Para nadie es un secreto que el reino de las ondas Hertzianas lo es a su vez de la más fofa mediocridad. Trátese de la radio o la televisión los niveles establecidos para la comunicación carecen del más mínimo respeto con quienes nos mantenemos informados por estos medios del acontecer nacional e internacional.
Esto es válido no solamente para los medios comerciales, a los que las leyes del mercado y su desaforada intención de esquilmarle el ultimo bolívar al “usuario” (palabra esta, nunca mejor utilizada como acá, en el contexto capitalista – mercantil) a través de la manipulación publicitaria, no les deja tiempo para distanciarse de la improvisación y la vulgaridad. También los medios públicos se deslizan por la pendiente de la improvisación en desmedro de su objetivo primordial de elevar el nivel cultural de la población radioescucha y televisiva y, además, en esta nueva exigencia de formar conciencia socialista.
Desde hace algún tiempo los asiduos oyentes y telespectadores de la Red de Medios Públicos, hemos venido notando cierto relajamiento en la actitud asumida por periodistas, locutores, conductores de programas de diversa índole, invitados, y opinadores en general que hacen uso indiscriminado de muletillas, deslices gramaticales, lugares comunes y hasta un lenguaje gestual ante las cámaras de televisión que, en un afán de “refrescar” la pantalla de TV, de mostrar una imagen desenfadada para que, supuestamente, el “mensaje” sea más expedito, lo que hacen es despertar muchas dudas en cuanto a la seriedad de quién emite y del mensaje emitido.
Por supuesto que no se pretende el acartonamiento con el que un Amado Pernia, puesto allí para los efectos, nos contrabandeaba la ideología de las transnacionales como locutor de El Reporter ESSO, pero un poquito de sobriedad no le quedaría mal al filósofo Pirela, porque el contrabando sigue existiendo aunque tenga ahora un matiz socialista.
En fin, tampoco es que sean fallas insalvables, que con el tiempo y un poco de planificación no puedan ser corregidas. Si mantenemos una actitud alerta y crítica, si nos avocamos a determinarlas, discutirlas, pero sobre todo ADMITIRLAS, habremos logrado avanzar en el camino de su superación. Es en ese sentido que no observamos el más mínimo esfuerzo por reconocer nuestras limitaciones y de que somos falibles por humanos. Ilustraré, a continuación, con un ejemplo que motiva este artículo y le da título.
Pienso que admitir una simple equivocación a nadie ha hecho daño alguno. Al contrario, lo enaltece, demuestra ser persona madura que no pretende “saberlas todas”, que posee un alto grado de honestidad intelectual, por eso, atribuirle una frase por todos conocida a un personaje histórico que no la expresó, es un gazapo que a cualquiera se le escapa, pero tratar de encubrirlo es como abrir la puerta a la jaula y dejarlos escapar todos a la vez. Lenin pudo recordar, en algún momento, la frase de Bebel -como alguien escribió en la red y que a partir de allí, muchos repiten sin citar la fuente-, pero repetir varias veces: “como dijo Lenin…”es hacer de este un plagiario que jamás lo fue.
Convencidos como estamos de que sólo la participación efectiva del pueblo garantizará la permanencia y profundización de los logros alcanzados y de nuestra objetivo estratégico, si el entusiasta ministro Villegas logra implementar la idea del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información, buena parte de las fallas que lastramos serán superadas, dándole a los medios de información que disponemos un verdadero refrescamiento sin necesidad de recurrir al divismo, protagonismo y logomanía que caracteriza a muchos en los medios radioeléctricos.
Mientras esperamos que el ministro nos diga como participar en el Sistema, seguiremos siendo consecuentes con nuestra RNV aunque sea con todos los yerros.
Saludos
Valencia, 21 de febrero de 2013
Jutor2000@gmail.com