COCHABAMBA (BOLIVIA), 3 de agosto de 2005. Cada día que pasa, se van definiendo las candidaturas y las propuestas de los partidos, movimientos y alianzas políticas que pugnarán el 4 de diciembre por acceder a la Presidencia de la República de Bolivia, pero además por primera vez en la historia democrática se elegirá por voto directo a los prefectos de los nueve departamentos que conforman esta nación.
El transfugio está de moda: quienes formaron parte de la “megacoalición” del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y hace un par de años tenían una mayoría aplastante en este país, ahora buscan refugio en los partidos que según las encuestas van primeros; muy pocos candidatos se identifican con algún partido político y prefieren presentarse con el nombre de una agrupación ciudadana; otros hacen especulaciones con una serie de nombres de candidatos y posibles alianzas y, los más, bajo el pretexto de sumar con la incorporación de militantes, sólo restan a sus proyectos.
Aun existe incertidumbre en lo que podrá pasar en los próximos cuatro meses de campaña electoral; sin embargo, lo que está claro –absolutamente claro- es que las elecciones generales no resolverán aún los problemas estructurales de este país que necesariamente pasan por la Asamblea Constituyente, la Nacionalización de los Hidrocarburos y la Autonomía Departamental.
Esos son los problemas de fondo que separan en la actualidad a las “dos Bolivias”. Con el transcurso de los meses de campaña electoral, esta brecha se puede agrandar y polarizar o, al contrario, acortar y solucionar.
Todos los candidatos necesariamente deben tomar en cuenta en sus programas de gobierno esos problemas estructurales y, también otros, para que la población boliviana decida la suerte de todo un país.
LA DERECHA COHERENTE
El primer binomio confirmado para las elecciones generales es el de Unidad Nacional (UN), representado por el empresario del cemento Samuel Doria Medina y el dirigente cívico cruceño Carlos Dabdoud, ambos ex militantes del Movimiento de la Izquierda Revolucionario (MIR) del ex presidente Jaime Paz Zamora.
Doria Medina a quien se le acusa de no haber pagado un préstamo de 20 millones de dólares al desaparecido Banco del Estado, monto que le sirvió para consolidar la empresa del cemento más grande del país, en sus primeras declaraciones afirmó que se debe conformar un frente “para bloquear a Evo”; mientras que Dabdoud fue fundador de la Nación Camba, movimiento que alienta la campaña autonómica para Santa Cruz.
Doria Medina dijo: “Nosotros no estamos de acuerdo con los miopes que por hacer cumplir un slogan están dispuestos a destruir la industria de los hidrocarburos, no estamos de acuerdo con la nacionalización, ni tampoco estamos de acuerdo con la migración de los contratos”.
Según el candidato de UN, su acompañante de fórmula y fundador de la Nación Camba, “es un hombre con vocación nacional que se encargará de la Asamblea Constituyente”.
Jorge Quiroga, militante de Acción Democrática Nacionalista (ADN), partido del extinto dictador Hugo Banzer Suárez, definió ser candidato por la Alianza Siglo XXI.
Según las primeras encuestas de empresas y medios de comunicación que los empresarios privados controlan, Quiroga hasta el 30 de julio de 2005, estaría primero en las preferencias electorales con un 22%, seguido de Doria Medina con un 16%.
Quiroga –para muchos el candidato preferido de la embajada de Estados Unidos- dijo que no está de acuerdo con la nacionalización de los hidrocarburos “pero sí con la nacionalización de los beneficios que generan los hidrocarburos” y además agregó que “no transará con el narcotráfico”.
El candidato neoliberal aún no eligió a su acompañante de fórmula.
En este bloque de partidos tradicionales, defensores del sistema y voceros de las transnacionales también se encuentran el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Unidad Cívica Solidaridad (UCS), Acción Democrática Nacionalista (ADN), Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Nueva Fuerza Republicana (NFR).
Estos partidos fueron los más afectados por la imposición de la política económica de los últimos años, al extremo que hasta ahora no tienen candidatos presidenciales, menos propuestas y si no consiguen una alianza, lo más previsible será un desbande general hacia los otros partidos de la derecha tradicional.
El ex presidente Paz Zamora grafica la situación en la que se encuentran estos partidos: prefieren participar sólo en las elecciones prefecturales para tratar de tomar el control local e impulsar la autonomía por encima del centralismo.
La mayoría del electorado de estos partidos, con algunos matices está casi definido, corresponden a la Bolivia que, históricamente han sido beneficiados económica, política y socialmente.
LA IZQUIERDA DIVIDIDA
Aunque la coyuntura en Bolivia, no sólo pareciera ideal, sino histórica, para los partidos de izquierda y los movimientos sociales, éstos aún no son capaces de articular una alianza ni menos la unidad en torno a un solo proyecto político.
En la actualidad, los intereses de grupo, el caudillismo caduco y el liderazgo mezquino les divide a los sectores populares y a los partidos de izquierda, favoreciendo sólo al sistema.
“El ama llulla (no seas mentiroso)” de la sabiduría de nuestros antepasados, “el mandar obedeciendo” de los zapatistas insurgentes o “el volveré y seré millones” de Tupaj Katari, pereciera estar aún muy lejos en la mayoría de estos sectores sociales y políticos.
El Movimiento al Socialismo (MAS) que es la primera fuerza política del país, junto a varios sectores que se unieron a esta alternativa realizó, hace pocos días, un ampliado nacional donde ratificó por consenso la candidatura presidencial del dirigente cocalero Evo Morales Aima.
Con el objetivo de lograr una alianza con otros movimientos sociales aún no eligió el nombre de su candidato vicepresidencial aunque ya definió el perfil: un intelectual que aporte a consolidar su proyecto entre la clase media y alta del país, los sectores donde tiene menos simpatía el MAS.
