Estas son verdades
duras, pero son verdades. Ni la conciencia de muchos “dirigentes socialistas”,
ni la conciencia del pueblo, ni los grupos familiares se quieren dar
idea clara del carácter, valor e importancia de la instrucción y educación
de la niñez. Todo lo que se oye y lee sobre su importancia, sobre lo
trascendentales primeros pasos son tópicos oratorios, lugares comunes
que corren de boca en boca, de medio de comunicación, en medio de comunicación
sin acento de honda sinceridad y de comprensión perfecta.
Si no estuvieran acaparados
los medios de la producción y distribucción por la burguesía, y para
mantener esa expoliación no se malgastaran y derrocharan miles de millones
al año, y la riqueza se repartiera conforme a las diferencias naturales,
habría diferencias, es cierto, pero, créanos la burguesía, serían
muy pequeñas, en realidad no habría ricos y pobres, y, sobre todo,
se establecería por sí mismo un mecanismo que tendiera a ir borrando
esas diferencias, así como el capitalismo tiende a marcarlas más y
más.
La repartición
actual de la riqueza, que arranca de una serie no interrumpida de robos,
saqueos y expoliaciones por parte de la burguesía esclavista, tiende
además a ir ahondando las diferencias mediante la desigual educación
que reciben pobres y ricos.
Tiene mucha gracia
que hablen de que los seres humanos no somos iguales tal escuálido,
imbécil de toda imbecilidad, que tiene una profesión como puede tener
un automóvil de lujo, que ha viajado como las maletas, y que si no
hubiera heredado una fortuna y no explotara al pueblo no conseguiría
tal vez aprender ni lo más rudimentario de un oficio.
Eso de que habrá
siempre ricos y pobres como afirman los obispos de la iglesia católica
y la burguesía es la mayor de las tonterías, porque con la misma lógica
discurrían sus antepasados los conquistadores y frailes, diciendo que
siempre habría esclavos y amos.
Y en el fondo de esta
tontería va envuelta una creencia errónea en las diferencias naturales.
Lo repetimos: con una educación racional y verdaderamente social y
provechosa recibida por todos, las diferencias naturales tenderían
a ir haciéndose menores y serian de poca importancia.
Diferencias en cantidad,
entiéndase bien, que en calidad es otra cosa. Siempre sería diferente
la actitud para hacer relojes que la necesaria para manejar una finca
agrícola o para tejer telas; pero la burguesía ha establecido que
sean de más valor precisamente los trabajos de menos utilidad, y mientras
por hacer pan se cobra un salario de miseria, se ve en los escaparates
cualquier mamarrachada con una tarjetica en que se fija su precio en
miles de bolívares. Y luego vienen a hablar del arte, de la inspiración
y de otras mentiras.
En cuanto a lo de
la caridad en los ricos y resignación en los pobres, dejémoslo por
hoy, que hay sobre ello mucho que decir. (Ahí está el gran tribuno,
que en tratando de socialismo hace gala de la más absoluta, la más
crasa, la más disparatada ignorancia) Baste indicar, sin embargo, que
es una simpleza, tan simple, que ya apenas se le oye en Venezuela o
en las países hermanos latinoamericanos, que fuera de aquí se burla
de ella hasta el elemento más ortodoxo, que es en fin una estupidez,
de que sólo echan mano los obispos de la iglesia católica y nuestra
burguesía, modelo de ignorancia supina en todo, y más en esto de no
enterarse del socialismo.
Y el noble burgués
dormirá tranquilazo en su cama después de haber dado gracias a Dios
por las inmerecidas mercedes que le dispensa y dedicará alguna partecilla
de sus ganancias a hacer limosnas con que se fomente y mantenga la resignación
en los pobres y la caridad en los ricos, y ganen así unos y otros el
reino de los cielos. Pero no nos precipitemos. Gracias a la acaparación
de lo que puede servir a otros, aunque al acaparador, sin este otro,
de nada le sirva, gracias a eso puede dárselo de limosna, ejerciendo
así la noble virtud de la caridad.
El pueblo llega a ver
la verdad de unos principios, aunque no sepa desarrollarlos del todo,
en virtud de un fuerte sentimiento de sinceridad y justicia, movidos
no pocas veces por dolorosos sufrimientos, y otros, los que viven en
mayor holgura, sólo pueden lograr comprenderlo sacudiendo los lazos
de su molicie y por trabajoso estudio. En el conocimiento de algo hay
grados, y que a unos les basta con uno, y a otros no.
Ustedes señores burgueses,
no están en la disposición de una persona del pueblo para penetrarse
de la verdad del socialismo.
Y ¡basta de finezas!, porque lo cierto es que no hay cosa más infame, más salvaje y más hediondamente brutal que eso que llaman derecho del primer ocupante, y la ciencia enmarañada, sofistica y estúpida que para justificarlo han inventado.
manueltaibo1936@gmail.com
¡Gringos Go Home!
¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre y Patria Socialista.
¡Venceremos!