A consolidar nuestras fronteras marítimas (II)

Con la decisión del Comandante Presidente de crear el Territorio Insular Francisco de Miranda, integrado por los archipiélagos Los Roques, La Orchila, Las Aves y Los Monjes, espacios insulares y marítimos que comprenden la sección occidental de nuestras Dependencias Federales, se ha desatado una polémica verdaderamente interesante. Como es habitual en él, en el trato cortés y democrático hacia una oposición que se empeña en demostrar, ignorancia y torpeza, una vez más, políticos, académicos y alienados exponentes de los intereses de las clases medias, han expresado inmediatamente sus equivocados argumentos abiertamente subordinados a los intereses del imperio norteamericano, incluso algunos planteamientos, en los que cabe la expresión “Chávez los tiene locos”.

Se puso la bola en juego y el 3 de agosto, el Presidente, para recordarle al país el día histórico en que nuestro Francisco de Miranda izó por primera vez en territorio venezolano el tricolor nacional, hizo el anuncio y tocó la pelota en el centro del campo. Lo hizo imbuido de la gesta caribeña del héroe continental. De todo el brillante elenco de precursores de nuestra independencia, Miranda demostró el mayor dominio y conocimiento del mar Caribe: vivió en Cuba, Haití, Jamaica; al servicio del ejercito español derrotó al ejercito inglés en la batalla de Pensacola (Florida); cruzó varias veces el mal denominado durante siglos por los imperios español, holandés, británico, francés y últimamente norteamericano “mar de las Antillas” o “antilles Sea”.

Espacio marítimo que hoy, sigue siendo propiedad de los imperios, donde lo surcan gigantescos cruceros llenos de rechonchos y pintorescos turistas con camisas multicolores de bacterias; o de sofisticados veleristas, que exploran y disfrutan las hermosas aguas de caleidoscopio azul de los únicos arrecifes coralinos y blancas arenas, que existen en esta parte del planeta. Pero también acompañados, bajo silencio expectante, de la IV Flota, activada en el año 2007 por George W Bush, con sus sofisticados portaaviones y portahelicópteros nucleares, en su ultima versión, reacondicionando bases y aeropuertos como Guantánamo Bay, Reina Beatrix (Aruba), Hato (Curazao) y Palmerola (Honduras), o desplazando y estacionando flotillas de fragatas misilisticas en el mar costarricense.

Se trata de controlar las rutas de la yugular energética, el fuel oil, que desde Venezuela fluye diariamente por el Caribe y de aplacar a los pobladores de esas islas pobladas de negros, pardos y mestizos, antiguos esclavos, ahora históricamente convertidos, gracias a su independencia, en “cimarrones” herederos de la histórica gesta de los indios Caribe, que en oleadas procedentes del anchuroso Orinoco fueron poblando durante los primeros siglos de la nueva era del hombre, las bellas islas de barlovento y sotavento, que en cerrado circulo conforman su mar, el MAR CARIBE.

Fueron esos aborígenes los que encontraron al extraviado Colón, salvándolo de su ajusticiamiento en el palo mayor de la nao Santa María, a manos de su sedienta tripulación un octubre de 1492. Y son ahora esas naciones islas, las que progresivamente encuentran en Venezuela la gran aliada para superar la pobreza, heredada de siglos de pillaje colonial y feroces huracanes.

De allí los temerosos balbuceos de mensajes de tuiter y de sabihondas declaraciones de académicos ignorantes. “Este tipo no cansa de meterse y desafiar a los norteamericanos”, un lacónico mensaje que encierra en pocas palabras la opinión cipaya de la oposición, sin necesidad de consultarla mediante un referéndum.

El Presidente ha llamado al pueblo soberano a comprender la dinámica del Caribe del siglo 21, de nuestro Caribe. Por cierto, la Asamblea Nacional debe revisar y reformar la “viejita” (1938) ley vigente de las Dependencias Federales cambiando entre otros, su Artículo 1° , para adecuarla a la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sustituyendo el término “mar de Las Antillas”, por el del mar Caribe, que si bien no se nombra en la CRBV, es nuestro “mare nostrum”. Pero es el caso, de que la fundamentación de la decisión presidencial, se encuentra en el numeral 10 del Artículo 156°, en correspondencia con el Artículo 17° y en cumplimiento parcial de la demorada legislación nacional, relativa al régimen de las tierras baldías, ordenada por la disposición transitoria decimoprimera de la CRBV, recado al ilustre jurisconsulto y constitucionalista que emitió interpuesta opinión a través de la periodista María Gabriela Lucena, en el diario El Carabobeño el pasado 5 de agosto.

En estas vacaciones, mucha gente de clase media paga una pequeña fortuna, 200 dólares por noche, para viajar a Los Roques a disfrutar las paradisíacas aguas turquesa y degustar una langosta termidor recién extraída de ese reservorio natural, decretado Parque Nacional Los Roques, en el año 1972. Este territorio insular de Venezuela, ha sido prácticamente apropiado por agentes y empresarios norteamericanos y europeos, que incluso ofrecen servicio de hotel en veleros, para hacer más grata y en el borde de la aventura, su estadía en los solitarios cayos y kilómetros de playas que ofrece el archipiélago.

¿Porqué no probar una aventura en un velero al estilo de la serie “Piratas del Caribe”?. Pronto veremos desatada una histeria opositora: “con mis Roques NO TE METAS!!”, parecen casi decirlo algunos políticos de oposición, para preservar los intereses económicos en juego y mantener reservada esta belleza natural a la exclusiva oligarquía nacional e internacional.

Pero es bueno saber que ese paraíso venezolano, constituido por las Dependencias Federales, se encuentra en peligro de ser depredado por los intereses norteamericanos. De modo que la creación del Territorio Insular Francisco de Miranda forma parte de un proyecto de mayor envergadura, de posicionamiento y ejercicio de soberanía, de poblamiento, de acceso, control y resguardo de la porción mas grande del mar Caribe, que en una próxima etapa, definirá al segundo territorio insular conformado por la isla La Tortuga y los tortuguillos; la isla La Blanquilla; el archipiélago Los Hermanos y la isla de Aves.

Con una superficie insular de 223,31 Km² y 360.000 Km² de mar patrimonial y Zona Económica Exclusiva. Este territorio insular se encuentra totalmente deshabitado. Para tener una idea de la magnitud de este asunto, la superficie insular de las islas San Andrés y Providencia de Colombia es de 44 Km² y 65.000 habitantes; la sola superficie de la isla La Blanquilla (64 km²), casi triplica la superficie de la isla San Andrés (26 km²). Es el nuevo desafío al pueblo venezolano. VIVA EL TERRITORIO INSULAR FRANCISCO DE MIRANDA!!

ukenan@cantv.net


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Feijoo Colomine


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