No parece que pueda ser por Juan Pablo II, quien parece el Papa más odiado por la curia venezolana. Ninguna campanita siquiera se escuchó en Caracas. Hasta fueron incapaces de convocar a una misa en la Catedral. Claro, me imagino que para que la chusma de los alcaldes de esta ciudad libertadora no pudiera asistir junto con una multitud parda y bien pobre y criolla. Ni siquiera en la Universidad Católica, el Alma Mater de muchos de los que estamos identificados con este proceso, invitaron a una vulgar plegaria por el alma de un cristiano: tal vez no es tan rentable hacer cosas como esas, o quizá no se dieron cuanta de que había muerto el vicario de cristo. ¿Será que la alta curia venezolana está enojada con Juan Pablo II porque no la dejó continuar con sus enfrentamientos con el gobierno, y les mandó un regaño? No sé, pero pusieron frenos tremendos a las manifestaciones colectivas: en la Chiquinquirá y sin patoteros; en Altamira, y de vaina. En fin, pobres no. Ay, curia diablesca, “¿por quién (entonces) doblan las campanas?”, -_preguntaría Heminway,…_ ¡doblan por ti!
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