En la actualidad en Venezuela convergen diferentes sectores políticos, compuestos por las diferentes ideologías de los ciudadanos que conviven dentro del territorio nacional. Uno de estos sectores (de carácter minoritario), está representado por un grupo de venezolanos que no están de acuerdo con las políticas aplicadas por el gobierno nacional desde hace 14 años por una u otra razón, como suele ocurrir en todo sistema democrático y plural como el que hoy ostenta nuestro país.
Asumiendo un rol crítico y objetivo en cuanto a la situación actual del país, podría surgir un debate interesante sobre lo que, por algún u otro motivo no se ha podido lograr, y lo que falta por hacer, pero no existe argumento alguno que eche por tierra los innumerables beneficios que ha aportado la Revolución a este país en términos sociales, políticos, económicos, deportivos y culturales. Si bien es cierto que debemos reconocer que aún nos falta mucho por lograr y hemos cometidos algunos errores en estos 14 años de gobierno, no nos debe caber la menor duda de que la Revolución es el sistema político que debe seguir gobernando en Venezuela para continuar con las políticas de inclusión social y asegurar nuestra soberanía nacional. De eso estamos claros.
Cuando se va a debatir sobre política se debe tener la formación y la madurez suficiente para abordar dicho tema; se debe conocer la historia, se debe profundizar, contextualizar y conocer, para luego opinar y criticar lo que se tenga que criticar, porque de lo contrario estaremos cayendo en la ingenuidad de hablar sobre algo que no tenemos el conocimiento pleno.
Es normal que un opositor a la hora de debatir nos quiera convencer de que tiene la razón, acusándonos de ignorantes, cuando son ellos quienes se niegan a conocer la historia y a hablar sobre el pasado, que condena a la oligarquía. En su discurso casi programado, suelen criticar sórdidamente la economía del país, gritando a los cuatro vientos que Venezuela pasa por una "fortísima crisis económica" una idea que resulta absurda cuando hablamos del país que ha sido ejemplo en la región, impulsando diferentes misiones sociales en favor de los más humildes y creando diferentes estrategias para contrarrestar la influencia económica de los sectores capitalistas que juegan al acaparamiento de alimentos para crear pánico en la población. Algunos han llegado al exabrupto de afirmar de manera inescrupulosa que en este gobierno se violan los derechos humanos, cuando Venezuela se incorpora como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas por primera vez en la historia, gracias a los esfuerzos y políticas aplicadas por el Presidente Chávez.
Nos hablan de la inseguridad, sin saber que ésta es consecuencia de la deformación cultural de la cual fue víctima este pueblo durante mucho tiempo, y que se quiere erradicar a través de la educación, formando ciudadanos comprometidos en coadyuvar al desarrollo de la nación, apartándose de todo vicio que le perjudique a sí mismo y a la colectividad. Nos hablan de corrupción, cuando desconocen la bases éticas y morales que construyen la revolución bolivariana, que aparta totalmente a quienes pretendan enriquecerse ilícitamente, como el nido de delincuentes que forma la pequeña élite opositora que intenta satisfacer sus intereses con el dinero del pueblo venezolano.
Ellos se creen "intelectuales y politólogos" tan solo con ver la intriga y mediocridad política expresada en los medios de comunicación derechistas a través de sus pobres debates, televisados en programas de triste editorial fascista. Sin darse cuenta, están completamente manipulados y envenenados por los grandes laboratorios de la comunicación, expertos en propaganda negra y guerra sucia, que se ha instalado en sus vulnerables mentes, incapaces de entender el actual panorama político. Han convertido su mayor virtud en debatir con argumentos carentes de profundidad ideológica, hundiéndose en una mediocridad que les resulta difícil de aceptar.
Lógicamente la Revolución Bolivariana no es perfecta y existen errores que tenemos que solucionar, pero no existe argumento alguno que puede asegurar que un gobierno encabezado por la derecha fascista y neoliberal logre reivindicar los derechos soberanos del pueblo y proyectar el desarrollo nacional en favor de los intereses de las grandes mayorías, porque sencillamente son ellos quienes por mucho tiempo excluyeron a los más pobres y vendieron nuestra identidad, regalando nuestros recursos al imperio norteamericano, mientras naufragábamos en los mares de la pobreza. No existe argumento alguno que nos diga, que el legado de nuestros próceres independentistas no están encarnizados en el corazón de un proceso político transformador que hoy busca la integración latinoamericana. No existe argumento alguno que pueda afirmar que el actual gobierno debe prescindir del modelo político socialista y adoptar el capitalismo neoliberal que pretende implantar la derecha, que solamente beneficia a su minúsculo grupo burgués. Al capitalismo le importa poco los derechos del pueblo, sino pregúntenselo a los hermanos europeos que lamentablemente sufren las fuertes medidas económicas neoliberales que afectan seriamente su calidad de vida, y traen como consecuencia los desahucios y el desempleo.
No existe argumento alguno que pueda negar el avance en todos los ámbitos que ha tenido este país desde la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de la República, y eso es algo que muchos opositores quieren negar con un discurso desgastado, bajo una retórica nada convincente que se convierte en falacia. Debemos aprender a leer, analizar, reflexionar, criticar y opinar, en ese mismo orden, ¡No al revés!
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