Cuidemos a Capriles

Creo que alguien lo llamó “el efecto Madrid”. Me refiero a las consecuencias de aquel atentado terrorista que, a pocos días de las elecciones españolas del 2004, liquidó ciento noventa vidas inocentes, y también las aspiraciones del PP español de continuar con su miserable gobierno de banqueros, para que se instalara otro igual, pero peor.

El efecto de tan criminal evento fue evidenciar que es posible transformar tendencias electorales muy consolidadas, con hechos de gran impacto que resquebrajen las posturas previamente asumidas por los electores. Fue tan así que en muy pocos días, no más que una semana, el punteo de las encuestas del PP viró dramáticamente hacia el PSOE.

En nuestro caso, con una derecha desesperada –vean la histeria de Antonio Cova en Globovisión– por un candidato que, lejos de subir, va descendiendo en las estimaciones electorales; cualquier cosa puede suceder. La total incapacidad del deslucido hombre para transmitir algún mensaje que entusiasme, no digo a los desesperanzados por la burocratización de este proceso, ni siquiera a sus correligionarios, está creando las condiciones para que la derecha violenta intente acontecimientos que puedan, como en España, modificar dramáticamente la tendencia.

¿Qué pudieran hacer que, además de factible, fuera espectacular? Hay uno, para mi, evidente, que el imperio ya debe haber avizorado, y traería de nuevo a los adecos como protagonistas: la eliminación del lechuguino candidato –y no me refiero a lo que le hicieron a Irene y Alfaro en 1998–, hablo de su eliminación física y la sustitución, en medio de un bombardeo mediático nacional e internacional, por el erotómano maracucho.

Este presagioso escenario debería llevar, por quien quita, al gobierno a proponerle, en secreto, un plan de seguridad al cándido mozo que permita poner una barrera de contención a semejante operación. Tal cosa pudiera evitarle el martirologio precocido. Y, sobre todo, pudiera evitarle al país graves acontecimientos, anhelados por la nefanda corporación imperial, que anda a la búsqueda de excusas para lanzar sus dentelladas humanitarias.

jmrr44@hotmail.com


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José Manuel Rodríguez


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