Ahora nos vienen con el cuento de que en la nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT) planteará sólo la reducción de 2 horas semanales, porque la economía venezolana no soportará reducir la jornada a 6 horas diarias.
Ahora parece que a los socialistas nos corresponde defender las conquistas del Capital y no la de los trabajadores, como se suponía debía ser.
Que el Estado es un gran empleador en Venezuela eso lo sabemos, también que a futuro el Estado continuará siéndolo también lo sabemos. Se trata de promulgar no un Estado Capitalista que favorezca los intereses del capital sino un Estado que favorezca los intereses de los trabajadores. Un estado obrerista, como en reiteradas ocasiones lo ha dicho Chávez.
Ya comenzaremos a oír mil argumentos de porque es “imposible” reducir la jornada laboral en nuestros días, ahora nos lo dirá la gente (que suponemos) nuestra. Antes la derecha nos dijo, y muchos lo creyeron sinceramente, que era imposible: ofrecer alimentos baratos al pueblo, que los pobres contaran con salud gratuita, que la educación pública favoreciera a las mayorías, que la mayoría tuvieran seguridad social, etc.
Ya veremos a muchos de los que se suponen están de lado de los trabajadores hablar de que en Venezuela somos “improductivos”, que no hay las condiciones para reducir la jornada porque más bien lo que debemos es trabajar y trabajar más.
Reducir la jornada laboral se supone que atenta contra los intereses de un Estado y especialmente si es un estado que es empleador de gran cantidad de personas. Lo que ocurre es que si el fin último es instaurar un sistema de igualdad y de verdadera justicia social se debe favorecer a las mayorías. La mayoría que no es otra que la masa de trabajadores y trabajadoras, trabajen para el Estado o para los privados.
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