Las antiguas colonias de América

Los Constituyentes de Cádiz habían considerado que los territorios de América formaban parte de la nación española (art. I de la Constitución), pero luego retrocedieron al aplicar las consecuencias de ese principio que hubiera exigido mayor número de diputados americanos que peninsulares. Se concedió entonces el derecho de voto sólo a los blancos, dejando a las “castas” privadas de él. Llamabase “castas” a los mestizos, mulatos o gente de “color quebrado”, intermedias entre indios y criollos. Como ejemplo del porcentaje de blancos veamos cómo se componía la población de la Capitanía General de Venezuela que se situaba en 900.000 habitantes, resultará evidente que el mestizaje, proceso de igualación social, es predominante. En efecto, el 50% de esa población es parda; el 20% la forman criollos blancos, es decir, una cierta aristocracia provincial parapetada en los Cabildos, en las oficinas de Gobierno y en la “propiedad de la tierra”. Los indígenas estaban ya reducidos a unos 160.000 individuos, incluidos en el cálculo los marginales; los esclavos negros alcanzaban a unos 90.000 y los blancos peninsulares y canarios a 12.000. Se trataba, desde luego, de una sociedad clasista, de acuerdo a la ley y a la costumbre. Pero sociológicamente vinculada a una mayoría mestiza. Ese viejo mestizaje, igualitario, comienza a bullir en el siglo XVI y está cuajado en el XVIII. La comunidad está formada.

Dos Instituciones sirvieron de base a la formación de la comunidad provincial, en las cuales se realiza el mestizaje y se afianza la economía de corte feudal. Una es la encomienda y otra la misión. La encomienda distribuye la tierra entre los conquistadores y sus sucesores. Para que la encomienda, que es el origen de la hacienda, del latifundio, funcione, debe disponer de mano de obra. El sistema de explotación de los indígenas se liga, de ese modo, a una institución económica. Repartimiento de tierras y encomienda de indígenas se convierte en una sola institución de explotación económica, base de la agricultura y la cría, desde 1541 a 1718. La misión, en manos de las Órdenes religiosas, sustituye a la conquista armada. La importancia de las misiones se deja sentir principalmente en el oriente, en los Llanos y en el Sur. Gran parte de los pueblos de Nueva Andalucía y de Guayana tienen su origen en una misión. Por supuesto que no convirtieron al indio a la fe cristiana ni lo ganaron para la “civilización”. Sólo aligeraron el proceso de explotación y mestizaje.

La esclavitud, que no desaparecerá como institución legal hasta muy entrado el siglo XIX, en plena república (fue abolida en 1854), se concentra en los negros. Los “indígenas, vasallos de la Corona, no eran considerados como esclavos”. Sólo en oportunidades, en la primera mitad del siglo XVI, se les trató como tales. Otra cosa fue la injusticia social, el maltrato a los indios, igual en la época de la monarquía y en la época republicana, en el siglo XVI que ahora, en el siglo XXI. Los esclavos negros también contribuyeron al proceso de mestizaje, raíz de la comunidad venezolana.

Cierto es que los dirigentes del movimiento político de las colonias eran esencialmente criollos, capa superior de la sociedad americana que había entrado en contradicción con la explotación de las mismas por la Monarquía. Pero los buenos propósitos de los legisladores de Cádiz no podían nada contra una realidad de raíces profundas. Razones que explica Mariátegui así:

“La política de España obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento económico de las colonias al no permitir traficar con ninguna otra nación y reservarse como metrópoli, acaparándolo exclusivamente, el derecho de todo comercio y empresa en sus dominios.”

“El impulso natural de las fuerzas productoras de las colonias pugnaba por romper este lazo. La naciente economía de las embrionarias formaciones nacionales de América necesitaba imperiosamente, para conseguir su desarrollo, desvincularse de la rígida autoridad y emanciparse de la medieval mentalidad del rey de España.”

