Fox entregado a EE.UU

1.. El gobierno de Vicente Fox ha sido, en la historia política mexicana, el más entregado a los intereses del gobierno y los capitales norteamericanos. Los sexenios que van de 1934 a 1982, gobernados por Lázaro Cárdenas hasta López Portillo conservaron cierta resistencia, mucha asociación y relativa independencia respecto a los EEUU; pero a partir del gobierno de De la Madrid la asociación se transformó en vergonzosa dependencia y con Fox en total sumisión. Los últimos cuatro gobiernos (De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox) que se iniciaron en 1982, en el mismo momento en Reagan y la Thatcher impusieron el neoliberalismo en el mundo, han reconfirmado a México como el traspatio de Norteamérica.


2.. Fox, con gran ignorancia sobre la historia mexicana y haciendo gala de su profundo cinismo, ha repetido varias veces que frente a los EEUU -a quien le debemos mucho dinero y dónde tenemos varios millones de trabajadores "ilegales"- sólo nos toca "tragar camote", es decir, hacer lo que nos ordenan. A los pocos días de tomar posesión de la Presidencia, Fox adoptó una conducta vergonzosa frente al gobierno del presidente Bush: una posición de servilismo, un caminar como reptil, frente a las políticas agresivas y guerreristas yanquis. Pensó Fox que la consolidación de su gobierno dependía del apoyo de Bush y que la solución de los problemas del país estaba en manos de los inversionistas y de los préstamos de aquel país.


3.. Pero, a pesar de que todo el gobierno de Fox se ha conducido durante cuatro años y medio bajo las indicaciones marcadas por los intereses norteamericanos y los poderosos empresarios mexicanos, México -según datos estadísticos- está sufriendo el más grande desempleo de su historia, los salarios más miserables y el desprecio más grande hacia la clase política. Apenas se ha recuperado el empleo que había en 1994, el salario sólo puede comprar el 25 por ciento de la canasta básica y la participación electoral en los últimos comicios de 2003 sólo registró el 46 por ciento de los electores con derecho a voto. Su principal objetivo con Bush: lograr beneficios para los trabajadores migrantes, ha sido un rotundo fracaso.


4.. Nuestra relación con los EEUU fue diferente en otras épocas, a pesar de la política históricamente agresiva de los gobiernos del país del norte hacia nuestra nación. Hasta el mismo dictador Porfirio Díaz impulsó la inversión de capitales europeos como un contrapeso para evitar que México sea devorado por los ambiciosos inversionistas yanquis. ¿Qué hubiera pasado en 1938 si Lázaro Cárdenas, ante los imperialistas ingleses y yanquis que saqueaban nuestro petróleo y exprimían a nuestros obreros, no hubiera respondido con la expropiación de nuestros recursos? O, acaso, ante las presiones, ¿debió el gobierno nacionalista de Cárdenas entregar nuestro patrimonio a los inversionistas extranjeros por unos cuantos dólares?


5.. Aunque todos los gobiernos mexicanos, hasta hoy, han estado al servicio del capital, casi nadie duda que el sexenio de Cárdenas (1934-40), ha sido en la historia de México el menos lesivo para los trabajadores. Los siguiente gobernantes, aunque más comprometidos con el capital, en su relación con el gobierno norteamericano no dejaron de manifestar y mantener una gran asociación, pero también competencia; una gran dependencia, pero también relativa independencia que servía para beneficiarse en el mercado. A pesar de que en el sexenio de Alemán (1946-52) los capitales norteamericanos crecieron mucho en el campo y en la industria, la política de relaciones exteriores siguió la línea trazada en años anteriores.


6.. En los gobiernos de López Mateos (1958-64) y Echeverría Álvarez (1970-76) se registraron algunas manifestaciones de confrontación con los EEUU. El primero llegó a declarar que su gobierno era "de izquierda... dentro de la Constitución" y se negó a terminar relaciones con Cuba a pesar de que Kennedy obligó a todos los gobiernos de América a romper con la isla. Echeverría, por su parte, se declaró antimperialista y líder del tercer mundo, apoyó abiertamente al gobierno de Allende y rompió con el golpista Pinochet; no tuvo relaciones con la España de Franco y mejoró su amistad con Cuba. El mismo López Portillo, con el disgusto yanqui, manifestó su apoyo a los revolucionarios de El Salvador y de Nicaragua.


7.. El llamado nacionalismo mexicano, aunque funcionó mucho como cortina de humo para esconder grandes inversiones extranjeras y negocios de asociaciones empresariales, fue también la bandera del gobierno mexicano y de las izquierdas para defenderse y frenar la intervención imperialista de los EEUU. El nacionalismo también ayudó a los pueblos y a muchos gobiernos de América Latina a defender sus recursos naturales y su patrimonio histórico. Hoy, aunque lo nacional o el nacionalismo parece retrasado y rebasado, fuera de tiempo o extemporáneo frente a la globalización imperialista, la recuperación de cierto nacionalismo permitiría a los gobiernos mantener una posición digna frente a la explotación y el saqueo.


8.. El gobierno de Fox representa el grado más alto del neoliberalismo mexicano que se inició en 1982; es la continuidad de los programas económicos y políticos priístas privatizadores que se iniciaron con Miguel de la Madrid. ¿No se recuerda acaso que en 1982 el gobierno suscribió acuerdos con el FMI que hicieron al país más dependiente en todos los campos de la administración pública? Fox es una hechura de esa realidad y no puede ser de otra manera. Por eso el pueblo mexicano debe defenderse ante las llamadas reformas estructurales que no son otra cosa que entregar al imperio yanqui y demás grupos internacionales las pocas riquezas que nos quedan a los mexicanos. Por eso debe pedírsele a Fox su renuncia.


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Pedro Echeverría


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