En Venezuela, quizás con pocas excepciones la derecha no ha mantenido directamente el control de la gestión pública ni ha sido sui géneris gobierno ni representativa directa de la lucha política. En el pasado reciente bajo los gobiernos de AD y COPEI ninguno de estos partidos enarboló como estandarte la representatividad de las derechas. Por el contrario, la socialdemocracia y el socialcristianismo entraron al poder bajo la opción de la oferta electoral engañosa de gobernar en función de los pobres. La identificación con factores de derecha conocidos, o al menos, que se sospechara de ello, era manejado con el discurso populista y converso, es decir, yo me valgo de los electores para obtener el triunfo y luego gobernaré de acuerdo a las demandas del poder oligárquico detrás del trono, esa fue la norma y la estrategia, engaño tras engaño. Hasta el basta ya, que como aldabonazo el 27 de febrero de 1989 marcó pautas acerca del entendimiento que la población ya percibía y ante lo cual comenzaba a revelarse. Esa reacción y acción no fue debidamente tramitada o no quisieron interpretarla, producto de la subestimación que genera la ostentación del poder. Cualquier atentado al orden establecido debía ser contrarrestado por la fuerza como siempre han sido sus reacciones. Esto último y jamás se lo imaginaron fue el principio del fin del cual jamás se recuperarán, estamos hablando del estamento político que disfrutó del poder durante 40 años.
Ahora bien, estos factores del hoy político opositor, quienes ayer disfrutaron el poder, poco a poco vienen siendo desplazados por sectores emergentes de la derecha venezolana, no en lo cuantitativo y menos en lo cualitativo, sino en una especie de lucha soterrada donde no existen reglas de juego y consensos, ni debates, tan solo lo que hay es la búsqueda del posicionamiento necesario para cuando según ellos, Chávez sea sacado del poder por cualquier vía, en esto no nos debemos engañar, ellos asumir el poder de manera directa. Estamos hablando no de la representatividad de la que gozaron en el pasado sino de la actuación directa en el gobierno.
La pregunta que ahora debemos hacernos y quizás se están haciendo muchos de los factores de la oposición es: ¿ Están los EEUU, claros sobre el factor de la derecha venezolana que le están dando aliento? O la contraparte, ¿ Están claros los factores de oposición venezolanos sobre el sector de la derecha que apoya la administración norteamericana y los alcances de ésta?.
En todo caso, la situación de injerencia de los EEUU en los asuntos internos del país puede que produzca un fuerte resentimiento en el seno de la oposición venezolana sobre todo, aquella que forma parte de los partidos y grupos tradicionales, es allí precisamente que se produce el fatídico dilema de la derecha venezolana, mientras tanto, el gobierno nacional, el presidente, el tren ministerial y todos los factores del cambio deben evaluar constantemente esta situación, de manera que, en el ajedrez político desestabilizador, no se cuele la mano peluda del maniqueísmo interno y externo.