Todos sabemos que en la Iglesia venezolana hay de todo como en botica, aunque muchos por respeto a su fe, prefieren guardar silencio. Algunos párrocos son en verdad portadores del mensaje de Jesús y se desvelan por las vicisitudes de sus feligreses; pero del mismo modo abundan los violadores de niños, los narcotraficantes, los homosexuales, los ladrones y hasta los asesinos.
No creo que valga la pena que me dedique a nombrar aquí unos cinco representantes de cada una de esas especies, para soportar lo que afirmo; en Venezuela no somos muchos y todo termina sabiéndose tarde o temprano.
Hago este comentario a manera de introducción, a propósito de las declaraciones de Zamuro Negro, quien llamó públicamente al pueblo venezolano a desconocer un gobierno que ha ganado ocho procesos electorales y que se sometió a un referendo revocatorio vigilado por el Centro Cárter, la OEA y más de dos mil observadores internacionales, del cual emergió victorioso y fortalecido.
Hace suyos, Castillo Lara, los argumentos utilizados por los golpistas y guarimberos en sus "hazañas" de 2002 y 2003 y pide que amparado en el artículo 350 de la constitución, el pueblo venezolano se declare en desobediencia civil y desconozca el gobierno "dictatorial" de Hugo Chávez.
La reacción de la feligresía católica durante las 48 horas que siguieron al llamado golpista de Zamuro Negro, evidencian cual es liderazgo que la alta jerarquía de la Iglesia tiene entre los venezolanos. Ni un solo cristiano movió un dedo para respaldar su posición; por el contrario, el pueblo se dedicó a disfrutar de lo lindo en las celebraciones del día del niño y en un fin de semana que cayó en quincena; mientras que una buena parte de él, empleó horas y horas a ver Aló Presidente y el magnífico espectáculo presentado en el teatro Teresa Carreño.
Precisamente fue a través de Aló Presidente que el pueblo se enteró del llamado a guarimba de Zamuro Negro y por supuesto de la descarga del Presidente contra el bandido Cardenal; descarga por cierto de la que no disiento ni en una coma, pues no puede ser calificado de otra manera quien actúa como Castillo Lara.
Pero como él reaccionó a los señalamientos del Presidente afirmando que estos no lo ofenden, porque provienen de alguien indigno, me apresto a continuación a narrarles una breve historia que muestra que tan digno ha sido Zamuro Negro.
Hace ya algunos años, una humilde mujer, odontóloga de profesión, pasaba por una situación crítica. Con tres muchachos, sin marido y sin casa, daba tumbos por Caracas tratando de conseguir un apartamento donde no le exigieran un depósito ni un traspaso.
Sus investigaciones la llevaron hacia un pequeño apartamento que hasta poco antes, había una empleada de la embajada alemana en Venezuela, quien de manera extraña era visitada hasta tres veces por semana por el padre Castillo Lara; quien para ese momento era el encargado de alquilar el apartamento.
Las características de aquella mujer: joven, bella y con problemas económicos; le "hicieron agua la boca" a Zamuro Negro, a quien "gentilmente" no le importó que no tuviese dinero para pagar la renta y mucho menos el depósito exigido como garantía.
Pocos día después, aquella humilde mujer tuvo que sacar fuerzas de donde no tenía, para vencer en un forcejeo al "padre buenecito" que quería entrar por la fuerza al apartamento, para cobrar en especies lo que no se le podía pagar en dinero.
La negativa y resistencia física enfurecieron al hoy Cardenal, quien exigió de inmediato el pago de la deuda, so pena de echar aquella mujer y sus hijos a la calle.
Ese el "digno" Cardenal que tenemos y al cual ojalá alguien le haga llegar una copia de esta nota, a ver si se atreve a desmentir lo que aquí afirmo. Aquella humilde mujer está loca porque le den una oportunidad para narrar personalmente su experiencia con Zamuro Negro.