En la mitología griega la quimera era un monstruo horrendo alado que tenía cabeza de león y cola de dragón. Algunas veces se representaba bicéfalo agregándosele una cabeza de dragón. Tan horrible especie resultaba un obstáculo insalvable para quien tuviera la desdicha de topárselo.
Metafóricamente la quimera podría entenderse como una especie de pesadilla que viene a estropear lo que debería ser el camino tranquilo hacia el logro de un sueño anhelado. Es así como en su desespero por querer llegar a su hogar, en el relato de La Odisea, el personaje llamado Ulises sufre un largo tiempo el castigo de navegar mucho tiempo y cada vez que creía que estaba cerca de casa tenía que vencer nuevos obstáculos que iban desde sirenas que lo llamaban para que se lanzara al fondo del mar o el enfrentamiento con un cíclope, hasta llegar a toparse con ninfas encantadas que no hacían otra cosa que retenerlo para impedirle su ansiado retorno a casa. En este caso, todos esos obstáculos vinieron a ser las quimeras que atormentaron a este personaje.
En los catorce años de este gobierno no sabemos cuántas quimeras han aparecido para entorpecer el camino hacia el pregonado sueño del socialismo. Sospechamos que más de una. En ellas se han enfocado muchos valiosos esfuerzos que a la larga dejan un sabor amargo en quienes sienten que en muchos casos se están ocupando energía y recursos en luchar contra esas pesadillas que recurrentemente se muestran como obstáculos para el logro de lo que se desea. Este sabor amargo viene, claro está, por el hecho de que no se ha terminado de vencer a una quimera cuando ya aparece otra.
Deseamos estar equivocados cuando pensamos que podría estar pasando eso con respecto a lo que se ha querido mostrar como la nueva política comunicacional del gobierno. Nuevos recursos, nuevos esfuerzos y quizás todavía no se hayan terminado de vencer esos obstáculos cuando aparezcan otros. En ese sentido, pensamos que es oportuno reflexionar y preguntarse: ¿Realmente esa es la quimera a vencer que de alguna manera nos ayudará a acercarnos al sueño socialista? Igualmente vale preguntarse respecto a las comunas: ¿El camino hacia ellas está lleno de quimeras o acaso será que son ellas mismas una quimera?
En fin, creemos que es un contrasentido pensar que si las políticas comunicacionales del gobierno no han logrado sus objetivos en consecuencia se deben reforzar las mismas bajo los parámetros de siempre. Por otra parte, si las comunas no han funcionado como deben ser no es, por cierto, fuera de la estructura del Estado donde están las responsabilidades para que así haya sido. En otras palabras, es un error pensar que a pesar que no se ha actuado eficientemente en muchos casos, con la misma estructura, el mismo equipo y los mismos parámetros, ahora sí se logrará la eficiencia camino al socialismo.
Mientras tanto, en el día a día hay gente que de verdad no tiene para pagar un pasaje. Personas que viven asustadas cada vez que se montan en una camioneta por temor a un asalto o, peor aún, por temor a ser víctimas de un homicidio. Sabemos de muchos compatriotas que pasan su vida trabajando por la comunidad y organizando a la gente y jamás han contado con un ingreso fijo. Conocemos muchos trabajadores y trabajadoras que tienen años contratados y viven siempre con la incertidumbre de no saber qué pasará cuando se termine el contrato. ¿Acaso estaremos buscando nuevas quimeras cuando en el día a día estamos rodeados de ellas?
Es llevando a cabo pequeñas obras políticas - y no al revés - como se construyen grandes obras políticas. Esto no deberían olvidarlo quienes están a cargo de los asuntos públicos en nuestro país. Y si no lo recuerdan, o no lo saben, es bueno recordarles también que forma como en la mitología fue vencida finalmente la quimera fue haciendo que se ahogara con su propio fuego que brotaba por su boca durante uno de sus ataques de maldad.
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