Cantamos contigo Alí.
Naciste en Coro, y en coro cantamos contigo Alí. Mi juventud tan siquiera permitió encontrarme en la misma época que tú, pero esa llamarada revolucionaria convertida en canto, es un motor que impulsa a seguir transitando por el sendero de la Patria buena, esa que amaste como solo un verdadero humanista puede hacerlo.
Alí, camarada, este ha sido un camino nada fácil, ¿y para que lo queremos fácil? ¡Si nosotros venimos de ese temple incorregiblemente rebelde dispuesto a batallar en la trinchera que sea! De a poco fuimos cambiando los techos de cartón por viviendas de pueblo digno, del obrero, de los que venimos de abajo.
Sin que te pasara los fósforos, esa madera comenzó a arder, y seguirá ardiendo mientras mantengamos ese espíritu indoblegable ante la arrogancia de quienes no quieren que sepamos que hay semerucos allá en el cerro y un canto hermoso para cantar.
Alí, tu canto se convirtió en poesía, y tu poesía en bandera de los que hoy estamos plenamente convencidos de que la Patria es el hombre y la seguirá siendo mientras permanezcamos de pie y no de rodillas. Unidos seguimos forjando bajo ese andar indetenible, la lucha revolucionaria que nos debe llevar a la victoria final.
Hoy te agradecemos haber despertado esa conciencia y haber rescatado a Bolívar de los libros y la estatuas, que ya no es pensamiento muerto, y mas nunca lo será, mientras estemos aquí, apagando las velas de la dominación.
Ahora que el petróleo es nuestro, los lacayos serviles del norte pretenden regresarnos a los tiempos de Tío Juan, cuando el imperialismo yankee hacía lo que le daba la gana, pero aquí estamos nosotros para decirles que no somos las águilas que se arrastran, sino las que toman la colina.
Los enemigos de la Patria, con violencia e ironía, nos hablan de paz ¿y cuál paz, si quieren dejar al mundo como está? Por eso decimos ¡Basta de hipocresía! Seguimos buscando lo que ha de emancipar, que han de ser la ideas de un mundo mejor, donde ayudemos a ser humana la humanidad.
Mamá Pancha sigue aquí, con los ojos de un pueblo que ahora mira hacia un horizonte de mejores oportunidades. Pero nos falta mucho, no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir no solo la paz, sino la felicidad plena de nuestro pueblo, y eso solo se logra si no estamos dispersos.
La dignidad pasó a ser obligatoria, en la conciencia de quienes tomamos tu lírica como entonación permanente. La esperanza se desbordó en este flamear incontenible de nuestras banderas de lucha.
Alí, tus canciones me han dado la inspiración para dibujar entre lineas la poesía que dejaste entre composiciones. Yo tampoco sé filosofar, pero en tu memoria ¡Yo me voy carajo a hacer la Revolución!