Dos noticias de esta semana deberían producir una profunda reflexión acerca de la suerte que le espera a la integración latinoamericana desde la opción de complementariedad propuesta e impulsada por nuestro país. La primera, la elección del nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La Asamblea de Gobernadores del BID, reunida en Washington, eligió, con el respaldo de 20 de los 28 votos de países de la región, a Luís Alberto Moreno, diplomático y ex ministro de Desarrollo Económico colombiano. Esta elección no debería alarmar a nadie. Alguno de los candidatos tenía que ser elegido. La alarma salta cuando se ve que el Sr. Moreno, es nada menos que uno de los principales artífices del Plan Colombia. ¡Cómo para equivocarse respecto a este caballero!.
Además, las circunstancias, el contexto, hace aún más dolorosa esta elección. Es la elección de un cultor del neoliberalismo y un fiel perrito faldero de las pretensiones hegemónicas del imperio en el continente, cierto, pero es además elegido contra la candidatura respaldada por Brasil y Argentina, amén de Venezuela, después de retirar la candidatura venezolana. En otras palabras todos los estados sabían qué respaldaban con esta elección. Sabían que respaldaban al imperio, al ALCA y los planes hegemónicos contra los intentos de soberanía, independencia e integración solidaria. Allí concurrieron, -la miseria tiene cara de perros- el voto de gobiernos como el de Uruguay, por ejemplo, otros gobiernos "solidarios" suramericanos, además de un buen número de países de la comunidad caribeña.
Un Uruguay que recibió la solidaridad y el gesto integracionista de Venezuela en la forma de rueda de negocios, apoyo energético o respaldo para modernizar una refinería. Un Paraguay que se hizo beneficiario de igual trato preferencial energético. Un Ecuador al que se le han ofrecido misiones y la adquisición de papeles de su deuda externa por millones de dólares, y unos países caribeños que recibieron con beneplácito la generosidad integradora venezolana con la formación de Petrocaribe.
¿Por qué lo hicieron?, ¿por qué eligieron alinearse con el imperio?. Lo sabe todo el mundo. Lo de siempre. La estrategia del predador sobre las presas. Hacerlas elegir su propia "salvación" al precio de ofrecerles comerse otra. Es la comidilla en las esferas diplomáticas en Wahington: oferta de algunas migajas en la cartera de créditos del BID. Ofrecimiento de buen trato en el Banco Mundial. Eso y sólo eso. Unas migajas han bastado para que estos gobiernos olviden la integración o el sueño de una patria grande. Nadie debe llamarse a engaño. Las declaraciones, al día siguiente de la elección, del Presidente del Banco no dejan duda: "La ratificación del CAFTA-DR, es un gran paso integrador para las Américas y tendrá todo nuestro respaldo". ¡Tremendo entusiasmo! El mensaje es claro: si estás con los planes del imperio, tendrás el respaldo alborozado y entusiasta del BID, el BM o el FMI. Las migajas de siempre, el señuelo de todos los tiempos. Si te portas mal, no tendrás nada, si te portas bien tendrás promesas y nuevas humillaciones. Hoy mismo, el Banco Mundial acaba de pagar a Ecuador como lo hace el diablo. negándole una solicitud de crédito.
Caminando de la mano de los pueblos, oyendo sus sinceros y emocionados respaldos, pudiéramos estar olvidando que sus gobiernos son, -como los nuestros de la IV República-, gobiernos de las oligarquías agrarias, gobiernos de las burguesías importadoras, gobiernos al servicio de los intereses que siempre nos han esclavizado, gobiernos cuya filosofía es asociarse para ganar, gobiernos que no despreciarán lo que les beneficie pero, gobiernos que visceralmente tienen por la Revolución Bolivariana y su mensaje de igualdad, justicia y libertad, el mismo horror que tienen nuestros escuálidos, gobiernos con un puñal bajo la manga. Atribuirles un carácter de sincera solidaridad a personajillos como Toledo, Palacios o el inefable presidente dominicano, podría ser un error costoso. La integración verdadera, el espíritu latinoamericanista, la necesidad de cambios revolucionarios es un objetivo de los pueblos, no así de estos gobiernos. Ojalá no se repita con nuestro líder revolucionario y continental la sorpresa de Julio César."Bruto.¿Tú también, hijo mío..?.