A diferencia de otras candidaturas, el MAS presentó en forma primicial un plan de gobierno donde contempla la Asamblea Constituyente, la recuperación de los hidrocarburos, la derogatoria de la política de libre mercado, la lucha contra la corrupción, la defensa de la dignidad nacional y de los recursos naturales, la soberanía social en la educación y salud y otros temas.
Aunque Morales convocó a la unidad a todos los movimientos sociales y otros sectores, la respuesta por ahora es negativa.
Jaime Solares, ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) anunció que “no se puede producir alianzas con traidores sino sólo con sectores que buscan una revolución”; Felipe Quispe, conocido como “El Mallku” a tiempo de anunciar que será candidato a la presidencia por el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) dijo que “Evo es el peor enemigo de los pueblos indígenas”; además, otros sectores, como la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve), la Coordinadora del Gas y la Vida, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas (Conamaq) o el Movimiento Sin Tierra (MST), aún no definieron su futuro.
El sector que ya definió su participación en las elecciones es el Frente Amplio con el obrero y alcalde de Potosí, René Joaquino, como candidato presidencial.
Este movimiento de centro-izquierda aglutina en su seno a los alcaldes de La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Sucre y Pando a los que se van sumando disidentes de otros sectores como el denominado MAS-Pueblo.
El 67% de la Bolivia indígena, según datos del último censo, que viven en las zonas marginales de los barrios de las grandes ciudades y las poblaciones rurales podrían inclinarse por estas candidaturas.
A pesar de la fragmentación y la gran dispersión de votos que supondría llegar a las elecciones divididos, la izquierda y los movimientos sociales aún hacen esfuerzos por lograr un solo instrumento político.
LAS ENCUESTAS MEDIÁTICAS
A la par de las millonarias campañas electorales, también ya se hacen los primeros ensayos de encuestas mediáticas sobre todo en la Bolivia citadina, no en “la otra Bolivia” marginada, donde incluso es difícil llegar para hacerles una entrevista.
De acuerdo a la encuesta realizada por Apoyo, Opinión y Mercado en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto, si las elecciones fueran hoy, el 22% apoyaría a Jorge Quiroga de Alianza Siglo XXI, el 16% a Samuel Doria Medina de UN y el 15% a Evo Morales del MAS.
Sin embargo, el líder del MAS es, según esa encuesta, el boliviano con más poder en el país.
Según un estudio de Apoyo, Opinión y Mercado Bolivia realizado para La Razón, en los últimos dos meses el 25% de las personas entrevistadas tuvo esa percepción de Morales.
El estudio, realizado en las áreas urbanas de las cuatro ciudades del eje troncal del país, hizo la siguiente pregunta: "En su opinión, ¿quién es el boliviano que, por el cargo que ocupa, por su capacidad, sus influencias o por su prestigio personal, tiene más poder en Bolivia?". El 25% de las personas entrevistadas respondió que es Evo Morales; muy por debajo se ubica el empresario Doria Medina y el ex presidente Carlos Mesa, ambos con el 7%.
El resto de los candidatos se encuentran muy alejados de este bloque de tres frentes que podrían luchar por acceder a la Presidencia de la República de Bolivia.
En medio de este panorama, el embajador de los Estados Unidos en Bolivia, David Grenlee, aseguró que las relaciones diplomáticas entre ambos países no se verán afectadas sea cual fuera el candidato que llegue a la Presidencia de la República, “incluido el líder cocalero Evo Morales”.
LOS PROBLEMAS ESTRUCTURALES
Mientras la campaña electoral avanza, poco a poco, los problemas estructurales de este país aún esperan una solución definitiva.
Los grupos de poder cruceños a la cabeza del movimiento cívico de Santa Cruz, insistieron hasta último momento, en la autoconvocatoria a un referéndum para las autonomías departamentales que en realidad significa una reorganización federal del Estado Boliviano.
Este sector de poder pretende que en cada uno de los departamentos funcionen autónomamente los tres poderes del Estado y que cada gobierno departamental decida con su propia legislación los destinos de los recursos naturales estratégicos.
La famosa pregunta de “¿… está usted de acuerdo con que se defina y establezca en el país la constitución de autonomías departamentales con transferencia efectiva de competencias y atribuciones, las mismas que tendrán por objeto, en su jurisdicción territorial, disponer libremente de sus recursos, elegir a sus autoridades y darse su propia administración?”, sólo está archivada y podría ser desempolvada en cualquier momento.
Aunque la pretensión de las élites cruceñas, es inconstitucional, antidemocrática y afecta a la unidad y soberanía nacional, existen fuertes intereses de empresarios, latifundistas, terratenientes y transnacionales que, pasadas las elecciones generales, en cualquier momento volverán a la carga.
Por otro lado, la demanda de la Nacionalización de los Hidrocarburos y la Asamblea Constituyente, sobretodo en los sectores populares, también está vigente.
Los diferentes movimientos sociales tienen como bandera estas dos demandas que no serán resueltas a través de las elecciones generales sino solamente en los meses posteriores del nuevo gobierno.
Para la mayoría de los bolivianos y bolivianas, antes de la convocatoria a las elecciones generales, se deberían haber solucionado estos temas centrales sobretodo la realización de la Asamblea Constituyente Soberana y Popular, como un pilar de la “refundación” de un nuevo Estado y sobre esas bases consolidar el sistema democrático.
La “clase política” no tuvo esa capacidad de resolver los problemas estructurales, ahora se juega la suerte de esta nación en las elecciones generales de diciembre de 2005 cuyos resultados serán determinantes, no sólo para el futuro del país sino de todo el continente…
* Periodista y escritor boliviano.