1. El gobierno imperialista de Bush se ha anotado otra victoria con la aprobación del llamado CAFTA que, como el Tratado de Libre Comercio (TLC), será impuesto a cinco países centroamericanos (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) y a un país antillano (República Dominicana) a partir de enero de 2006. Dado que juntos esos seis países apenas representan alrededor de una quinta parte del territorio mexicano, y el número de sus habitantes también es relativamente bajo, se podría preguntar: ¿Qué asegura Estados Unidos con la firma del CAFTA? 1. Profundizar el dominio político en esos seis países, 2. Asegurarse de la explotación y saqueo de los recursos naturales, y 3. Instrumentar políticas militares orientadas a amenazar a Venezuela, Cuba y Colombia.
2. Los diferentes gobiernos norteamericanos han engañado siempre a los insulsos con el discurso de la democracia y la libertad. Si bien Estados Unidos, en el siglo XIX, fue uno de los países más progresistas y libres –comparado con la vieja Europa intervensionista, aristocrática y clerical de entonces- a partir del siglo XX se transformó el gobierno yanqui en el campeón de la guerra, el armamentismo, el saqueo y en policía mundial. Los gobiernos, llámense Roosevelt, Kennedy, Carter, Reagan, Clinton o Bush, sólo han buscado cumplir con los empresarios yanquis que los han colocado en el poder y asegurarse de los inmensos recursos naturales (petróleo, agua, madera, alimentación, dólares, etcétera) que le garantice al sector dilapidador e individualista, su vida futura.
3. Por eso los tratados o acuerdos instrumentados por los gobiernos estadounidenses en América, como el CAFTA, TLC, Plan Puebla-Panamá, Plan Colombia, ALCA, etcétera, sólo han tenido un interés fijo para los promotores: dominar a los países y saquear sus recursos naturales y demás riquezas. Por eso también en Latinoamérica contamos con riquísimas historias por la defensa de nuestras independencias y soberanías, en las que nuestros pueblos se defienden ante las invasiones y son asesinados por los militares yanquis bien entrenados y manejando las armas sofisticadas y de alto poder. Antes el pretexto fue la lucha contra el comunismo ateo, ahora es la persecución contra el terrorismo que se asoma en todos lados. Desafortudamente hay aún muchos necios que le creen.
4. Con la firma del CAFTA no habrá mejoría económica, laboral o social para los pueblos, tal como ha sucedido en México a más de 11 años de haber sido impuesto el TLN o TACAN. Quienes sí ganan son los más poderosos empresarios que con sus negocios se hacen mucho más ricos, así como los gobernantes que, aprovechándose de las relaciones comerciales y de las autorizaciones miles que otorgan, acumulan enormes riquezas siempre mal habidas. Como ha sucedido en México, al abrirse la desigual competencia entre las poderosas y subsidiadas empresas yanquis y los pobres empresarios mexicanos y latinoamericanos, estos últimos caen irremediablemente derrotados hasta llevarlos al cierre de sus negocios. El desempleo y la miseria se profundizan en América Latina.
5. Pero no será fácil al imperialismo estadounidense y a los gobiernos sumisos de Centroamérica saquear las riquezas naturales de esos países. Tanto en Guatemala, en El Salvador y en Dominicana, desde los años cincuenta del siglo pasado, por lo menos, se han registrado estallidos de rebeldía que han llevado a la conformación de guerrillas contra la miseria y la explotación. En Guatemala las batallas de Arbenz y su gobierno derrocado en 1954; de las FAR, de Turcios, Yon Sosa y otros; la conciencia formada por los guerrilleros del FMLN de El Salvador y la no menos importante rebelión del coronel Caamaño en abril de 1965 en la Dominicana, son muestras de batallas anteriores en algunos pueblos centroamericanos, mismas que pueden resurgir por estar guardadas en la memoria.
6. La reciente reorganización de la Organización de Estados Americanos (OEA) está ligada indiscutiblemente a la firma del CAFTA. A los Estados Unidos convenía más imponer a un secretario general de la OEA perteneciente a esa región, pero tuvo que aceptar a un sudamericano que, al parecer, le ha prestado buenos servicios. En realidad no hay que aventurar juicios acerca de lo que sucederá en los próximos años. Lo más seguro es el gran saqueo imperial, pero también eso podría provocar poderosos levantamientos indígenas y campesinos que provoquen que la región se convierta en un polvorín. Por ahora sólo hay que llamar la atención del pueblo y gobierno venezolano para que estén muy atentos. No deben olvidar que el gobierno de Chávez y el de Cuba están en el “eje del mal” yanqui.