La OEA es cosa de risa

“Como no me voy a reír de la OEA
si es una cosa tan fea;
tan fea que causa risa...
Ja, Ja, Ja, Jaaaa...”


(Fragmento de la Canción “La OEA es cosa de risa” de Carlos Puebla)


La diplomacia a nivel mundial y sobre todo entre los países latinoamericanos, mantiene un carácter difuso, ambiguo, etéreo y subordinado al chantaje del imperio norteamericano. Ayer, una vez más y rememorando la famosa cumbre en Punta del Este, Uruguay, donde se expulsó a Cuba de la Organización de Estados Americanos, se expone la retórica hipócrita de los intereses del norte en contra de la libre determinación de los pueblos, peor aún, en la voz de representantes de países hermanos.

El representante de Argentina, quizás el más visceral de todos, asume que no bastan las mayorías para llevar paz a un país y tomó como ejemplo al ex presidente De La Rúa, quien “renunció en beneficio de los intereses de la nación argentina”. Obvia mi querido representante argentino, la profunda crisis que originó Mennem cuando entregó a su país a la vorágine neoliberal y que, en consecuencia, hizo del gobierno de De La Rúa una bomba que le llevó a renunciar y a obtener un record de presidentes renunciantes hasta el hoy presidente Duhalde. Por otro lado y claramente manipulado por quienes defienden la insurrección golpista empresarial en Venezuela, expuso la propaganda de odio e incitación a las mayorías a la lucha de clases y la responsabilidad implícita del gobierno en estos actos. Hoy, el gobierno argentino acaba de anunciar al Fondo Monetario Internacional, no disponer del pago de los compromisos de la deuda externa y, probablemente, este pronunciamiento en la OEA, forme parte de su pago tácito a quienes han puesto de rodillas a los gobiernos latinoamericanos. En conclusión, según el representante argentino, el gobierno venezolano está obligado a dar una respuesta electoral inmediata para bajar la presión política. Algo así como ceder ante los grupos de poder y la entrega de espacios (incluyendo PDVSA) a la oposición golpista.

La mayoría de los representantes de la OEA, ha basado sus exposiciones en dos aspectos: La polarización política en Venezuela, cuestión discutible si tomamos en cuenta la mayoría aplastante del llamado oficialismo y la salida electoral que podría vulnerar nuestra constitución. Sin embargo, no han expuesto para nada, incluso lo han silenciado, el ataque de los medios de comunicación al estado venezolano y la creación de un país virtual, ajeno totalmente a la realidad venezolana. Nuestro representante, el embajador Valero, hizo una exposición brillante de este problema y suponemos, lo respaldó con videos de las programaciones de los canales privados venezolanos, medios impresos que muestran la inducción a la anarquía y grabaciones de los programas radiales de las estaciones más importantes del país. Pero esto no forma parte del análisis macro de la situación. Para la OEA no existe una movilización popular mayoritaria a diario en respaldo a Hugo Chávez. Y no existe por que al Departamento de Estado, principal propulsor de la guerra mediática en Venezuela, no le da crédito a esta movilización popular y la excluye de cualquier “negociación”. Para la OEA no existe un supra estado petrolero dentro del estado venezolano que pone en riesgo a su economía, paralizando y boicoteando esta industria vital. Y no existe por que el Departamento de Estado, no está dispuesto a perder a sus “empleados” herederos de una supuesta nacionalización en el año 76 y la pretensión de apoderarse a corto y mediano plazo de las principales reservas de petróleo en el área.

La OEA repite su condición de testaferro a las órdenes del imperio. Asumen la representación de un pueblo hastiado de traidores que asumen la democracia y el carácter expansionista de los Estados Unidos, vendiendo sus economías en detrimento de las mayorías. Solo son mercaderes de un Wall Street Latino que busca silenciar un movimiento que exige justicia social y el cese de la explotación en toda Latinoamérica. El problema en el hemisferio no es la crisis venezolana. El problema real en el hemisferio es el ejemplo venezolano encarnado en Hugo Chávez y que, peligrosamente, se extiende afectando los intereses norteamericanos y, en consecuencia, a quienes se autodenominan representantes de los pueblos latinoamericanos. Más aún, el problema es el Rey Petróleo como arma efectiva en el control de la economía mundial.

Ahora, existe un problema que debería rondar en la mente de aquellos que desean seguir con los viejos esquemas siendo cómplices de la voracidad norteamericana; hoy reflejado en la OEA como organismo mediador. Hay una clara muestra de los pueblos latinoamericanos a no ceder sus espacios ante la agresión imperial. Esto nos conduce a un epílogo con claras pretensiones genocidas. El pueblo latinoamericano tiene fe en su proyecto de emancipación y pasa por encima de esas negociaciones y pronunciamientos chucutos de quienes le representan en la OEA. La semilla de la libertad está germinando fuerte y poderosa. Los pueblos latinoamericanos asumen que existen vías legales para alcanzar la victoria, pero no descartan la rebelión popular ante decisiones antihistóricas de aquellos que desconozcan sus derechos. El problema venezolano pasó a ser latinoamericano y podrían repetirse varios Chiles con la respuesta inmediata de esos pueblos para frenar el abuso del Tío Sam.


Mario Silva García
msilvaga@yahoo.com


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Mario Silva García

Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org. Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".

 mariosilvagarcia1959@gmail.com      @LaHojillaenTV

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