El concepto de verdad en la política internacional

“La política es el arte

de mentir a propósito”

Voltaire



Cuando escribo artículos más de fondo, distinguidos como “Filosofía i Política”, en vez de simple opinión, porque el contenido es de particular visión de hechos o denuncias, mientras en éstos incluyo precisamente ciencia política i filosofía; observo que se leen muchos menos que, por ejemplo, el más reciente con una crítica humorística o irónica, especialmente para la pobre oposición venezolana, cada vez con más muestras de escaso talento. Ahora voi a tratar algo que tengo que darle un toque filosófico –sobre el concepto de verdad− para demostrar que grado de bajeza intelectual i de mentiras que tienen las declaraciones de hombres del Imperio de Norte quienes, perteneciendo al país más poderoso de la Tierra, con la ciencia i la tecnología más desarrollada del planeta, uno imagina que deben ser personas mui inteligentes, pero no es así; en todas partes los hombres de talento se quedan voluntariamente en la retaguardia de la nación, mientras mucho audaz i bruto, se cuela en las primeras filas de los gobiernos; o, los que tienen inteligencia, la política, de acuerdo al pensamiento de Voltaire, los convierte en talentos sin probidad, como decía Bolívar. Veamos.

Los hombres al hablar de estas cosas interesantes, de ciencia, de literatura, de arte, o de política, sin darse cuenta están utilizando dos lenguajes, aunque parezca una simple i única expresión o exposición. En el lenguaje que hablan, llamémoslo lenguaje objeto o de primer orden, dicen lo que tienen que decir o referirse a hechos de una realidad; sin embargo, ese lenguaje debe tener unos rasgos lógicos, no solamente porque gramaticalmente deben tener una correcta sintaxis (Russell creía que la sintaxis “pinta” la realidad o construye una idea correcta de ella) sino que debe tener precisamente lógica, no encerrar contrariedades, no haber relaciones inadecuadas, o no pueden ser fieles a la verdad. Desde los tiempos de Platón, este filósofo pensaba que la palabra debía tener una cierta relación adecuada a la cosa, establecerse “una cierta rectitud entre palabra i objeto” lo que no es posible, pues hasta a principio del siglo XX, Bertrand Russell i Ludwing Witgenstein trataron de hacer un lenguaje científico, lógico precisamente para hacer la ciencia más precisa i trataron de construir proposiciones atómicas, proposiciones moleculares, etc., con una sintaxis absolutamente lógica. Se concluyó que era imposible; la ciencia debe usar el lenguaje cotidiano con precisión i con introducción de la medida científica. Esto no debe confundirse con el metalenguaje que sencillamente es otro lenguaje jerárquicamente superior, en el cual “se habla” sobre el lenguaje objeto.



La idea platónica la había tratado Jorge Luis Borges en unos versos en El Golem, así:

Si como dijo el griego en el Cratilo

el nombre es arquetipo de la cosa

en la palabra rosa está la rosa

y todo el Nilo en la palabra Nilo



Vemos pues, que existen dos aspectos o niveles en el lenguaje, los cuales nos permiten saber cuándo un individuo habla en falso, sin tener que ir a corroborar con la realidad de los hechos. Para definir la verdad en un marco teórico, se requieren varios aspectos que trataré de resumir, aunque creo que nadie puede tener ninguna verdad absoluta, pero por lo menos lógicamente hacemos el esfuerzo, tal como se tiende hacia la perfección, sin que esta exista realmente. Los ingredientes, como se dice en los libros de filosofía, serían: 1) analizar un conjunto de proposiciones, al que tenga sentido el atribuir el predicado verdadero; 2) un sistema de contextos externos a las proposiciones, que se correspondan simplemente al mundo real; 3) viene luego la tarea semántica de confrontar ese lenguaje con la realidad (que en el campo científico puede ser una realidad abstracta, una estructura teórica, una teoría empírica de modelos, que dejamos de lado aquí). De manera que, se estudia, entonces, la confrontación entre el mundo de las proposiciones i el mundo de los contextos externos (esto se puede ver en los rasgos lógicos, que es donde afloran las contradicciones).



Hechas esta disquisiciones filosóficas de la manera más elemental posible, veamos con que descaro mienten a cada rato el Presidente George W. Bush, la “durísima” Condolezza Rice o el cínico i maligno Rumsfeld, o cuando son los “voceros” del gobierno para la América Latina, los envilecidos preparadores del terreno para desestabilizar, sembrar mentiras i odios, desinformar i, en fin, como los sembradores de minas en terreno enemigo, la cuales siguen en ciertos sitios del planeta, causando muertes inocentes, pese a que todos ellos, son “dulces i apasionados partidarios de la cultura de la vida”, como ahora que el señor Bush, no quería ver morir a una persona que ya estaba muerta hace 15 años, mientras todos los días, minuto a minuto la política terrorista de su gobierno, produce miles de muertos incluyendo niños. ¿No está claro la falsedad del discurso de primer orden, defendiendo la vida, mientras por otro lado la realidad nos muestra que es un genocida comparable a Hitler o a Stalin, pero que solamente le falta como en el béisbol, ganar una Serie Mundial, con una Guerra Planetaria? Esto no lo decimos solamente los latinoamericanos, lo dicen personalidades de su país, especialmente Noam Chomsky que ha publicado libros al respecto. De la política de Washington i sus enviados a fomentarla dice Chomsky: “Allí el terror es el uso calculado de de la violencia o la amenaza del uso de la violencia para alcanzar objetivos ideológicos, políticos o religiosos a través de la intimidación, la coerción o el miedo”.

