III
En Venezuela, según las referencias que tengo, aunque en Maracaibo lo he vivido i observado de cerca, la docencia en matemáticas ha sido deficiente o defectuosa i es el gran temor de la mayoría de los jóvenes; incluso muchos, desde que se estableció en la década del 40 la eliminación del “examen integral” del bachillerato i se agregó un quinto año de Pre-Universitario con tres opciones: ciencias biológicas, físico-matemáticas i de humanidades, muchos tomaban la primera i tercera opción no por vocación, sino por huirle a las matemáticas. Los profesores repetían cosas de los libros, pero ninguno sabía explicar el porqué de los razonamientos i, para completar, algunos se creían genios aplazando alumnos. Entre más alumnos “raspaban” como se decía, pues más era la fama del profesor, como uno célebre en el Liceo Baralt. Yo fui uno de esos atemorizados i mis únicas notas bajas, siempre fueron en matemáticas (aritmética, álgebra i trigonometría que se enseñaban entonces). Resulta que esas deficiencias era producto de las limitaciones i escasez de conocimientos en la época, por no había como en los programas de hoi i en los métodos didáctico, “el intento de mostrar cuál es el objeto del estudio de esta nueva disciplina, los tipos de problemas que se plantean, algunos de los resultados obtenidos, su incidencia en el diseño y la gestión del estudio de las matemáticas, así como la previsible dirección de su desarrollo futuro”. Uno estudiaba muchas disciplinas, sin saber para qué ni su importancia i aplicaciones; la trigonometría era especie de acertijos chinos o como más recientemente, las cosas que trata la topología. El estudio era un encierro en el aula, pero al salir al mundo, a la realidad, no sabíamos ni cómo podíamos medir la distancia del horizonte i, actualmente sabemos que, un millonésimo error en la superficie de un espejo, pudo causarle problemas al telecopio espacial Hubbles.
Mientras en Venezuela promocionamos o entusiasmamos a los jóvenes para el béisbol, el balompié, la gaita i otras trivialidades (a lo cual no me opongo, pero hai otras opciones superiores), por ejemplo me incomodaba ver una propaganda en la cual un trigueño gigante jugador de baloncesto se acercaba a un niño (el jugador era casi de dos metros) i este le preguntaba: ─¿Cómo hago para llegar a ser “grande” como tú? Creo que a esa grandeza de estatura, no es a la que se refería el Libertador cuando dijo: “La gloria está en ser grande y en ser útil”. La grandeza no está en las habilidades para patear o encestar un balón; está en llegar a ser una persona inteligente i creadora, para poner ese talento en beneficio de todos, especialmente de la patria, porque de otra manera, tener conocimientos i talentos para beneficio propio o para vender la soberanía del país, es lo que también dijo el Libertador: “es el talento sin probidad”, traidor a la patria i al género humano.
Por eso, ayer, a veces ciertos colegios católicos que, mientras aportan buenos conocimientos en la ciencia, en cambio envenenan la mente con catecismo i dogmatismo, obtienen sin embargo casos excepcionales de talentos creadores. Por eso, proveniente el Liceo “San Vicente de Paúl”, encontramos a un joven de 17 años que rindiéndole homenaje a ese plantel i a la “Universidad Simón Bolívar” (que parece se ha descuidado i debería ser casi equiparable a la de Cornell) acababa de ganar (cuando lo conocí) la XV Olimpíada Ibero-americana de Matemáticas, compitiendo con 88 estudiantes de 22 países de Norteamérica, Sudamérica, Centroamérica, España i Portugal, promovida por el Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (Cenamec) i la Sociedad Venezolana de Matemáticas, con el apoyo del Ministerio de Educación, Cultura i Deportes. Se trata de David Eduardo Seguí, quien aseguró que había conocido otro como Homero Martínez que, proviniendo de un liceo público “es un bárbaro lo que sabe”. Además se destacaba que había ciertos profesores de la calidad de Estrella Suárez, coordinadora del evento i que los estimulaba maravillosamente. I es lo que debemos hacer; así como estimulamos o ensalzamos a peloteros como Aparicio. Carrasquel, Armas, Galárraga, Vizquel, Guillen, Ordóñez, Abreu, Santana i muchísimos otros, también deberíamos enaltecer i hacer conocer a los artistas i a los científicos. A veces me duele la ignorancia de los venezolanos por Michelena, Tovar, Salas, Reverón, Golding i otros, o por Bello, Baralt, Andrés E. Blanco, Gallegos, etc., que son íconos más permanentes en la historia, tanto como los héroes de la Independencia…i llegado aquí, me alarman i decepcionan los venezolanos que no saben casi nada del Libertador Simón Bolívar, cuando este proceso revolucionario pacífico que transforma a la América Latina, lleva el sello de la grandeza de su pensamiento. Por esto, casos como los de estos jóvenes matemáticos como Seguí i Martínez, más los cuatro que recientemente dijeron de la calidad intelectual que tienen, deberían ser privilegiados en oportunidades de realizarse, ya que se trata de un campo casi estéril en nuestro país, siendo sin embargo de primera necesidad para la ciencia i el progreso. La misma transferencia tecnológica, no es realmente beneficiosa, sino es completa i científica en su totalidad. Lo que sucede, además, es que hasta a escala mundial, se hace injusticia con los creadores i científicos. Mientras un Premio Nóbel, no llega al millón de dólares, un pelotero, un boxeador o un piloto de Fórmula 1, ganan miles de millones todos los años. Los científicos e investigadores, tienen que mendigar para hacer ciencia, mientras en Las Vegas i en millones de casinos en el mundo, se forman tsunamis de dólares mal gastados. Aquí en Maracaibo una vez cité este ejemplo que me concierne; mientras en un concurso de Fundacite para la biografía de Fernández Morán, gané un millón de bolívares i de los 3.500 ejemplares del libro que debían publicar, apenas hicieron mil, por lo que se agotó rápidamente i casi nadie lo conoció; por la Media-Maratón que se corrió en Maracaibo, la Alcaldía otorgó un premio de 15.000 dólares, unos 30 millones de bolívares que, casi siempre se los lleva un extranjero, porque realmente no tenemos atletas para competir con ellos. I eso se debe a la incultura, o el analfabetismo cultural de muchos.
Yo creo que, por lo menos la Universidad Simón Bolívar, debería ser el gran fortín de las ciencias físico-matemáticas, algo así como la Universidad de Cornell que conocí hace muchos años, la mejor en matemáticas, astronomía, etc., sin dejar de se excepcional, por ejemplo, en Biología i Botánica. Por eso hubo allí hombres como Carl Sagan i ojalá lleguemos a tener muchos émulos de hombres como este que supieron no solamente conocer las matemáticas, sino utilizarlas sabiamente en mui diversas actividades de ciencia creativa. Por ello insisto, formemos doctores en matemáticas para desarrollar i crear ciencia i dominar tecnología. Ese es el mundo del siglo XXI i el futuro.
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