No sé si Chávez será chavista, yo sí. Y quizás esta - mi tendencia política – ni siquiera tengan que ver con esta observación que quiero compartir con los lectores, pero me siento obligado a expresarla, para no crear dudas ni malos entendidos acerca de esa simpatía que siento por el proceso revolucionario venezolano.
Desde un principio me creó suspicacia la crítica desatada en los diferentes medios de comunicación relacionados con las foto del presidente de los Estados Unidos George W. Bush y María Corina Machado, directora nacional de Súmate.
Realmente, el tema ha bajado en la radio, la televisión y la prensa escrita, pero en un grueso número de revolucionarios persisten los comentarios y hasta las discusiones, particularmente entre las mujeres, que por cierto, son lapidarias cuando se refieren a las piernas de la dirigente opositora y su falda que no preciso que tan corta puede ser, en todo caso, sentada se le observa ligeramente rezagada un poco antes de llegar a sus criticadas rodillas.
Creo que no vale la pena dedicar más tiempo a este tema que, incluso, no se descarta que sea una estrategia de la misma oposición, para distraer la atención hacia una ciudadana que, menos mal, dice no tener aspiraciones presidenciales, porque dificulto que siquiera gane las elecciones de una junta de condominio.
Además, no es de extrañar la actitud de Machado. El mismo presidente Chávez y otros altos funcionarios del gobierno, no se cansan de acusar a los dirigentes de Súmate de antipatriotas y conspiradores al servicio de Washington.
De tal forma, pienso que la actitud de esta representante de la oposición no debe sorprender al oficialismo, mucho más cuando sabemos que la organización que representa utiliza lápices de dos puntas y calculadores que tienen defectuoso la tecla del signo más. Se queda pegada, así se demostró en el firmazo.
Más bien me atrevo a decir que esa decisión es una acción valiente. Preferible a la de esos opositores que actúan a manera de muchachos traviesos: tiran la piedra y esconden la mano.
Reciben dinero de los Estados Unidos como parte del complot desestabilizador denunciado insistentemente por el Presidente, y al mismo tiempo se hacen los inocentes ante los venezolanos que, afortunadamente, los tienen bien precisados.
Otra cosa es que, digan lo que digan, las piernas de María Corina, tal vez - señalo pues no la conozco personalmente- carecen de la firmeza, textura y escultura de la de nuestras hermosas mises, pero sinceramente les confieso: tienen “ese no se que” incomprensible pues, sinceramente, uno no puede dejar de mirarlas.
Y estoy seguro que esa no es una apreciación sólo mía. Si a ver vamos, lo que significa en sí la foto de Bush y María Corina desde el punto de vista político y la ingerencia de Washington en los asuntos internos de Venezuela, tuvo tanta resonancia en los medios de comunicación, como las mismas extremidades de María Corina.
Está bien, critíquenla, atáquenla si quieren, sé que hay razones de sobra. Todos los revolucionarios compartimos sin dudas y remilgos las afirmaciones de Chávez cuando dice que esta gente de la oposición es capaz de entregar el país en bandeja de plata a los Estados Unidos con tal de derrocarlo, pero no se metan con las piernas de María Corina...¡Por favor! De todos modos, eso es materia de otro costal.