A principios de los años 70, el hoy Director del Diario VEA, Don Guillermo Garcia Ponce, dirigente aún del PCV y ante los hechos que ocurrían en el seno del movimiento armado y el empuje de ciertos sectores de izquierda que se oponían a la Paz Democrática como política vertical del partido, a mi manera de ver sentenció lo que fue después el regreso a la lucha electoral democrática la siguiente frase: “La revolución no está a la vuelta de la esquina”, como respuesta a quienes se oponían a la deposición de las armas como método de lucha para combatir al imperialismo y a los gobiernos lacayos.
El reconocimiento de la derrota a través de la lucha armada generó una desbandada de muchos militantes que hasta la fecha no conocían ni se imaginaban la lucha de otra manera, si se quiere fue un trauma, pero al fin y al cabo una decisión en mi concepto sabia y ejemplar, que le dio solvencia a un movimiento militante bastante importante como lo fue el MAS en sus inicios.
Muchas lecturas se pudieron extraer del desarrollo de ese proceso en particular, una de ellas la debilidad dirigencial con poca ascendencia por vía del ejemplo que consolidara a un partido con cierta influencia en el devenir político electoral. Hasta aquí esa historia con muchos recuerdos, sabores y sinsabores, creo que como experiencia debe ser considerada, sobretodo en las cosas que los movimientos sociales y de izquierda no deben hacer, no deben repetir.
Hablemos ahora y establezcamos un parangón sobre lo que está ocurriendo en la Venezuela actual y el enfoque del hacia donde vamos en el proceso de cambios y transformaciones con la Revolución Bolivariana sin apellidos ni extremos. La historia y sus cuentos nos deben enseñar que la escriben los vencedores, pero en el caso mencionado los derrotados tuvieron que echarla porque no había remedio. Acaso una sola verdad, estamos seguros que no. Veamos si puede ser verdad lo que nos digan hoy ciertos personajes que actuaron en ese ayer por ejemplo: Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff, Américo Martín, creo que con estos es suficiente porque seguro estamos que como derrotados de ayer no se sienten hoy de esa manera porque apuestan al Imperio, a la contrarrevolución, entonces allí no hay verdades, lo que puede haber es estigmatización de sus verdades por cuanto la derrota les creó una matriz de la revolución imposible, por tanto utópica, irreal y como es así están bien puestos donde están, no hacen falta.
Volviendo a lo del parangón y estableciendo las distancias y diferencias entre ese ayer y el hoy revolucionario, podemos decir que hoy si estamos en presencia de la apertura revolucionaria desde el poder mismo, quizás no el poder real como nos enseña el marxismo leninismo. No obstante, en el país está sucediendo un proceso jamás visto en país alguno, inédito no sabemos, diríamos nacional y creativo, soberano y ejemplar, en democracia y en plena libertad.
Si me preguntaran que es lo mas significativo alcanzado hasta ahora, respondería con cinco respuestas; en primer lugar el afianzamiento de la nacionalidad y la soberanía, el respeto de la comunidad internacional, primer gran esfuerzo en la redistribución del ingreso, un proceso paulatino de inclusión social y una economía nueva al servicio del ser humano sin atacar el capital bien habido. Ahora bien estos cinco efectos del proceso los podemos contextualizar como revolucionarios, indudablemente que si. La soberanía se ejerce y ejemplos hay muchos, el respeto internacional obviamente y a pesar de toda la campaña mediática y de lobby en contra del país, los programas sociales incluyendo todas las misiones es claro que se están desarrollando bajo la égida de la óptica revolucionaria contribuyendo a que por primera vez en la historia republicana hay una verdadera redistribución del ingreso sin lugar a dudas, desde el punto de vista social y económico se le entregan las herramientas necesarias y suficientes a millones de venezolanos objetos y sujetos de la inclusión social y en cuanto a lo económico la democratización habida en el acceso al crédito, la creación y aceptación de cooperativas otorga poder al pueblo y una visión revolucionaria en la conformación de lo que hemos llamado la Nueva Economía.
La revolución venezolana de hoy no está a la vuelta de la esquina, está aquí para quedarse y para siempre, eso sí, debemos cuidarla, consolidarla y vigilarla de los que están afuera, ya los conocemos y los de adentro, son pocos y es nuestra misión combatirlos con audacia y racionalidad, la presión social bien encaminada, sin sobresaltos debe erigirse en la conducta deseada para que este bello país se enrrumbe hacia una patria donde prevalezca la mayor suma de felicidad posible.