Comencemos este artículo permitiéndonos unas interrogantes: ¿Es una nueva ley del trabajo o una reforma a la vieja ley? ¿Es una ley para construir el socialismo? ¿O es una ley para la “transición”? Planteamos dicha discusión porque de ella depende su contenido.

Entonces, comencemos a responder las interrogantes. Si fuera una nueva ley del trabajo para la construcción del socialismo debería tener nuevos elementos de fondo que permitan romper con el viejo esquema de la relación trabajo capital, entonces  ésta debe contener elementos que permitan romper y superar la explotación del trabajo, la división social del trabajo, como también las relaciones de opresión política y de poder.

Pongamos un ejemplo, para la última reforma a la ley hecha por la 4ª república, la burguesía internacional necesitaba salir de la crisis (caída de la tasa de ganancia) así, en el mundo implementaron leyes y políticas que permitirían la sobreexplotación del trabajo, por lo que en Venezuela para esa reforma introdujeron: la eliminación de la doble retroactividad de las prestaciones y la incorporación de la precariedad y flexibilidad del trabajo entre los artículos más importantes, al igual que las inversiones de nuevos capitales en diversas áreas de trabajo que permitirían las franquicias y las maquilas. Como vemos, esta reforma jugó un papel importante en un momento histórico determinado, era el auge neoliberal y por tanto se le tenía que dar un marco jurídico a las nuevas inversiones, creando así una nueva forma de comprar fuerza de trabajo, entendiendo que el capital internacional venia de una profunda crisis al caer la tasa de ganancia (plusvalor).

Allí la burguesía (FEDECÁMARAS) con el visto bueno de la burocracia sindical de la CTV en el nombre de trabajadores y de los representantes del estado (Pekof) sin temor algunos firmaron e implementaron dicha ley, ésta política fue tan eficaz (utilizamos dicha categoría tal como fue concebida, como forma de conseguir mayor producción en el menor tiempo) que los sindicatos de izquierda terminaron aceptando la privatización de la salud (HCM) y la educación (escuela, liceos y universidades privadas) ya que lo público no servía.

Cayeron en la trampa de  introducir elementos en los contratos de las empresas públicas que eran imposibles de honrar, lo cual fue llevando a situaciones bien delicadas financieramente, seguro de vehículos, tabuladores impagables, los famosos tiempo completo de los sindicatos (que no trabajan), en todas las empresas básicas hay más de 500 que cobran por turnos, se aumentan los salarios, se reclasifican, y si su fracción política dirige la empresa se nombran gerentes sin consultar con los trabajadores (mientras los consejos de trabajadores con el control obrero buscan eliminar la DST y la estructura jerárquica, estos siguen consolidando la vieja estructura burguesa), unido a las formas de contratación de los  servicios, por ejemplo, el seguro individual de un carro es menos costoso que el que paga la póliza colectiva de una empresa, un plato de comida en cualquier restaurant vale menos que el costo de una comida en las empresas básica y se consumen miles diariamente: aquí la ley de la oferta y la demanda nunca se cumple, la mano invisible del mercado es tan arrechamente buena que ha enriquecidos a burócratas sindicales, tecnócratas y burgueses parasitarios por igual (por su puesto la mejor tajada es para la burguesía parasitaria, o sea, empresarios privados).  Era la época de la gran subasta mundial, donde se rompen las fronteras de los estados para globalizar todo, imponiéndonos una nueva cultura de trabajo y consumo.

Esto permitiría entrar a una crisis cuya única solución lógica para la burguesía en ese momento era la de privatizar dichas empresas, recordémonos de SIDOR, CANTV, VIASA, etc.,  el sector aluminio también estuvo a la venta,  de allí  la triste frase de Teodoro al decir que era mejor regalarla que venderla.

Para esto fue hecha y aprobada dicha reforma y las diversas “trampas”, que permitieron que la política neoliberal se ejecutara dejando una amarga derrota en la subjetividad política sindical, pero no así en los sectores explotados de los barrios donde se parió la hermosa rebelión de febrero. La burocracia sindical no planteó la pelea sino que aceptó dicha política y hoy las  banderas que levantan son las viejas banderas del reformismo claudicante del estado benefactor.

Los elementos fundamentales de la reforma de Caldera son:

1. Eliminación de la retroactividad de las prestaciones sociales.
2. Permitir la precariedad y flexibilidad del trabajo.
3. Permitir los despidos sin  argumentos.
4. Mantener el tiempo de período de prueba.
5. Legitimar las inversiones foráneas y las franquicias.
6. Reafirmar el papel del patrón (burgués) como benefactor.
7. Reglamentar las huelgas y paros favoreciendo a la patronal.
8. Privilegiar la vieja estructura sindical, fundamentalmente a la CTV y sus sindicatos.
9. Reglamentar las emergencias económicas.

