En la actualidad dentro de la UBV, como consecuencia del cambio de autoridades, se esta generando una serie de cambios que creo dignos de hacer público, ya que el debate sobre la universidad que queremos, debe ser un asunto de todos.
Es por ello que a continuación transcribo una comunicación dirigida a las autoridades el 19 de julio de 2005, como consecuencia de la presentación de una propuesta de “código de ética”, elaborada por un equipo del Virectorado, que pareciera no estar muy acorde con el proyecto de país que democráticamente hemos escogido.
He de reconocer la voluntad de diálogo ante tal propuesta; pero me preocupa profundamente que esto sea una propuesta oficial, ya que eso implica la voluntad de creer que este podría ser el mejor camino para regir éticamente a la comunidad estudiantil.
He aquí el escrito:
“Ante la necesidad de retomar los principios fundamentales que establecía nuestro Libertador en el discurso ante La Constituyente de Bolivia en 1925, que refleja el espíritu de las ideas maduradas por la experiencia, tanto de la Carta de Jamaica como del Discurso ante el Congreso de de Angostura, en cuanto a las debilidades valorativas y educativas heredadas de la estructura cultural monárquica española, es comprensible el valioso esfuerzo por generar un espacio pertinente y un documento que siembre las bases del poder moral que debe establecerse en nuestra estructura cultural ubevista, tan vapuleada por los avatares de la constante invasión ideológica de la que hemos sido víctimas en el desarrollo de nuestra identidad.
Es por ello que he considerado pertinente, además de aplaudir el gesto, generar algunas reflexiones que permitan aportar elementos de ponderación a un escrito que quizá “preñado de buenas intensiones”, se encuentra cargado de una serie de indefiniciones que no permite identificarlo, a mi parecer, como un real “código de ética”.
1.- Creo pertinente invitar a percibir el impacto de tal código, y su importancia, por lo que no está demás que se hubiese tenido mayor cuidad con la presentación del borrador, que aún siéndolo, no excusa de errores tales como “provicional” con “c”, cuando bien sabemos que es con “s”, o redundar con los términos “Borrador Provicional”, ya que es como evidente que algo que se establece como borrador, jamás pretende ser definitivo, sino, provisional. A esto se suma el poco gesto de preocupación por recoger los ya reproducidos para sustituir la portada.
Sobre este mismo punto, imaginemos por un momento a un estudiante universitario al que se le quiere establecer algunas pautas éticas, en una institución universitaria que pretende ser referencia de la formación revolucionaria, y que en la portada de un documento refrendado por el vicerrectorado presente tales errores, creo poco serio hablar de ética sin ser cuidadoso de estos detalles que son parte integral del proceso formativo de nuestros estudiantes.
2.- Por otra parte, hubiese sido muy ético la exposición pública de los nombres y apellidos de quienes realizaron este borrador, ya que esto pudo abrir un proceso de autoría y responsabilidad ante lo escrito, parámetro importante para iniciar cualquier discusión que pretenda ser ética.
3.- En el artículo tres se afirma que:
“…los estudiantes ubevistas deben ser los constructores del proceso de transformación de la patria. Participar de forma conciente, responsable y voluntaria en la defensa del proyecto bolivariano y de integración latinoamericana, siendo su tarea más importante la de estudiar, formarse y prepararse como los nuevos cuadros técnicos, ideológicos y profesionales que construyan…”
Sobre esto quisiera preguntarme primero: ¿participar voluntariamente puede ser un deber?, ¿y si algún estudiante asume la defensa de la patria y la constitución pero no desde el “proyecto bolivariano”, ya que discrepa por ejemplo de la tesis bolivariana de la estructura de los poderes nacional que plantea El Libertador en la Constituyente Boliviana en cuanto a la cámara de los censores o la Presidencia vitalicia y la Vicepresidencia hederitaria?.
4.- La formulación del artículo tres (3), tal como se plantea, sumado a la formulación del artículocuatro (4) que reza: “Los estudiantes ubevistas deben ser revolucionarios ejemplares en todo momento y lugar…” presenta torpemente la intención de evidenciar la posición política con la que nace nuestra universidad.
