Partiendo de la premisa de que la creatividad es la clave fundamental para el lanzamiento de un nuevo vivir, con otros paradigmas en la sociedad que nace, podemos reafirmar la urgencia de elementos que animen esa creatividad. Las diatribas a flote en la vida política diaria, mellan el tiempo para la dedicación a esa creatividad y no hacen sino proporcionárselo al enemigo para su restablecimiento, dado que en las circunstancias donde se vive, no están derrotadas y las herramientas a flor de mano, NO SON nuevas, y de alguna manera están conectadas al monstruo por derrotar. Pensar en Revolución, produce controversia, porque se la mira como tiempo perdido, aunque el término no es propiedad de los marxistas; pero partiendo del punto de que no estamos ganados para aceptar la vida egoísta como carácter natural de la especie, como tampoco para aceptar que lo que ahora vivimos sea una revolución, o que lleve ese rumbo, debemos estar ganados en que los cambios son obligatorios aportarlos, mínimo porque el límite de resistencia del suelo que pisamos vive momentos de reserva. El emplazamiento es poco más que irreversible.
La lucha de clases es un mapa para la estrategia, pero, coronado un triunfo vía las armas o la electoral, es forzoso atraer al indeciso o al ignorante con un nuevo atractivo a ofrecer, para que no caiga ni los triunfadores ni las generaciones por venir en la ambición que mueve el mundo circundante; que no sólo está en proporcionarle la calidad de vida no otorgada en el foso de vida donde se permanecía, sino de una vez brindar la NUEVA alternativa como poder que cada quien aporta, en su unidad como en su convivencia dentro del común. Es OTRA la vida a ofertar. Las revoluciones marxistas han tenido la desagradable particularidad de NO brindar ese aporte, por tener a los bienes en el capitalismo, como LOS BIENES a conquistar y disfrutar; su interés se aboca en repartir esos bienes al pueblo recién liberado de las ataduras oligarcas. Craso error. Que una porción no pueda ser consumista, y que el cambio sea para que la mayoría lo sea, aunque la exhorte a que no, ya juega a la derrota. Ejércitos de médicos, sean buenos o mediocres, no arreglan la situación de los males del azúcar por ejemplo, antes bien, alargan la desconfianza porque nada se hace con eliminar el oligarca si los revolucionados insisten en la reproducción del mismo mal. Suplantar gaseosas exógenas por endógenas… Parto directo, con los puntos remanentes de la primera parte:
HISTORIA: El pasado es la energía del presente. Mezcla de grupos étnicos y circunstancias amasan condiciones para la conformación o transformación de/a otras circunstancias; en la conformación de este país es axiomática esa prueba; luego, cabría la pregunta de si ¿estamos amasando otra circunstancia que tiempo al tiempo dé al traste con lo que se crea se “está perfeccionando”? Por ello es bueno saber de nuestros pasos independentistas en el pasado. Los creadores de la Primera República –Bolívar entre esos- creyeron que al pueblo había que darle saber, y al tiempo, brindarle poder; un modo de ser girondino del cual participaron Miranda y “n” revolucionarios de entonces. Contraria a esa visión, estaba la visión jacobina decía que el pueblo es sabio por naturaleza y sabe qué hacer y cómo dirigirse; visión anarquista quizás, pero, antes de dos años, el mismo pueblo que gritaba “Abajo Fernando VII” en 1810 al lado de los criollos, aprendieron el duro defraude de éstos, que no iban a ofrecer ninguna mejora, y menos poder al tiempo, sino al contrario, aumentaron sus penas, de allí que prefirieron desertarle a Miranda y pasare a Monteverde, a Yáñez, Antoñanzas,… a Boves. Que hayan sido o no algunos patriotas muy nobles en sus prédicas, o que el punto era primero vencer sobre España y luego arreglar los entuertos, eso no iba con la paciencia del pueblo. Pues bien, esos sucesos DEBEN SER ENSEÑADOS HOY a la nación entera. Es tal el poder del pueblo, que fue el pueblo el arma vencedora sobre la Primera y sobre la Segunda República, para luego ser engañado, si, pero, ¿de continuar como andamos, solamente en un festejo vacuo, mostrando apenas fichas de algunos luchadores, no se está armando un andamio aprovechable para un vuelco de tortilla en contra de los mismos arquitectos de la Quinta, vencedores con el arma del pueblo sobre la Cuarta?
