Hablar de la derecha política venezolana no es fácil y sus datos hemerográficos no aportan muchos valores significativos, estamos hablando de la derecha rancia, clasista, esa, que no le gusta salir en los medios, ni meterse en los partidos políticos, y mucho menos a lo que se ha dedicado, salvo una que otra ocasión es a actuar tras bambalinas, sujetos del poder tras el trono, inclusive el gremio mas paradigmático de su pertenencia generalmente es ocupado por mandarines disfrazados de empresarios o cualquier otra cosa, como lo es el/los gremio(s) empresariales, esta circunstancia por demás conocida por los precavidos e informados quienes pueden dar fe de que eso es así.
La representatividad ejercida por los partidos que ostentaron el poder hasta 1997, de lo que fue la derecha venezolana, o algún ministro de la época, a su vez, colocados allí para garantizar los intereses, fueron avalados por la clase política, esa que se olvidó del pueblo y sus necesidades, generalmente empleados de alto rango de empresas o grupos nacionales e internacionales.
Como podemos apreciar en la historia política reciente, para hacerlo más fácil de 1958 hasta la fecha, la presión ejercida por lo que se llamaba bien entrados los ochenta, las clases dominantes, no eran sino, aquellos factores del poder real en Venezuela, que a la caída de la dictadura perezjimenísta, ocuparon posiciones de poder en la Junta de Gobierno de entonces, recordemos a Mendoza, por nombrar a uno de ellos. Seguidamente abrieron las compuertas al populismo adeco bajo la firma soterrada de pactos de simple entrega del poder político, pero hasta ahí. Con los copeyanos la cosa funcionó con más aire aún. En definitiva, el alejamiento de los gobiernos era cada vez mayor de la causa popular, traicionando principios y combatiendo con toda fuerza a quienes veían lo que estaba sucediendo.
En nuestro concepto, el primer gran paradigma cuyo rompimiento parecía imposible años atrás, ocurrió con la asunción al poder del Presidente Chávez, esa derecha descrita quedó fuera del juego político encubierto y es allí precisamente que comienza el enfrentamiento, la resistencia no a desaparecer sino a seguir utilizando los gobiernos para sus fines, llegaba el final ineludible, estaban perdiendo los privilegios de siempre.
Lo que está pasando hoy con la derecha venezolana, diríamos, es una reacción natural a la pérdida de los privilegios de antaño, la seña no saben como utilizarla porque no tienen quien la reciba y en cuanto al santo, han creado uno nuevo, San George, es lo único a quien acudir, salve reina a Venezuela, le enviamos a la novicia María Corina, a objeto de colocarle la unción en la frente para que venga al país hecha candidata no presidencial como ella mismo lo dice, sino a tratar de ser referencia de esa derecha que por principios es dispersa, atomizada y poco le importaba meterse a la política, con el objeto de enderezar a una oposición que por inepta y apátrida luce disminuída y escuálida. Como diría el otro, así son las cosas y después dicen.
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