Manifiesto contra Shakira y a favor de la piratería


Es hiriente, es repugnante y humillante saber que Shakira se gasta mensualmente 12.000 dólares norteamericanos (12.000 x 2.300 = 27,6 millones de pesos) en el arreglo de su cabello. Para ella esta cantidad no es nada, centavos, comparados con los "37 Millones de dólares que ha recibido en lo que lleva de su carrera musical." (SEMANA # 1198).

Y su indolencia ahonda mi furia, y me la imagino allí, en su casa de las Bahamas, o en la peluquería en Miami, con su novio de apellido semifrancés, Antonio, el heredero de la fortuna de la Rua, o mejor, el heredero de muchos de los ahorros de los trabajadores argentinos que ahora quebrados buscan cartones entre la basura para poder tener algunas monedas para comprar algo con que comer.

Pero a Shakira esto no le importa, ella sabe que su novio nada tiene que ver con algo malo, y por esto le escribió una canción, "Día de Enero", con el objetivo de "mostrarle al mundo que a su prometido le duele lo que sucede en Argentina".

La canción está en su nuevo álbum, Fijación Oral. Titulo sugestivo que expresa los gustos más interesantes de la estrella, que comentando sobre el mismo "confesó que sus grandes fijaciones orales son los chocolates y las comidas deliciosas. Además que desde niña sentía una gran atracción por el canto y los micrófonos" (SEMANA.COM # 1202)

Y como esto se pone hot, yo me pregunto, ¿que le dirá Shakira a su peluquero? Tal vez lo mismo que nos dice a todos en la presentación de su página Web, que quiere sentirse salvaje, verse salvaje, "ya que creo que sigo en esa etapa, la más animal, sobre todo en este momento, que me siento más en contacto conmigo misma, con el ser animal que hay dentro de mí con la mujer más salvaje y más primaria, la universal, la que somos todas. Con esa que cada vez estoy conociendo más." (www.shakira.com) ¡Grrrruuuaauuuu!

Y ya en estas, ¿cuanto costará la despeinada de Juanes?, el paisa aguapanelero, el íntimo del presidente Uribe, la verdad no quiero ni imaginármelo. Quiero saberlo, que se publique, que se sepa en todas partes, que se desenmascaren a los buenos que están "trabajando por Colombia en el exterior", que "muestran la cara de Colombia", que "llevan la música original de nuestras regiones a lo recóndito del mundo", es decir a España, a México, a Argentina. Seguramente en esos lugares también como en Colombia la mayoría de la gente tenga, gracias al sudor del trabajo duro, la "Camisa Negra", tan negra como la conciencia de quienes los han llevado a la miseria para poder despilfarrar lo que se roban en tonterías y vanidades.

¿Y de los 48 millones de dólares que en cuatro años ganará Juan Pablo Montoya con McLaren Mercedes, cuanto fue que sacó para el apartamento en Miami? ¿un millón de verdes, doce, tal vez veinte? No importa, para la mayoría de los colombianos más de doscientos mil dólares es ya una millonada, eso es lo que le dan al ganador del Desafío 2005. Como si ya todos no nos hubiéramos ganado el desafió 2001, 2002, 2004, y el que ya casi coronamos, el de este año. Sí, ya casi llegamos a diciembre, ufff, y sin ayuda de los billetes que tienen Tatiana de los Ríos o el Tino guardados en el banco o invertidos en colorete y caballos, eso si es ser berraco en la vida.

Que más "desafío de salvación" que poder conseguir algo para el otro día, el mismo desafío que enfrentan todos los días algunos niños que conocí en las escuelas públicas de Medellín, que me contaban felices que habían podido recoger 5.000 pesos en la tarde vendiendo confites después de la escuela, y que con eso habían ajustado para la bolsita de lentejas, la cocacola y unos huevitos. Bueno lo reconozco, tal vez no algunos niños, sino para muchos.

Pero como siempre en la vida, a alguno que otro afortunado, el destino le tendrá preparada la sorpresa de encontrar la mano amiga de alguna institución de caridad, pero cuidado, que no valla a ser de una ONG porque esos son colaboradores, pero de la subversión. A lo mejor, quien quita, todo es suerte, uno podría terminando siendo un beneficiario de alguna de esas instituciones de limosna que fundan nuestros "embajadores nacionales", de pronto de la que fundó en Barranquilla miss Mebarak. Corazón grande el de esta distinguida niña de bien, de esta artista y terrateniente de padre libanés que ha logrado lo que ningún otro colombiano: tener su estatua en el Museo de Cera de Madame Tussaud.

¡Y es que ella se lo merece, es tan alegre y tan buena!, recordémosla "con sus padres rezando el padrenuestro con las luces apagadas antes de un concierto" (SEMANA # 1142), o feliz despertando al sonido de una serenata que Antonio le ha llevado con motivo del día de San Valentín. Ella es tan especial y original que hasta García Márquez, el novel escritor la quiere y "la visitó en su camerino luego de una de sus presentaciones en México" (SEMANA # 1142). Él la conoce bien y por eso nos recalca "la música de Shakira tiene un sello personal que no parece de nadie más [...] nadie puede cantar y bailar como ella lo hace, a cualquier edad, con una sensualidad tan inocente que parece de su propio invento" (SEMANA.COM # 1202).

Y lo mejor de todo es que su talento y su cariño, está con todos nosotros, los sufridos colombianos, ella nos da sin esperar nada, bueno, tal vez alguito, que no compremos discos piratas. Recordemos que es un crimen violar los derechos de autor, y no dar su parte merecida a los creadores de una obra que ha implicado tanto trabajo material e intelectual como es "La Tortura", la nueva canción de Shakira.

Y pensándolo bien, tal vez no nos pide mucho la estrella colombiana de rizos de oro teñidos de doce mil dólares. Solo que seamos buenos, como somos la mayoría de los colombianos.

Aunque pensándolo mucho mejor, yo le digo a Shakira que sí, que sí podemos piratear cuando queramos, que la copia no es un acto criminal, que es una acto político, es una manifestación ética, que es poner de manifiesto que no quiero pagar por su corte de cabello, que no quiero pagar por las joyas que el Todopoderoso Emilio Stefan le regala a Gloria, que no quiero que mi dinero vaya a parar a manos de un banquero gringo que lo va a enrollar para meterse uno, tres, cuatro gramos de la mejor coca colombiana, mientras aquí un soldado estadounidense está filmando películas porno en Villadeleiva, cargando un avión con unos quilitos o vendiéndole balas a los paramilitares.

Y por esto le grito a nuestra cantante en su cara reblanqueada que la propiedad intelectual no es propiedad de nadie, ni de las farmacéuticas, ni de los laboratorios, ni de los gobiernos, ni de los artistas, ni tuya, ni mía, es de todos, de los que la quiera usar, reproducir, modificar, recrear. Y por esto le digo a todo aquel que este leyendo este articulo: "se un creador, apoya la piratería y dile no a Shakira".


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Gabriel Jaime Saldarriaga R./Semana


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