Yucatecos despojados, miserables y hasta masoquistas

1. El actual gobernador panista de Yucatán, Patricio Patrón Laviada (PPL), es nieto de la “Casta Divina” formada en el Porfiriato por los hacendados yucatecos. A los siete meses del triunfo de Fox, cuando aún conservaba su fuerza, Patrón Laviada desbancó al PRI después de que este partido gobernó 70 años. Con la sola diferencia de que Fox es hablantín y Patrón tartamudo, los dos son físicamente muy altos, con escasísimos estudios y tan corruptos o más que los priístas. Mientras Fox y su esposa, hermanos, hijos y entenados, hacen enormes negocios a la sombra del poder presidencial, el gobernador y sus hermanos en Yucatán se han dedicado al despojo y especulación de tierras de los campesinos o ex ejidatarios henequeneros.



2. Hace dos semanas el gobernador Patrón anunció con bombo y platillo de que se construirá un nuevo aeropuerto en Yucatán y que se habían adquirido a muy bajo precio todas las tierras necesarias. Confirmó que se compraron más de 3,000 hectáreas por medio del ex delegado del RAN “que es el mejor conocedor de la zona”. Dijo el gobernador que el ex funcionario hizo las compras por encargo directo del Ejecutivo y que se invirtieron 61 millones de pesos. El ex delegado es empleado o prestanombre del hermano del gobernador y del ex banquero Roberto Hernández Ramírez. Ahora afirma el gobernador: “Somos dueños de toda esa superficie para que no digan que el hermano, el tío, el primo o los cuates las compraron para hacer buenos negocios.



3. El gobernador dice que compró el metro cuadrado a $1.60 y el ex delegado la compró a $1.30, pero en la población de Hunucmá, en asamblea de ejidatarios del pasado domingo siete, se informó que “los compradores ofrecen 7,000 pesos por hectárea, pero los ejidatarios pedirán 7,200 pesos”. Pero de lo que no hay duda es que la hacienda Texán Palomeque, propiedad de Alejandro, hermano del gobernador, colinda con las tierras del futuro aeropuerto y que la hacienda Tacubaya, propiedad de Roberto Hernández, tío del gobernador, está ubicada a cuatro kilómetros. Pero hay que decir que a esas 3,000 hectáreas que fueron despojadas a los ejidatarios de Hunucmá, se suman otras miles de hectáreas abaratadas que rodean a la ciudad de Mérida y poblaciones conurbadas.



4. ¿Cómo se hicieron los ejidatarios de esas tierras ejidales y comunales que rodean a la ciudad de Mérida en una radio de 50 kilómetros? En primer lugar, antes de la época colonial, fueron tierras comunales de los indígenas mayas. Después de la conquista los españoles, los criollos y sus aliados fueron despojando a los indígenas hasta instalar gigantescas estancias y haciendas que se convirtieron en grandes centros de explotación esclava y servil. La revolución mexicana en Yucatán tuvo que negociar con los hacendados y fue sólo hasta que Lázaro Cárdenas decretó en 1937 la expropiación de las dos terceras partes de las tierras que se formaron los ejidos comunales. Con el desplome del henequén en los setenta, las tierras comenzaron a permanecer ociosas y a malvenderse.



5. El PAN nació, entre otras cosas, para combatir los ejidos colectivos –por considerarlos experimentos comunistas- y plantear el regreso a la propiedad individual de las tierras. Entre los principales fundadores del PAN en Yucatán estaban los hacendados y lo que se conoció como la “Casta Divina” (integrada por hacendados y clero) Por eso el PAN aplaudió a rabiar la reforma agraria impuesta por Carlos Salinas en 1992 que legalizaba el despojo de las tierras ejidales y permitía la compra, venta y acumulación de éstas. Por eso todo el saqueo de propiedades territoriales hechas por el gobierno panista a nivel nacional y en Yucatán es, al parecer, completamente legal. ¿Qué se puede hacer con leyes, abogados e instituciones de justicia que está al servicio del gobierno?



6. ¿Qué dicen los despojados ex ejidatarios yucatecos? El pasado fin de semana conversaba en Ocosingo, Chiapas, con los líderes campesinos de San Salvador Atenco. En tanto éstos defendieron con enorme orgullo y conciencia, con grandes movilizaciones y con sus machetes, las tierras que les dejaron sus abuelos, sus padres y que heredarían a sus hijos y sus nietos, en Yucatán los campesinos despojados en Hunucmá se sentían muy contentos por haber vendido a 70 centavos cada metro de sus tierras y querían “gozar un poco ese dinero antes de morir”. Sin embargo razoné: los de Atenco han cultivado y vivido de sus tierras; los yucatecos sembraron en ellas una planta comercial y por orden del patrón. No hubo identidad entre tierra y hombre ni esperanza la usarlas en el futuro.



7. ¡Pobre Yucatán, qué jodido está económica, política e ideológicamente! Conforma con Chiapas, Oaxaca, Guerrero el cuarteto de los estados más miserables económicamente del país; pero política e ideológicamente es sin duda el más atrasado en cuanto a participación, conciencia y dignidad. Mientras en estos tres estados del país los indígenas, campesinos, maestros, ciudadanos luchan en la selva, en las calles y protestan ante las agresiones, en Yucatán pareciera que gozan cuando el gobierno les roba, los engaña o de plano se burla de ellos. Parece que los yucatecos –herederos de mayas pacíficos, sometidos por una “Casta Divina” con métodos de servidumbre y un poderoso clero que le promete mejor vida en el más allá- se conforman con reírse o burlarse en voz baja de quienes los maltratan.


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Pedro Echeverría V.


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