El que ese pueblo sea manipulado, utilizándose el operativo mediático del hastío sobre este proceso, es un arma formidable para quien desee ganar nuevamente el trofeo perdido –demostrado en la historia nuestra y ajena (recordar Libia)-, que no así ocurriría si la creatividad se pone de verdad en manos de ese pueblo victorioso, porque el cansancio no existe donde hay creación. Luego, nuestras figuras heroicas, son y han sido eso: SERES HUMANOS, dentro de una circunstancia, con quienes se demuestra que el número tras un líder puede ni siquiera ser eso, como lo fue tras las huellas de Boves; y no menos engañados quedaron los seguidores del catire Páez; en cambio, enseñando de estas vidas a partir de su limitación humana, EMPEZAMOS hacer Revolución, porque abocaría a otra búsqueda en el ser humano como ente terráqueo, en descubrir la voluntad “que mueve montañas”, la voluntad afín en el derredor natural nuestro que nos conversa, en descubrir poderes ocultos desconocidos que nos comunican.
ENERGÍA, eso es lo que somos, antes de ser carne o elementos químicos. Es un punto primario del aprendizaje para encarrilar hacia otro enfoque. Siempre he creído que de existir un verdadero conocimiento en la cultura occidental, ese es el de leer y escribir, lo demás es añadidura. Simón Rodríguez no exigió más de Bolívar sino eso, lo demás fue encaminamiento. Pero estamos en este punto es verdad, aunque sirve el ejemplo a lo que voy: La Creatividad es una derivación de la energía. Una Revolución debe permitir desde temprana edad en plena escolaridad, la posibilidad de ANIMAR la creatividad, de manera que las fuentes energéticas de los pupilos sean ejercitadas en su comunión con el entorno. Inventos de juegos por ejemplo. Aplicar esa acción en paralelo a la sociedad completa, para presionar la acción en la estructura toda, pues la sociedad mundial se mueve “a expensas de” energía externa, no “a partir de” la propia energía. Es premisa fundamental del consumismo. Aquí hablamos desde la mediática a la gasolina, pasando por los textos escolares: todo eso es energía externa, no propia. Por supuesto es “requerible”, que el motor de la meditación esté de la mano en esa sociedad nueva “pretendible”, y el calambre que conduce a la encaminada donde estamos, comienza a desanudarse, destensa sus músculos y nervadura enfermos. La nueva sociedad se hace autónoma en todos sus puntos, a la vez que enlazada con todos ellos. El despertar funciona hacia la creación aportes energéticos, insospechados muchos de ellos, extinguiendo males seculares, que son suplantados por el nuevo brillo de estructuras como en los núcleos e individuos. Y es que nuestra dependencia no es sólo del consumismo, sino de siglos de contaminación en nuestros seres, tomadas por “necesidades básicas”.
Entonces la necesidad de trocar la energía combustible se hace patente, es toda una sociedad en busca de nuevas fórmulas que enlazan las desconectadas de milenios (energía magnética, telepatía, telequinesis), la energía funcionando en la salud, transforma en otros seres los conformantes de la sociedad, la mirada es un rayo de la verdad, la cercanía con el derredor es patente, IMPOSIBLE la penetración de las fatuas necedades consumistas, es todo un pueblo abocado a OTROS intereses.
EL AMOR mediante el descubrimiento de nuevos aportes de comunión decanta en una conciencia superior. El amor es ATRACCIÓN, luego, lo que nos sostiene en esta esfera que denominamos “gravedad terrestre” no es otra cosa que atracción: ES AMOR. Luego, amor no es expolio; tampoco es mentira; esto lo comprende per se cada terrícola. Y no sólo eso, la atracción universal es la medida para la comunicación perfecta con ese cosmos que vemos inmenso y lejano con nuestras fatuas medidas de magnitud. Cuánto de cierto podría tener comunicación con Sirio y qué sé yo de tantas complejidades estelares que el sólo mostrarlo en un artículo como este se vería patético por el común. Común, que sin temor califico de enfermo secular, aún a espaldas de poderes que desconoce, ciego porque quiere serlo. Sí es posible una revolución, perdón, UNA REVOLUCIÓN.
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