Vamos a ser claros, tampoco hay que hacerse de santo : aquí todo el mundo ha dicho una mentira alguna vez en la vida, es más, creo que quien se ufane de lo contrario, jamás ha estado enamorado.
Pienso sin temor a equívocos, que los hombres más sinceros, de esos que por ahí se erigen como honestos, infalibles, casi perfectos, no lo piensan dos veces para -en los momentos de aprietos- espetarle una mentirita a la mujer amada.
No hacerlo sería una estupidez. Es imperdonable perder a una mujer bonita por negarse a echar un embuste. ¡No!, creo que no sólo hay que mentir, sino buscar los mecanismos para que ella se entere de que trastocamos la verdad por miedo a perderla.
Y estoy completamente seguro que cuando lo sepa, además de perdonarnos, nos recompensará con más amor, como a nadie en la vida, como sólo ellas saben hacerlo.
Creo, que no sólo en el amor, sino en muchos otros aspectos, siempre y cuando se justifique, es perdonable una mentira, lo que debemos es evitar hacerlo por odio, cobardía, menosprecio o creer que estamos rodeados de eunucos mentales.
Ahhh..., otra cosa –antes de continuar- debo advertir que cuando se miente hay que tener cuidado con la credibilidad, porque el problema no es hacerlo, sino que nunca nos vuelvan a creer.
Allí estaremos derrotados, fracasados. Ese es el caso de lo que queda de nuestra oposición: insiste en falsear la verdad sin justificaciones de peso y eso la llevó a perder la seriedad ante la opinión pública.
Porque la oposición puede haber engañado por infinidad de motivos que no juzgaré, lo que no puede aceptarse es que mientan, lleven el país al borde del caos, por una razón que, para colmo, no pueden ocultar : el odio a Chávez.
Siempre que hablan o escriben, en cada una de sus palabras se nota un proyectil, un dardo envenenado más que contra el proceso, contra el Presidente, ignorando que eso se les revierte ante una población ganada a un proceso revolucionario irreversible que está metida de lleno en el alma del pueblo venezolano.
Es una cuestión ilógica. Me explico : No debemos colocarnos una corbata y salir a las siete de la mañana en un programa de televisión diciendo que este proceso revolucionario es un desastre mientras, paralelamente, los consultorios de médicos cubanos se encuentra repletos de personas esperando que las atienda el doctor y les regalen la medicina o, sencillamente, en el Mercal más cercano comprando caraotas a 1100 bolívares el kilo, arroz 990 y, bueno, revisando precios, cuestión que ahora se hace con gran facilidad gracias a las misiones de estudios organizadas por el Gobierno nacional.
De modo, que la oposición ha utilizado cualquier coartada para arremeter contra el proceso revolucionario porque lo lidera el presidente Hugo Chávez, y creo que eso es válido en un país democrático donde existe diversidad de criterios, opiniones...en fin, pero el error de este sector está en que todas y cada una de sus estrategias han estado basadas en esas mentiras signadas por la envidia, el rencor y esa desmedida ambición de ponerle nuevamente la mano al poder.
Y es que está más que demostrado que los adversarios de este Gobierno no tienen ninguna razón sustentada en el bienestar del pueblo, para arremeter contra este proceso, no, son sólo personas que se niegan a perder esos intereses a los que permanecieron abrazados por más de 40 años y, a estas alturas del asunto, impedir su regreso rapiño es punto de honor del presidente Chávez y de la gran mayoría del pueblo venezolano.