La vida vital,
esa que el presidente Chávez de manera acertada ha llamado el vivir
viviendo y que filosóficamente se soporta en el buen vivir pregonado
por Enrique Dussel y Amartya Sen y en sus raíces más profundas, en
el pensamiento aristotélico, pasa necesariamente por el profundo compromiso
de cada sujeto ante la vida. Al referirnos en estos términos abordamos
densas visiones del mundo, que van mucho más allá de parcelas partidistas,
de diatribas particulares y de debates insustanciales. Sólo entonces
estaremos en lo que hemos llamado la Política con P mayúscula, esa
que permea toda la sociedad y más en concreto, esa con la que cada
uno y entre todos construimos la vida, a partir de nuestros valores
y conductas cotidianas.
Uno se sorprende
cuando observa cuántas personas aún hoy creen que la política es
eso que se hace sólo desde la sede de un partido, sentado en una curul
o desde un despacho ministerial. La Política es algo más sublime y
profundo que las prácticas que se pueden ejecutar desde esos espacios;
la Política es la vida y sus matices, brindar los buenos días con
una sonrisa, colocar la basura en su lugar, acompañar a los hijos a
hacer las tareas de la escuela, compartir las penas de un compañero
o compañera y aliviar su pesar, la sinceridad al actuar, educar con
el ejemplo. Es en ello que se pueden ir construyendo nuevas formas de
concebir el poder y más allá, nuevas formas de ejercerlo, que gradualmente,
como la terca gota que insiste sobre la roca más sólida, irán transformando
los modos de ser, aún aquellos más anquilosados. En consecuencia,
esa Política debe orientar y orientarse hacia las dimensiones más
íntimas de la vida, dotar de sentido lo que hacemos y calar en lo que
somos.
Justicia, educación,
cultura, amor, paz… desde estas y más dimensiones donde se ejerce
la voluntad de cambio desde las cosas más sencillas, como bien
nos enseñó ese gran Político Aquiles Nazoa. Y es que construir entre
todos una vida vital es una obligación más que una opción. De ello
depende que leguemos un mundo mejor a los que aún no llegan. Consolidar
esa Política es una decisión de vida.