En un proceso revolucionario la clase busca por todos los medios romper con las relaciones que permiten la explotación del trabajo y la opresión burguesa, por lo tanto, echan a andar sus líneas programáticas y esto es posible profundizando la lucha de clase, construyendo y fortaleciendo  una nueva hegemonía capaz de echar las bases conscientes de nuevas relaciones sociales, que en definitiva son las bases reales de la nueva sociedad.

Por tanto la actual ley, si es para la transición, debería de tener elementos fundamentales que permitieran ir por el sendero de la construcción del socialismo, estos elementos que debería llevar son:

1. Eliminación de la explotación del trabajo
2. Eliminación (no regularización) de la tercerización y flexibilización del trabajo.
3. Humanización del trabajo.
4. Jubilación para todo trabajador, sin privilegios, entendiendo que deben salir en menos tiempo de trabajo los que laboran en áreas críticas, como petroquímica, siderúrgicas, sector aluminio etc.
5. Doble vacaciones anuales para los trabajadores de las áreas críticas, la legal que es su derecho a disfrutarla como quiera y una de salud que permitan su recuperación.
6. Planificación y control social de la producción por los trabajadores y sectores explotados, lo cual permite que el trabajo se objetívise para la sociedad en la satisfacción de necesidades.
7. Control social de los trabajadores y sectores explotados de la distribución de la producción.
8. Control social y obrero de la distribución de la llamada renta nacional (riqueza producto del trabajo) para una equitativa distribución de la misma en beneficio de los sectores en lucha por su emancipación.
9. Imponer políticas que permitan pechar la explotación del trabajo, dentro de una justa distribución de la misma, la nueva ley le permite al patrón apropiarse del 85% de la ganancia neta (plusvalor), esto debería de ser al revés el 85% o más para los trabajadores y los sectores explotados y la mínima para el patrón (en la “transición ya que en el socialismo no debería haber propiedad privada).
10. Caracterizar la empresas privadas ya que no es igual una empresa imperialista (transnacionales) que una cooperativa, o un monopolio como la polar con una cooperativa.
11. Eliminación de las viejas relaciones latifundistas en el campo.
12. Eliminación de la división social del trabajo.
13. Reivindicar el trabajo liberador con sentido real, como constructor de sociedades.
14. Defender el valor de uso como producto del trabajo, en la satisfacción de necesidades
15. La ley no habla de la tarea de solidaridad revolucionaria que la clase obrera tiene con la revolución mundial (Internacionalismo Proletario).

Ahora bien, proponemos:

1. La conformación de los consejos de trabajadores para dirigir la sociedad,  desde el proceso productivo, social político, jurídico y militar del país.
2. Control obrero para la producción, distribución de los productos elaborados y de la riqueza.
3. Construcción de empresas de propiedad social de  servicios, mantenimiento y alimentos, que permita eliminar las contratas.
4. Eliminación  de todo el sector tercerizado público y privado como también el concepto de conexidad, prohibiendo las contrataciones de ONG, fundaciones, etc.  para los trabajos sociales y administrativos.
5. Echar aguas abajo al sector aluminio, hierro - acero, alimentos, petroquímico, etc. que permita satisfacer necesidades de la población y dejar de exportar materia prima e importar alimentos, en la búsqueda de una verdadera soberanía e independencia.
6. Asumir la planificación desde la comunidad para poder tener un control de todo el proceso de producción y consumo que satisfaga las necesidades.
7. Nueva organización del país bajo los elementos territoriales, culturales y productivos, eliminando la jerarquía y la división social del trabajo.
8. Profundizar la autoformación y formación permanente de los trabajadores en los procesos productivos y sociales.
9. Construir los destacamentos de las milicias obreras populares y que  estén bajo la dirección de los consejos de trabajadores.

En la actual coyuntura debemos mantener la movilización permanente, el control territorial por parte de los trabajadores y sectores explotados, que permitan mantener un debate permanente tanto en la construcción del socialismo como en la defensa del proceso, sin subordinación burocrática del aparato de partido (en muchos estados el partido solo ha servido para conciliar las clases y negociar el poder).

Este control territorial debe servir para la agitación política y la concientización, que se convierta en espacio de los 10 millones de votos, 10 millones de conciencia en la construcción del socialismo.

Volveremos por todos los caminos

Por una nueva victoria con Chávez contra la burguesía

Hasta la victoria siempre