Es claro que nuestra identidad como universidad es política y revolucionaria, sin embargo, la UBV como institución que pretende ser, parece que no puedo permitirse cercenar el derecho constitucional que tiene el otro que no comparte sus ideas políticas fundacionales. Es como sí, por ejemplo, en la Universidad Católica Andrés Bello, no permitieses estudiar a ateos o evangélicos, ni a robinsonianos, o amantes de la poesía versolibrista. En todo caso, esto puede estar pasando de hecho, pero no taxativamente, permitiendo así la posibilidad de demandar derechos adquiridos por luchas ancestrales.
5.- Pareciera que los derechos constitucionales de respeto a las ideas políticas, tolerancia y respeto a la dignidad humana son fuertemente torpedeados por este borrador al establecer en el artículo 22, enumerado “c”, que es deber de los estudiantes …“cumplir las normas contenidas en el presente código”, y posteriormente en el artículo 24 afirmarse que “Los alumnos que infrinjan las obligaciones universitarias establecidas en los reglamentos, serán sancionados, según la gravedad de la falta…”
Podemos interpretar de esto que, quien no sea revolucionario o defienda el proyecto bolivariano podrá ser sancionado, e incluso expulsado de la universidad. Además, ¿qué es ser revolucionario?, alguien que no forma parte de un partido políticos de izquierda y no profesa ideología política es revolucionario?, y, ¿quién juzga mi nivel de compromiso revolucionario?, es más, ¿cómo se mide?.
Irónicamente en el artículo diez (10), se establece una contradicción al afirmar que se debe:
“Propiciar en todo momento una visión integral del ser humano, a fin de que la comunidad universitaria en su totalidad tome conciencia de la dignidad de la persona y defienda sus derechos fundamentales sin distinciones de ninguna clase.”
¿Acaso el ser revolucionario o bolivariano no es una distinción?
6.- ¿Cómo se mide la magnitud de la gravedad de la falta?, ¿detrás de esto no hay un espíritu de mantenimiento de un paradigma cuantitativo neopositivistas que no permite optar por otras visiones del mundo?, en pocas palabras, ¿como se mide mi compromiso revolucionario y/o bolivariano?.
7.- ¿Cómo la institución va a obligar a los estudiantes a cumplir los reglamentos que no existen, tales como los de permanencia, etc.?
8.- Por otra parte, ¿por qué en un código de ética se anexan sanciones?. Creo que sería importante revisar presentes tales como el código de Ética de la UNEFA, que siendo una universidad bajo régimen militar, no establece sanciones, ya que entiende que un código de ética, es un enunciado de principios, en todo caso si esto se mantiene podríamos llamarlo “Reglamento de Ética”, y ¿quién puede reglamentar la Ética?.
9.-¿ Ser revolucionario, entre tantas acepciones, no implica el desobedecer instrucciones que no sean cónsonos con el proyecto de país que escogimos en nuestra constitución?, y si es así, ¿Cómo podemos enfrentar la arbitrariedad con un artículo que reza:
Artículo 16: Contribuir en todo momento con la disciplina, el orden y el acato a los órganos de dirección y supervisión, cónsonos con la especificidad y el carácter de la institución.
No sería preferible hablar de una apropiación normativa a partir de la persuasión como método, que no implique sanciones tales como la amonestación o la expulsión, y que se permita reflexionar si cualquier instrucción es coherente con nuestros principios éticos. El acato es sumisión, ¿eso es lo que deseamos?, o ¿deseamos formar hombre y mujeres críticos y críticas?.
Para finalizar, invito a reflexionar como los extremos se tocan, cuando se quiere ser revolucionario y se asumen posiciones de verdad tan fundamentalistas que pudiesen rayan en fascistas, sin mayor diferencia que la intensión. Espero que estas pocas reflexiones de fondo, más no de forma, sean entendidas como un acto de fe, en creer que existe la intensión de corregir los errores que a bien la comunidad ubevista en general les haga llegar, ya que estas observaciones están basadas fundamentalmente en el artículo 11 propuesto:
“Enaltecer la tolerancia, el respeto y la convivencia como pilares fundamentales para el desarrollo armónico de la vida universitaria”.”