Nada más terrible para alguien amargado que recibir una buena noticia. ¡Y dígame si es más de una! Para quienes destilan odio no ha sido una semana fácil: el reconocimiento internacional ante las políticas de Estado que han contribuido al desarrollo venezolano, la materialización de ese apoyo en la adscripción de Venezuela como miembro pleno del Mercosur y para colmo de males, la destacada actuación de nuestros atletas en los Juegos Olímpicos con la gloria dorada de Rubén Limardo a la cabeza. Ha sido demasiado, nada fácil de digerir para algunos.
Ese caudal de buenas noticias para el país nada tiene que ver con casualidades ni mucho menos con el cobro de prebendas. Ellas son apenas el previsible resultado de articular políticas coordinadas, acciones de largo aliento y planes integrales que en su ejecución inciden en las más amplias dimensiones de lo social. En resumen, las buenas noticias no caen de los árboles: son el resultado de una buena gestión.
Sin embargo, el grado de morbidez de algunos es tal que aún frente a la mejor nueva son capaces de buscar cualquier justificación que les lleve a hundirse en la rabia y el odio. Frente al Mercosur esa aspiración por ahogarse en el vaso medio vacío de nuestra dependencia de la exportación petrolera impide ver el vaso medio lleno y con grandes posibilidades de rebosarse de posibilidades de diversificar la producción con el mejoramiento de las condiciones para desplegar nuestras grandes ventajas comparativas, siempre bajo una lógica de complementariedad y desarrollo regional integral. En el caso de nuestro campeón olímpico, algunos en su disociación llegaron al punto de opinar que no es un logro digno de ser celebrado debido al agradecimiento ofrecido por Rubén Limardo al Presidente Chávez ante el impulso que la Revolución ha dado al deporte nacional.
Tristemente lo hemos visto, ¡no ha faltado hasta quienes reniegan de estas dos buenas noticias porque representarían ventajismo en medio de la campaña electoral! Sólo se puede concluir: tanta falta de amor patrio ante tantas y tan buenas noticias, sin duda alguna si que es ventajismo.