Esta es la política de los Estados Unidos, no ahora, sino siempre. La vio el Libertador i nos advirtió hace 200 años. Lo que pasa es que ahora con la ciencia, la tecnología i sobre todo con el dominio de la opinión mundial, todo se disfraza o disimula mejor.



Ahora, el gobierno de Washington, recibe un informe de una comisión especial, integrada por legisladores, jueces, un ex director de la CIA i el rector de una universidad, con más de 600 páginas, para decir o concluir una total equivocación con Irak. Los Servicios de Inteligencia se equivocaron totalmente sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak (solamente las pueden tener ellos sin control de nadie) para la guerra genocida contra un país pequeño, pero cuna de la civilización occidental en muchos aspectos, aunque para el culto vaquero era un “oscuro rincón del mundo”. El presidente “democrático” pidió entonces al asesor en materia de seguridad, estudiar el documento i adoptar “acciones concretas”. Machacaron a un pueblo, destruyeron monumentos históricos, vejaron a un presidente que fue su aliado i le asesinaron sus hijos, i de paso han muerto 1500 soldados norteamericanos, afortunadamente “negritos i latinos”, esa “plaga” que no hallan como vejar. Por eso, otro de los secuaces, un ex juez federal, declaró que la decisión del presidente George W. Bush, que derrocar el gobierno de Hussein, fue “correcta”. Los errores, fueron en el análisis, ya que estaban fundadas en las convicciones sobre las intenciones de Hussein. Sabía lo que este señor pensaba. Hicieron como en tiempos de Pérez Jiménez, lo dije en otra ocasión, que los esbirros del dictador cuando querían detener a alguien, encontraban el pretexto. Así, al revisar a un no afecto al gobierno, le registraban la cartera i conseguían en billetes o monedas unos 20 ó 30 bolívares i le decían: ¡Ajá! Con que reuniendito para comprar un revólver!



Sin embargo, lo que no debe aparecer en esas más de 600 páginas, es la causa principal i única de la invasión, el desconocimiento de la ONU i todas las otras violaciones posibles del Derecho Internacional: EL PETRÓLEO. La “Bulimia” estadounidense por el petróleo. Petróleo i riquezas naturales en todo el globo, deben ser nuestras o recibidas casi regaladas. Eso lo es todo. Esa es la preocupación por la democracia venezolana, el gobierno del Presidente Chávez i el miedo a la integración sudamericana. ¡Cómo hacemos para que el petróleo venezolano sea nuestro o se nos regale como desde los tiempos del General Gómez! Por eso se han dado todas las reglas sintácticas i todas las reglas del lenguaje mentiroso, a todos los medios de Comunicación Social que nos pertenezcan o se quieran vender. Voltaire tenía toda la razón: Política es el arte de mentir a propósito. ¡Qué nos importa la semántica, la gramática i la lógica, si es necesario mentir! ¡Qué importa hablar por un lado de la cultura de la vida, o rezar en San Patricio por la vida del Papa, si estamos en la necesidad imperiosa de matar seres humanos al por mayor! Para eso tenemos los espías, agentes de la CIA, a la portentosa desinformadora de CNN i a tanto traidor a sus patrias, para completarnos el juego. En Venezuela tenemos una “oposición escuálida” que da gusto: son poco inteligentes, las pierden todas, son analfabetos culturales i…¡Cómo mienten! Estamos pensando en instituir un Premio parecido al Nóbel, para el más grande embustero del año. El Secretario Rumsfeld i la sin par Rice, están trabajando en eso. Será un gran estímulo para los vende patrias. Ambos están por darle la razón a Noam Chomsky, ese “pequeño filósofo” cuando escribe:



“Esta es la cultura en la que vivimos y revela varios hechos. Uno es que el terrorismo funciona. No fracasa. Funciona. Habitualmente la violencia funciona. Así lo ha demostrado la historia del mundo. En segundo lugar, es un error de análisis muy serio decir que el terrorismo es el arma de los pobres. Como otros métodos violentos, es el primer lugar y por lejos el arma de los ricos. Se lo suele considerar el arma de los pobres porque los fuertes también controlan los sistemas doctrinales y porque el terror que ejercen no es considerado como tal”. Rumsfeld, desde que leyó la filosofía de Al Capone, realmente se ha vuelto en el filósofo del Imperio.



Por eso, deben decir desde la Casa Blanca i el Pentágono, aunque nuestra política exterior es terrorismo, tenemos que hablar en el lenguaje objeto, diciendo que combatimos el terrorismo. Un simple juego semántico. I la verdad, al abismo.






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Roberto Jiménez Maggiolo


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