Que la cobardía se busque otro disfraz

Chávez, pueblo, verdad y dignidad

Cuidado con la cobardía escondida en la supuesta ignorancia. Mucho cuidado ante la arrogancia y abuso yanqui, con ese supuesto desconocimiento, justificador de cobardías; de aparente superficialidad en el análisis que conduce a ver en cualquier gesto de la administración Bush un intento de rectificación en su política hacia Venezuela, así como en un mal chiste de Uribe o cualquier otro paramilitar cierta voluntad de diálogo y preocupación por los problemas con Colombia. Ojo, esa conjunción de miedos con resentimientos, traición e ignorancia pretende limitar a lo personal y emocional problemas de carácter político, geo-estratégico, económico e ideológico. Para esa camada de sujetos, algunos cercanos al entorno presidencial, es sencillo y práctico limitar toda la conducta anti-imperialista del presidente Chávez, así como la disposición de lucha del pueblo de Bolívar a simples problemas comunicacionales con el imperio. Para ese tipo de gente, sea en la figura del militar, el político, el empresario y hasta el hombre común infectado de insensatez, es necesario interpretar los abusos y groseras intenciones yanquis como ausencia de tacto o diplomacia, cuando hasta el gato, en el último rancho de Caracas o del interior del país sabe que no es un problema de estilo ni de carácter sino de dignidad, justicia social y reivindicación de los pueblos del mundo.

Hay que recordarle a quienes apuestan por una salida indigna y acomodaticia a las diferencias con los dictadores del norte, que desde el 11 de septiembre de 2001, la banda de los Bush decidió que la especie humana se entienda desde el deshonor en lo que respecta las relaciones nacionales e internacionales, es decir, que ciudadanos o líderes políticos conciban el desenvolvimiento de su país en el marco de una medio-dignidad; medio o cuarta-soberanía; un poquito de independencia o casi nada de dignidad. Por allí están Colombia, Ecuador y unos cuantos países más aceptando que el macho o la macha yanqui mande más en suelo colombiano que Bolívar en sus buenos tiempos. Pues bien, el riesgo de esa cobardía que se cobija en la ignorancia reside en que en un despertar de ojo pueden fácilmente descubrirse como medio-hombres, medios-generales y medios-líderes queriendo convertir a la Venezuela Bolivariana en una medio-Venezuela.

En la frontera de su clímax la cobardía es capaz de inscribirse en acciones descabelladas como el magnicidio o el chavismo sin Chávez. Pero fracasaran, pues esta escrito que quienes inventen o participen en actividades que conduzcan al magnicidio desaparecerán sin conocer la paz de conciencia y de vida y ni siquiera el crucifijo de Chávez los podrá salvar; como tampoco hay posibilidad alguna de paz, conciliación o acuerdo en esta Venezuela, cuyo costo sea la negociación de la figura del presidente Chávez. Todo lo contrario, Nuestra-América (desde el norte de México hasta el sur de Argentina, incluido el Caribe) será un solo Vient-nam ante el hecho negado de un magnicidio contra el presidente; de una negociación sin su protagonismo o de una invasión colombiana y pro-yanqui contra Venezuela.

En abril del 2001 sólo bastaron tres días para descubrir a los cobardes, traidores y vendidos. En una confrontación abierta contra la banda de Bush quizás pasen tres, cinco o veinte años, pero seguros estamos que saldremos más completos como pueblo y mucho, mucho mas admirados como dignos hijos de Bolívar. Mas cuando el presidente Chávez ha definido con certera claridad el rumbo del proceso bolivariano en aquella concentración de la Av. Francisco de Miranda, cuando afirmó su carácter anti-imperialista y ahora, ante la arremetida estadounidense, las traiciones del entorno y sobretodo, el desarrollo de la Praxis política, alcanza la suficiente entereza para revindicar el Socialismo del siglo XXI como la única gran alternativa de los pueblos del mundo, y en esa afirmación es acompañado por los revolucionarios de siempre y una muy buena camada de gente del pueblo que en escuelas, callejones, parques, bibliotecas y playas estudian, debaten y aprenden sobre eso del socialismo, el inmediato futuro del pueblo venezolano y la defensa integral de la patria. Sin embargo, el miedo, la cobardía y la traición, saben también disfrazarse de ciegos y sólo así, con esa indumentaria pueden no observar la permanente graduación de ciudadanos, a pesar del saboteo, de ciudadanos críticos bajo el auspicio del presidente Chávez y lo mejor de su entorno. Sólo de esa forma, desde esa ceguera que enceguece, pueden los medios de comunicación de masas; los sectores recalcitrantes de la oposición y uno que otro enemigo infiltrado en el proceso, no observar el triunfo del proceso bolivariano en la XXXV Asamblea ordinaria de la O.E.A.; la victoria solidaria en el Caribe y el ejercicio de pedagogía política en la comunidad andina recientemente. Todos en apenas los dos últimos meses de presente año.


PD. Interesante esa dinámica de los sectores populares, si la oposición dice no, este sector dice si: Bastó que una parte de la oposición dijera no a las elecciones de agosto para que un caudal de voluntades en barrios y caseríos dijera si a ese proceso electoral. Que broma el que la oposición, sus sectores terroristas y sus empresas privadas de comunicación no entiendan que entre el proceso bolivariano y ellos media el binomio pueblo-verdad.

Luis Villafaña
PNA-M13A


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