Las “Instrucciones” dadas por el Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala a su diputado en las Cortes de Cádiz, D. Antonio Larrazábal, son uno de los ejemplos más característicos de esas necesidades de las colonias. En ellas se recaba la libertad de industria y de comercio. Se dice: “prohibir la importación de mercaderías a pretexto de ‘fomentar las fábricas nacionales’ es una injusticia que se hace al consumidor, ya que las industrias nacionales, sin estímulo, no progresarían”. Se insiste en que “todos los habitantes tengan oficios útiles” y también se dice “los guardacostas de América para que no se comercie con extranjeros son inútiles”. Las Instrucciones, en su segunda parte, son un verdadero tratado de economía política liberal.

Por otra parte, la noticia de la ocupación de España por los franceses determinó a las capas criollas, dirigentes de la sociedad, a reaccionar por cuenta propia, comenzando por rechazar las proposiciones de los agentes franceses que Napoleón y José I se habían apresurado a enviar. Cuando las Cortes de Cádiz se reunieron, el movimiento de independencia estaba en marcha con fuerza irreversible. Venezuela está regida por una Junta de Gobierno desde el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811 proclama su independencia y su primera Constitución, aunque en 1812 los patriotas tienen que capitular y Miranda cae preso, víctima del engaño de Monteverde. Las Juntas surgen por doquier en Nueva Granada y Ecuador. En Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810, el virrey tiene que ceder su puesto a la Junta dirigida por Belgrano. El 18 de mayo de 1811, Artigas derrota a los españoles en Las Piedras. Tres días antes se proclamaba la independencia del Paraguay. En Chile existe desde 1810 una Junta de Gobierno de tipo transitorio, pero a fines de 1812 ya tiene su Constitución y su bandera.

En México, el cura Hidalgo da el “grito de Dolores” el 16 de septiembre de 1810. Después de su muerte, es Morelos quien dirige la lucha y reúne en Chipalzingo un Congreso, en septiembre de 1813, que proclama la independencia el 6 de noviembre. Morelos será también ejecutado, el 22 de diciembre de 1815, por el coronel español Concha. El virrey Abascal resiste en Lima y también en 1814 es vencida la Junta de Santiago. Pese a reveses momentáneos, las colonias de América, siguiendo el método de las Juntas de los patriotas de la metrópoli, afirmaban su independencia que será definitiva en el decenio siguiente. En esta lucha encontraban el apoyo —nada altruista por cierto— de Inglaterra, Estados Unidos e incluso, al principio, de agentes de Napoleón, cuando se convencieron éstos de la imposibilidad de ganar las colonias a la causa de José I.

Se insiste en el apoyo inglés al levantamiento de las colonias: El ansia de comerciar directamente con ellas era el único motivo que asistió a Inglaterra para proteger la insurrección.

Ese escrito, trata certeramente los intereses que movieron a Inglaterra “privada enteramente de los beneficios de su comercio con Europa” que, aliándose a España, “ve muchísimos canales abiertos a su comercio, recobra Portugal…”

En efecto, la guerra de España fue un buen negocio para Inglaterra. Y sus ejércitos en España eran habitualmente sostenidos por el erario español o por la abnegación de la población. Mientras tanto establecía su comercio con América, a razón por la cual se opondrá años más tarde a todo intento de las potencias de Europa para ayudar a Fernando VII a recobrar su imperio colonial.

Las relaciones con Roma se vieron oscurecidas por la abolición de la Inquisición decidida por las Cortes de Cádiz. El Nuncio del Vaticano ejerció diferentes presiones para impedir que el acto de abolición fuese leído en las iglesias, como lo habían decretado las Cortes. La segunda Regencia (compuesta por Ciscar, Agar y el cardenal Borbón) pasó una nota al Nuncio desaprobando su conducta. El Nuncio se negó a dar explicaciones y replicó en términos violentos, en vista de lo cual la Regencia le dio sus pasaportes y le ofreció la fragata Sabina para partir. Negóse a ello el representante del Vaticano, que se trasladó a Tavira (frontera con Portugal) a fin de continuar interviniendo conspirando en las cuestiones internas de España.

Cito a Don Miguel de Unamuno: “Cuantas cosas no se hubieran resuelto si Simón Bolívar nos libertara a nosotros los españoles.


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¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco cubanos héroes de la Humanidad!

¡Pa’Lante Comandante! ¡Hasta la victoria siempre!

¡Independencia y Patria socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

¡Bolívar Vive!


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Manuel Taibo


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