Transitando el camino trazado por la Venezuela Bolivariana, otros pueblos de nuestra América en medio de variedad de orientaciones y definiciones ideológicas y políticas, han venido impulsando profundas reformas de amplio contenido revolucionario. Lo que ha generado las condiciones para el establecimiento de novedosas formas de integración en la defensa y apoyo mutuo de nuestras soberanías. Ello hubiera sido impensable hace apenas quince o veinte años.
Ese carácter de profundo respeto a los derechos democráticos, tuvo su clímax en las recién celebradas elecciones primarias de la Mesa de la Unidad Democrática. En un evento sin parangón en nuestra historia republicana y prácticamente único en el mundo. Fluidamente y en la más absoluta tranquilidad y armonía, la oposición venezolana dispuso de todo el aparataje con que cuenta el estado para la ejecución y protección de los procesos electorales. Y lo hizo además dentro de la más absoluta independencia en cuanto a su proceder o funcionamiento. He allí una importante victoria obtenida por la V República liderizada por el movimiento bolivariano.
En relación a los resultados de esos comicios, sin entrar en las especulaciones sobre su honradez absoluta y partiendo de que en efecto tres millones de esos cinco y tantos que ya tradicionalmente apoyan a la oposición en Venezuela, se pronunciaron en esa oportunidad. De ese hecho surgen análisis interesantes.
El analista político Leopoldo Puchi en su página “Enfoque”, publicada el pasado jueves 23 de febrero en “La Noticia”, dice que el mensaje de los votantes en esas elecciones ha sido claro en cuanto a que ese sector activo de la oposición es partidario de un cambio de gobierno, de una alternancia, pero no de una ruptura. Y que por eso ganó Capriles Radosnki, afirmando que “La mayoría de los que votaron quieren continuar con el modelo actual, con un estado centrado en los sectores populares, pero superando las deficiencias de gestión. Creen que Capriles está en esa onda”
Para sostener a renglón seguido que si los votantes hubieran preferido una ruptura radical con el actual modelo hubieran podido votar por María Corina o Diego Arria, quienes a pesar del carisma que según Puchi también tienen y los suficientes recursos de que hicieron ostentación, sacaron una parte baste ínfima de la votación, sosteniendo finalmente que “Hay un mensaje que la dirigencia opositora debe escuchar, antes y después de octubre. La gente quiere cambio pero también continuidad”. Es decir la V República.
El otro gran triunfador de esta contienda es Primero Justicia. Se derrumba el mito de la maquinaria organizativa de Acción Democrática y Copei (en la cola como siempre). Mito con el que dicho sea de paso, venían sus capitostes haciendo desastres en esa unidad oposicionista, imponiendo sus erráticas y desastrosas órdenes a todo el conglomerado opositor. Con el derrumbe definitivo de Acción Democrática y COPEI, se da la muerte definitiva de la cuarta República en Venezuela.
Hay que reconocer que Primero Justicia es la organización opositora que hemos visto realmente pateando calle en los últimos años en Venezuela. Finalmente la contienda le ha granjeado la trabajada victoria y hoy representan el más importante polo para ser cabeza política de la oposición en Venezuela.
“PJ: antifaz o convicción” Titula el análisis central de su “Enfoque” del jueves pasado Leopoldo Puchi interrogándose sobre si Primero Justicia lo que tiene de verdad con respecto a esta innegable nueva realidad de Venezuela, es tan solo un antifaz con fines netamente electoreros. O si se trata de una organización política con la convicción de que se ha ganado y que las circunstancias finalmente la han colocado, a jugar un papel estelar en este nuevo tiempo, que vive la Patria Bolivariana.
El gran parámetro para esa medida estaría en la aceptación de la Constitución de la República que nos dimos los venezolanos en 1999. He allí el gran plan maestro de esta nueva Venezuela. Una herramienta constitucional que luego de ser adversada por muchos, hoy en día goza de inmenso respaldo en todos los sectores en Venezuela. Al respecto señala el citado analista que “El punto crucial de esta cohabitación es la aceptación o negación del modelo adoptado en el acto constituyente de 1999 que puede definirse como democrático, de signo nacionalista y favorable a los sectores populares, en particular en lo que se refiere a la redistribución de la riqueza….”
No deja de ser interesante el análisis de este comunicador a quien conocimos por las calles de Caracas como destacado dirigente de la Juventud Comunista de Venezuela, tan destacado que fue Presidente del Centro de Estudiantes del Liceo Andrés Bello en los años de la candela. Y que hoy es una de esas voces de la oposición que pueden ser oídas, que deben ser leídas.
La Revolución Bolivariana y su obra suprema: la V República, deberá continuar, corrigiendo los errores y conquistando avances para la dignificación de nuestro pueblo. Garantizando día a día, con hechos y con la regeneración de la especie la irreversibilidad de este proceso revolucionario. Y entiendo que así como fueron nuestras banderas, la paz, la coexistencia, la libertad absoluta y el pluralismo, así lo será por siempre y cada vez más. Lo cual hace nuestra pelea más difícil, pero todavía más hermosa.
El proceso bolivariano tendrá que tener adversarios para que esas premisas se cumplan siempre. Démosles la bienvenida entonces a los nuevos adversarios y con ellos y contra ellos construyamos poco a poco el socialismo del siglo XXI. Ojalá que sea convicción y no antifaz esa nueva y sorprendente “centro izquierda” que se nos presenta, porque de todas las formas el pueblo saldrá triunfador finalmente.
Saludamos el nacimiento definitivo de la V República, la República Bolivariana de Venezuela.
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