Con un ala derecha

Camina nuestro proceso político desde el año 1.999 a paso vertiginoso, con saltos cuantitativos como la reducción de la pobreza y cualitativos por la vuelta a la creencia política del ciudadano venezolano, luego de haber caído en la crisis de la democracia adeco-copeyana de talante absolutamente representativa, y que manchó de sangre y miseria nuestro país y lo arrodilló tal cual colonia a los intereses imperiales del sistema capitalista global y sus desmanes en detrimento de nuestros pueblos.

Este tipo de saltos permiten categorizar nuestro proceso como una revolución que dispone al hijo del pueblo “Hugo Chávez” en el escenario nacional como el líder que cuenta con una visión política desde el seno de las necesidades más urgentes de los venezolanos, en un camino con avances y retrocesos, pero que sin duda permitió desmontar la imagen mal agüera del fin de la historia, y rescató la esperanza de un mundo nuevo posible dentro del ya monstruo imperante del “Capitalismo Salvaje”.

Un balance general debe por un lado entender las condiciones previas que permitieron el resurgir político de nuestra gente “la patria toda”, como ente participante de los más aguerridos escenarios de la vida política nacional, y su accionar ve hoy en el proyecto Bolivariano como la democracia participativa y protagónica es el punto en lo alto de la montaña sobre el cual transita la revolución Bolivariana.

En el camino de esa construcción que es la del poder popular, debemos ser consientes que el socialismo que soñamos no es el socialismo que tenemos, aún apenas como aquel bebé recién nacido empieza a abrir los ojos y poco pudiera entender de lo que ocurre a su alrededor, en un proceso que como el avión que vuela tiene un ala izquierda donde se debate críticamente y se construye desde la lealtad verdaderas acciones revolucionarias que van dando sentido al espíritu emancipador de la revolución Bolivariana, en una suerte de construcción teórica del rescate de los preceptos socialistas determinados por Marx con las experiencias fallidas del siglo XX y el rescate de nuestros valores de lucha propios del genocidio de los que fueron víctimas nuestros mártires indígenas y por la gesta emancipadora de nuestros grandes pensadores y libertadores.

Sin embargo como todo avión un “ala derecha” está presente, en este caso dentro del proceso político nuestro, y no me refiero a la MUD, que es una derecha servil a los intereses extranjeros, sino a lo que el compañero Luis Tascón nos avizoraba antes de su repentino fallecimiento como la “derecha endógena”, lo cual considero termina haciendo más daño dentro del proyecto país en construcción del socialismo que los viejos representantes de la vieja democracia venezolana.

Surge efecto en las disposiciones prácticas del clientelismo, sin duda un mimetismo casi imperceptible del caudillismo adeco que alguna vez representó Carlos Andrés Pérez, el pueblo en su sentido amplio como lo determina el compañero Pérez Pirela a mi juicio no está a favor o en contra de la revolución, es parte de ella y en consecuencia nuestro accionar lejos de ser sectario debe acompañar la caracterización de las estrategias para convencer y corregir las fallas que son juzgadas y determinadas por los argumentos sabios del pueblo, sólo así podremos sumar.

Otro elemento determinado por el ala derecha es la “diosificación del poder político”; más que autoritarismo ha sido la forma con la que ciertos dirigentes a lo interno han extraído un poder que originariamente le pertenece a la gente, y que ha devenido en claras agrupaciones sectarias como si dentro de la revolución Bolivariana existieran varios grupos de masonería que en consecuencia defienden sus propios intereses.

El sueño socialista propio es imaginado muy lejos de estos fenómenos, al igual que los de la “corrupción” o “la burocratización”, porque es realmente lo que a nuestras generaciones: las más jóvenes, nos marcaba la esperanza de un país mejor, muchas veces vemos como las prácticas laborales a las cuales son sometidos propios compañeros de izquierda son implementadas con acciones “anti-proletarias”, que lejos de reivindicar el trabajo lo han terminado oprimiendo, como si alguien hubiese dado tal derecho; y no digo esto porque comparta la propia lógica de los sindicatos ya marcados por viejas prácticas, sino porque es necesario una nueva conciencia trabajadora que entienda por un lado nuestro propio proceso y sume en su quehacer diario aportes a la revolución desde su ámbito específico al igual que integralmente, pero también quien en el poder de decisión; y decimos esto porque como todo período de transición todavía existen esas escalas burocráticas, deben entender que su accionar debe ser fundamentalmente humanista y colocarse al lado de los trabajadores, cualquier otro camino será contrario a los principios establecidos en nuestra revolución.

Muy cierto es que diversas personalidades representan el ala derecha del proceso, y fundamentalmente sus acciones y decisiones son contrarias a los intereses revolucionarios, y debe ser desde el seno del propio proceso pueblo, gobierno y partido a través de las asambleas de ciudadanos, trabajadores y bases de organizaciones política quienes juzguen o determinen la conveniencia o no de ciertas acciones, ahora más cuando el espectro involucra al Gran Polo Patriótico, como un sentido de unidad de la sociedad entera organizada, que sin duda genera grados de complejidad con relaciones que se interconectan en todos los sentidos y que sin duda son difíciles de romper.

Muchas veces la toma de decisiones de carácter político son generadas a partir de una visión muy Caraqueña del país, esto sin duda lejos de entender los procesos políticos originarios y autóctonos tiende a enredarlos, y esto se da en todos los niveles de la vida pública nacional, sólo una acción realmente coordinada desde abajo puede dar cabal respuesta a las necesidades más urgentes de nuestro pueblo y ayudar al Presidente Chávez en la ya de por sí enorme tarea de avanzar hacia la construcción del socialismo Bolivariano, y no como algunos hacen desde una supuesta casi inmutable obediencia cuando entorpecen el camino y que sólo permite alimentar la burguesía nacional y el autoritarismo, a ellos sólo queda decirles que “el pueblo los juzgará”, hoy más que nunca es necesario luchar contra esa ala derecha que tanto daño nos hace, cualquier otra cosa por hacer sería resignarse al desgaste permanente y en consecuencia a la pérdida inevitable del poder, es por eso que en el construir de la misión 07 de octubre deben fundarse las bases para la nueva etapa política como proceso de depuración además de la consolidación de nuestra democracia con el apellido consiente de participativa y protagónica, que nos permita des-lastrarnos de las viejas prácticas lógicas dentro del pensamiento político de la derecha, para ello no hay cabida en la revolución.

“La burguesía no solo forja su propia destrucción, sino también a su propio sepulturero: el proletariado.” Karl Marx

nortega16232@gmail.com
www.masrevolucion.blogspot.com
Twitter: @nortega16232


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1887 veces.



Nelson Ortega

Aprendíz de Socialista, Bolivariano, Investigador, Planificador Ingeniero en Informática, Diplomado en Innovación Tecnológica, Msc. Planificación Global. www.masrevolucion,blogspot.com

 nortega16232@gmail.com      @nortega16232

Visite el perfil de Nelson Ortega para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: