Éjele, somos otra cosa

Una vez vi una película donde una parte de ella se desarrollaba en el metro, creo que de Singapur, y había tanta gente que a los últimos pasajeros se les empujaba desde afuera con unos fuertes haraganes, que entrabas o te entraban, y sus estaciones no estaban distanciadas discretamente unas de otras como las del metro de Caracas, sino bastante espaciadas entre sí, y todo ese tren era como de quinta clase. Sin embargo, el viernes 13 (de paso), me tocó venirme en un tren que venía, creo que de Manila, de lo abarrotado, y sólo faltaba el agente 007 persiguiendo a un asesino dentro de los vagones. Cuando por fin llegué a mi destino, mi esposa me llamó por teléfono y me dijo lo del fulano corona virus, que ya estaba en Caracas, que los muertos se desparramaban por el mundo, que no salgas sin el tapabocas, que eres de tercera edad, y yo, ciérrate boca, que si llegan a saber cómo sobreviví del metro, me internan en el Clínico; por lo menos en ese tren vendrían más de 2000 pasajeros sufriendo del aire recalentado, que si el virus estaba presente, coronamos.

No sé si lo de la alarma del Presidente fue buena idea, pero sé que somos muy rocheleros y no nos creemos las cosas hasta que las tenemos encima, y si nos cae esta peste, va a ser tal cual una invasión gringa, por eso no le hago bulla al muerto, y me bastó con la experiencia del metro para resguardarme. Nadie ha pelado gajos por prevenir. Sin embargo no me canso de alarmar sobre esos océanos, el Pacífico sobretodo, qué corona virus, ¡tuberculosis! del planeta, vertedero de basura de China, qué casual, pero también de Japón, de la costa oeste de EUA, de Corea del Sur, que sólo hasta hace 10 años ese basurero tenía el tamaño de Francia, y dicho por National Geografic. Que el Océano Índico es otro, con sus archipiélagos de basura, que si Indonesia, India, Bangladesh, África, cuyas corrientes van por la competencia con el Pacífico, que ni a la vuelta de 50 años podríamos limpiar semejante bodrio, sin incluir otros mapas de basura; que ahora le toca al desaparecido Polo Norte donde usted podrá llevar su toldo y ponerlo sobre una cobija térmica en un témpano; aproveche que el verano está encima, y que en ese polo el aire huele a menta. Claro, cuidado con los osos, no vaya a ser y lo confundan con un salmón. Creo que las armadas de EUA, China y Rusia deberían unirse y ofrecer los servicios de sus portaviones para los turistas que a bien deseen participar, me imagino sus pistas llenas de toldos, abrir charters, que por ahora se ahorran el aire acondicionado, imagínense la ganga. Claro, lo siento por los nietos, biznietos y lo que venga de descendencia, después de todo a esos no los conoceré, que bello egoísmo el mío. Y si Tierra llega aplicar su inteligencia, creo que también a Ella le encantaría la idea de transformarnos en un mazacote para los océanos.

Estamos mal.

Miren la racha de sólo una gripecita. Espero que del trasnocho, no se le vaya a caer un tubo de ensayo con virus a algún laboratorista, y el aire fresco de la mañana irradie su desastre sobre esta humanidad inconsciente y desabrida, que ahorita corre para resguardarse de la pepa de sol bajo la sombra de un árbol, gente que ni de gratitud toca el tallo de ese árbol porque le da pena que la gente la vea en esas, que ni el nombre le conocerá a ese ser vegetal, pero sí achacarle a Maduro el virus, "porque de seguro se habrá escapado de una caja de CLAP, procedente de Cuba", ¡Jum! Mayor desastre mental. Y son los cubanos los que están metiendo la mano por China en estos minutos candela, qué paradójico. Que por cierto, ¿Dónde están los gringos?

