto conocidas y el peligro es inmenso,
pues los gringos son expertos en este tipo de estrategia que normalmente
antecede una invasión; Chile, Panamá, Haití, Grenada, Dominicana, Nicaragua
y pare usted de contar son algunos de los países que ya fueron víctimas de
esta estrategia.
Hago esta extensa introducción porque me preocupa que mucho compatriota y
algunos líderes no hayan evaluado el peligro de la actitud gringa, en su
justa dimensión, y en contraposición piensan que la solidaridad que los
pueblos de América Latina han demostrado con el presidente Chávez y la
revolución venezolana, servirá como freno a los intentos de agredirnos.
Necesario y urgente es evaluar hasta donde llega esa solidaridad… y tengo
mis sospechas que no muy lejos.
Todos, absolutamente todos los gobernantes latinoamericanos están
conscientes de que Bush está hablando y acusando a Venezuela a nombre de
ellos, y ninguno ha tenido el coraje ni la dignidad de decir: “Señor Bush,
el gobierno y el pueblo de mi país no comparte ni una frase de lo que usted
ha afirmado sobre Venezuela; país al que junto con su gobierno consideramos
un amigo y con el cual tenemos excelentes relaciones, por favor absténgase
de hablar en nombre nuestro”
Se necesita “de aquello” para contradecir públicamente al imperio y “de
aquello” no tiene todo el mundo.
Si nuestra situación la estuviese viviendo cualquiera de nuestros vecinos,
ya el presidente Chávez estaría proponiendo una declaración conjunta en los
términos ya mencionados, para desmentir la campaña norteamericana; pero no
todos tienen el valor y la hidalguía que hace falta para ello.
Esa actitud conservadora, por no llamarla de otra manera, de los gobernantes
latinoamericanos hay que analizarla cuidadosamente; no podemos sobrestimar
el apoyo de nuestros vecinos, pues los efectos de ciento cincuenta años de
dominación no se deslastran de la noche a la mañana.
En lo interno, la situación también reviste peligro, pues los apátridas de
siempre ya trabajan para desestabilizar y facilitar el camino a una
invasión. No tengo la menor duda que tienen preparados sus comandos para
ayudar a los invasores, disparando a la espalda de nuestros soldados y de
nuestro pueblo.
No escribo para alarmar, pues seguro estoy de que este pueblo no va a
renunciar a su derecho a ser libre, sólo por que el enemigo sea poderoso y
cuente con lacayos internos. Lo que lanzo es un alerta para que estemos
listos, y al menor intento de invadirnos, la justicia popular vaya por
quienes promueven y apoyan el hecho. Que sepan que no les permitiremos
disfrutar, por lo menos en esta vida, de su traición a la patria.
El gobierno, por su parte, debe trabajar más duro en la integración
latinoamericana, en la búsqueda de la solidaridad internacional y en la
denuncia de los intentos norteamericanos de someternos a sus designios.