El título del presente trabajo es con el objeto de incentivar de alguna forma a los colegas economístas que apoyan no solo el proceso revolucionario sino que estén convencidos de las bondades de la política económica fuera de subjetividades y críticas no constructivas. De igual manera es menester considerar la ausencia absoluta del gremio organizado que no interviene de una forma u otra en el devenir económico venezolano, que tantas riquezas de conocimiento está produciendo.
La última línea del párrafo anterior es probable que tenga muchas lecturas según la óptica con la que se le vea, lo importante en todo caso, es la tremenda objetividad que se requiere en el momento de enjuiciar tal o cual política, so pena de banalizar cualquier discusión que se produzca. Es importante destacar que la posición contraria a la actual política económica inclusive dentro de los seguidores del proceso, sea vertida de forma clara y convincente, de manera tal que, los aportes coadyuven a enriquecer el debate.
Surgen muchas dudas en el momento de evaluar el papel que deberíamos estar haciendo los economistas en defensa de la política económica, sobremanera por el silencio que se convierte en un espacio de debilidad ante los opinadores de oficio en materia económica y la ausencia institucional de un gremio que al menos produzca información y sirva de guía a sus representados.
Algo que no nos debe sorprender es la ausencia de las universidades en el foro económico más allá de las paredes de sus recintos, lo que se ha convertido en otro silencio inexplicable, no se ha sentado cátedra, al menos no tenemos esa información desde el punto de vista académico sobre discusiones de pensum que orienten a los estudiantes a interesarse sobre el paradigma de una nueva economía, libre de los factores tradicionales de poder, (Maurice Niveau), de la orientación social en grado sumo y de la participación de la población en la hechura de su propio destino, eventos no abiertos bajo el sistema capitalista neoliberal ni de ningún signo.
Efectivamente, para quienes no se han dado cuenta, estamos en presencia de una nueva relación de los agentes económicos y un cambio sustancial de prioridades en el momento de definir políticas. Hecho trascendental que rompe otro paradigma en cuanto al papel del mercado según las teorías liberales. Por otra parte, el Estado asume un rol, si se quiere, protagónico porque se trata, que a partir de la política económica implementada y en ejecución, se está produciendo su presencia imprescindible, no como simple espectador sino como el detonador de los cambios necesarios hacia un nuevo modelo ajeno al capitalista tal como lo conocemos.
El socialismo del siglo XXI, lo inventamos todos los días con la acción del gobierno y de los ciudadanos, en nuestro concepto no es un socialismo preexistente, todo lo contrario sus reglas y direcciones deben estar compenetradas con una nueva forma de ver a la sociedad en su conjunto, de analizar y juzgar a la superestructura como se refería Martha Hanecker, lo que nos permitiría en una acción piramidal entrelazar los distintos elementos que la conforman y con una clara visión de los objetivos y metas ajenos a cualquier cosa conocida bajo el capitalismo.
En fin de cuentas, esta política económica sin sobresaltos, con planes continuados se erige en una plataforma interesante de estudio para los especialistas de todo el mundo. Nos preguntamos entonces, dónde están los economistas en Venezuela, las Escuelas, las Facultades, las Universidades como centro del conocimiento y la investigación. Esto es una llamado a la reflexión y a la construcción del nuevo modelo económico y de una nueva economía dirigida fundamental a erradicar la pobreza y las desigualdades.