Todo esto que va rumbo al vertedero es puro Occidente, países desarrollados o subdesarrollados, países gorilas, países malezas, países de caucásicos escogidos, negros, blancos y amarillos: ¡Todos! El propio miasma. Universidades quema-pestañas que enseñan a los hijos escogidos, el modo de atravesar cortante el subdesarrollo, con el peor de los desarrollos que haya conocido este planeta. Todos, todos los sistemas implantados son de un contenido hiperbólico de egoísmo y salvajismo, que sólo a lo más que puede llegar es el beneficio "justo" a cada habitante dentro de sus fronteras, jamás el acercamiento de nada con Tierra, la verdadera patria de piedras, ríos, de tus ojos, ¡de nada! Todo lo demás es de segunda, cuarta, n categoría, o más fácil, no existe. Que los humanos en este planeta tengamos armas como para destruir al sol, ya expresa lo mal que andamos. La basura no sólo se encuentra en esos océanos. Habitamos continentes embasurados, seres-basura. De vaina se salvan los carajitos. La pedagogía por libertad y mayor justicia es tan mezquina como la que reciben los discriminadores de sangre azul en Buckinham. Ojalá y fuéramos un día monte y culebra, aunque hay una voz dentro de mi que me dice "no te apures, ya me tocará regresarlos".

Ese ejemplo que siempre me pasma de Francisco de Asís hablando con todos los bichos y animales, no debería ser casual, la humanidad entera debería aprender hablar, a ser cercanos con todo. Óigase bien: con TODO. Tenemos las glándulas, la sangre, el aura para ello. Somos parte de, y no la punta de ninguna pirámide, es la vaina más estrafalaria que he escuchado, y díganme, los gringos nos odian porque nuestro "sistema" no va con el suyo, y desde afuera ese país semeja a una geografía indigesta de precancerosos.

Sin embargo, no hay diferencias si partimos del punto en que hablo. Sólo desde ese punto de partida, que poseemos todos y cada uno de los seres humanos es que puede empezarse con otro concepto, el ningún concepto lo llamo yo. Entonces sí podríamos hablar de que sí es posible algo evolutivo y esperanzador: el planeta. Y con él, nosotros.

Yo llego aquí no a pertenecer, o a que me pertenezca nada. Llego aquí a vivir, lo que a nadie se le enseña, porque nadie sabe qué es ese aprendizaje, y menos aún lo sabe para enseñarlo. Y sí creo que la Meditación, pudiese ser un tremendo portal para descubrirnos en, desde otra esfera, porque todo está a la mano, sin engancharse de que eso lo dilucido yo porque estoy partiendo desde un sistema que busca justicia para todo el mundo. No. Estoy partiendo de elementos que nadie, nadie observa, la vida diaria en mí, desde mí, en lo que me está ocurriendo, sin pensamientos, del aire, en lo que siento, en mi tranquilidad, en mi paz. Cada ser humano es paz, o a eso debe llegar, a ser paz… y no lo somos. Cuando se esta en esas, el "no" no entra, sólo lo que somos, que estamos vivos. Esa vida es paz, es amor, es gratitud, es amistad, y hasta el entrecejo se descansa. Entonces es cuando percibimos el nudo en la garganta, porque nos acostumbraron y acostumbramos a andar con él, a andar sin paz. De ahí en adelante es que podemos hablar de amor, porque de otra manera es ansia, ganas de, rabia a, molestia con, dolor por, todo un sin fin de categorías que nos gobiernan sin saberlo, y es entonces que miramos al mundo fuera de nuestro cuerpo, que el fulano "sistema justo" parte de adentro, el abdomen se afloja y aflora la sonrisa. Esto debe aprenderse. Debe enseñarse. Debe vivirse. Mundo justo es un vivir de amor que parte del ser, no un concepto por descubrir.


 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1553 veces.



Arnulfo Poyer Márquez


Visite el perfil de Arnulfo Poyer Márquez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Arnulfo Poyer Márquez

Arnulfo Poyer Márquez

Más artículos de este autor