El policía, como cualquier otro profesional, es fiel reflejo de la sociedad a la que pertenece, con el agravante de que él, sobretodo en esta sociedad inventada, vive en un continuo ejercicio de “inteligencia”, “control” y represión social para el cual esta deficientemente preparado. De esa sociedad que produce comunicadores sociales que ahogan la verdad para darle vida a la mentira, que no comunican de esa misma sociedad donde el funcionario público, en ejercicio de la corrupción poco le importa que se caigan diez viviendas, que la carretera no sirva o el seguro social sea la máxima inseguridad; digo, una sociedad en la cual los empresarios abultan sus riquezas a partir del tesoro nacional ante la mirada desolada de generaciones de hambrientos de pan y justicia. En fin un conglomerado social, que como consecuencia de un modo de vida excluyente, explotador e injusto, producirá criminales, excluidos y verdaderos despojos humanos. De allí, y no de Marte vienen nuestros agentes policiales, odontólogos, psiquiatras, periodistas y paremos de contar.
La masacre del día 27 de junio, es una consecuencia más de unas relaciones humanas y procesos productivos inaceptable para la condición humana, así, un tratamiento superficial de la masacre del barrio Kennedy; la vulgarización de las denuncias referidas al Guárico son tan criminales como la masacre señalada, y lamentablemente, en esto la oposición y sus medios de comunicación salen eximidos, demostrando un grado de morbosidad, desconocimiento de la sociología de la violencia y grado de irresponsabilidad incomparable.
Ojo, no justificamos para nada la masacre del barrio Kennedy solo insistimos en que esta es una muestra mas de aquello viejo que debe morir y no muere. La masacre mencionada y la complicidad de diversos funcionarios coloca otra vez sobre el tapete el problema de la seguridad del Estado, pero de una seguridad de nuevo tipo para un orden social de nuevo tipo. Que nadie se proponga salidas inmediatas, aceptemos las medidas transitorias, paliativos ocasionales, pero conscientes siempre que la salida última es la revisión y superación estructurar de los cuerpos policiales inscrito en una revisión y superación total de la sociedad capitalista.
La masacre del barrio Kennedy dejará de reproducirse cuando unos medios de comunicación sean menos irresponsables; cuando nuestro sistema de educación permita una real reevaluación de los valores y sobretodo, cuando no existan sujetos o grupos sociales prestos al disfrute mas grosero sobre un mar de injusticias sociales y cuando monstruos como los involucrados dejen de ser casi una normalidad en los cuerpos policiales en vez de ser una excepción.