Este febrero,
mes de amor, rebeldía y lucha, escribo estas líneas desde y para el
amor, uno puro, grande, sublime, el de abuelo y abuela, el de padre
y madre, el de Patria.
Cuando esta
semana el Presidente Chávez anunció que será sometido a una nueva
intervención quirúrgica hubo expresiones de amor tan profundas que
es difícil recogerlas en palabras. Esa tarde de carnaval y en medio
de una jornada de trabajo, hizo un primer anuncio donde pidió disculpas
al país por requerir cuidar su salud y por generar preocupaciones al
Pueblo. ¡Pedir disculpas por enfermarse y por las atenciones que se
ha ganado a fuerza de entrega incondicional! Si eso no es amor del bueno,
no sé qué lo será.
Horas más
tarde, consciente que todas y todos teníamos la necesidad de saber
de él, se reportó nuevamente a través de una llamada telefónica
donde interactuó con periodistas y diputados que encarnaron muy bien
lo que tantos millones de personas sentíamos y queríamos, le extendieron
sus mejores deseos. ¿La reacción de Hugo, el hombre? Una muy humana:
con la voz entrecortada y me atrevo a decir llorosa de la emoción,
nos prometió vencer y vivir, único deseo posible en el que puede acompañarlo
cualquier persona de buen corazón. Esa misma noche, un nuevo reporte
lleno de fortaleza y esperanza. ¡Un grande!
Si, el suyo
es amor del bueno, del que se fortalece en la adversidad. Un amor desinteresado,
de entrega total a este ser colectivo que es Venezuela y más allá,
a la humanidad que lucha por legar a quienes estamos y a los que aún
no han nacido un mundo mejor que el que nos ha tocado vivir.
Pero lo sabemos: algunos parecen incapaces de dar o recibir amor. Voceros que “hacen política” opositora desde una apología a la muerte –pocos por fortuna, pero muy ruidosos dado su soporte mediático- demuestran la otra cara de la moneda, una cara desfigurada por el odio y la crueldad, esa que desde un enfoque humanista como el que construimos en Venezuela más nunca puede volver.
Sepa presidente
que el nuestro es también amor del bueno. Y no puede ser de otra manera
pues amor con amor se paga.
¡Adelante Comandante! ¡Claro que venceremos!
oliver.reina@gmail.com