Insustancialidad burguesa

En esta nuestra Venezuela hallan eco, por apagado que sea, no pocas novedades del extranjero, novedades políticas y racistas, musicales, de moda, de sport, de mobiliario… sobre todo las de futilidades. Hay gentes que han viajado, que han visto tierras y que de cada viaje traen alguna cosa nueva con que dar el golpe. Hay admiradores de Miami y de su progreso comercial, de Europa y de su “amenidad de vida”. Todos ellos, cuando no son egoístas, se preocupan de meternos algo de todo eso.

Pero no ven el fondo de la cuestión.

De todo se preocupan menos que de lo hondo en esos países, de las necesidades de sus habitantes, de las carencias, de la cuestión obrera. Sabrán la última moda en pasarela, en música, en muebles, el último modelo de automóvil, lo último de artefactos electrónicos, pero ignoran por lo regular los resultados de las últimas informaciones sobre el desempleo y las condiciones laborales de sus trabajadores. Desdeñan los problemas económicos que estos pueblos padecen.

En esos países donde la burguesía impera a sus anchas, las informaciones sobre las condiciones laborales de sus trabajadores brillan por su ausencia, en sus arcaicas oficinas de trabajo duermen cuatro arcaicos tratados de tal ciencia.

Así es que todos esos insustanciales no han caído aún en la cuenta de un principio archicorriente por los países de donde nos traen sus novedades, y es que el principal propulsor de todo progreso artístico, industrial y hasta científico es el mejoramiento de sus trabajadores, por virtud de sus esfuerzos propios. Ignoran que las clases obreras de esas naciones han impulsado no pocos progresos, han hecho posibles no pocas aplicaciones industriales, y lo han hecho no más que haciendo la ley a los salarios, mediante su resistencia.

La insustancialidad de nuestros burgueses prácticos (así se creen) es enorme. Entre ellos el discurrir o hablar acerca de la cuestión social de los trabajadores es de tan mal tono como discurrir o hablar acerca de socialismo. Y los tales fatuos suelen sacar como ejemplo y a colación el nombre de los Estados Unidos, como el país donde más se escribe y más se discute acerca de la “seguridad regional, laboral y social para los pueblos latinoamericanos”.

El buen tono de la burguesía no pasa de la más tremenda vaciedad.

Sí se les dice que el movimiento del pueblo norteamericano y europeo, es extenso y vivo cada día, que están formándose grupos de resistencia de los que apenas tienen noticias. Que la labor del socialismo aquí en Venezuela es la más segura garantía del futuro progreso del pueblo venezolano, sí se les dice que el desarrollo de ese pueblo que desdeñan puede llegar a ser el fautor de la introducción de progresos técnicos, aún contra de sus intereses económicos, sí se les dice esto, se reirán con lástima desde la altura de uno que se ha paseado por las grandes ciudades del imperio sión-capitalista.

Y, sin embargo, esto ha sucedido en otras partes, eso está sucediendo y eso lo demuestran no ideólogos, no socialistas, no agitadores, sino grandes empresarios ingleses, alemanes, franceses y americanos que siempre encuentran ocios para escribir y publicar las enseñanzas de su experiencia, eso nos enseñan los informes de las comisiones parlamentarias en Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos.

Siga, siga la insustancialidad, y preocúpense del último danzante que llama la atención en Nueva york o París, o del último modelo de automóvil, o de la moda más práctica.

¡Cuánta majadería, santo Dios, cuánta majadería!

Y es lo peor que esto va poniéndose insoportable bajo el influjo de esa burguesía de propietarios y de los restos de los antiguos majunches e hidalgüelos que van a tener que vislumbrar la más terrible de las expiaciones: la de tener que trabajar para comer.

Y propalan mentiras, falsean los hechos, desfiguran la historia y hasta se atreven a echar la culpa al socialismo de sus propios vicios y de sus propias imbecilidades.

¿Sabrá María Corina que es lo que ha propuesto con su capitalismo popular, o Ratonski con su Autobús del Progreso y revolución del emprendimiento? Lo dudamos mucho. De seguro que ni tiene idea del alcance de sus proposiciones, como no la tienen los topos que los están apoyando. ¡Qué verdad encierra esa simbólica sentencia de que “Dios ciega a los que quiere perder”!

Por supuesto, que es trabajo perdido el que se emplee en querer convencer a esas cabezas de granito oposicionistas, al servicio de espíritus de corcho, de que lo conveniente para todos es buscar para las formas de gobernarnos las que cuentan con el apoyo mayoritario del pueblo. En un país tan atacado de las mil y una formas del capitalismo popular, revolución del emprendimiento, y autobús del progreso, todo entendimiento racional con estos jumentos es estéril.

Es la misma estirpe subterránea de especuladores que de generación en generación cambian de nombre y de librea. Ayer se enriquecían con la trata de esclavos y la explotación, hoy gobiernan la bolsa. Ayer eran obscuros regatones, hoy son banqueros graves.

Ayer traficaban con el enemigo, hoy nos quieren arrancar para su propio beneficio la misma fe en la vida socialista.

Cuando a la clase burguesa se le borra el sentimiento de la justicia, sus riquezas sólo le son de perdición.



¡Pa’lante Comandante!

Lucharemos, Viviremos y Venceremos.

Libertad para los cinco héroes de la Humanidad.




manueltaibo1936@gmail.com


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Manuel Taibo


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