“El modelo capitalista y consumista está llevando al planeta hacia la extinción”
Hugo Chávez 15-08-05
Si viviéramos en un mundo utópico, si las amenazas ambientales fueran inexistentes, si los recursos naturales fueran ilimitados y si Caracas no estuviera congestionada de carros, yo abogaría porque cada venezolano y venezolana fuese dueño de su propio vehículo, con el cual pudiera transportarse sin contratiempos.
Sin embargo, la realidad es otra, vivimos en un mundo altamente contaminado y bajo serias amenazas como son: la destrucción de la capa de ozono, el efecto invernadero y el cambio climático.
Para nadie es mentira que la inmensa demanda de carros a nivel mundial refuerza este desbalance ambiental.
A pesar de los efectos contaminantes de los vehículos automotores, el Gobierno Nacional ha lanzado el programa “Venezuela Móvil”, mediante el cual se exonera del impuesto al valor agregado (IVA) a todas aquellas personas naturales que deseen adquirir un carro que no supere los 20 millones de bolívares.
No solamente este programa aumentará los niveles de contaminación en nuestro país, sino que también “Venezuela Móvil” se traduce en problemas de vialidad, problemas tributarios e incluso contradicciones políticas.
En primer lugar, lo menos que necesita Caracas es un incremento del parque automotor. Las calles y avenidas de la capital del país y de otros centros urbanos están repletas de carros a toda hora.
En estas circunstancias los esfuerzos del gobierno deben ir dirigidos a limitar el masivo flujo vehicular y estimular el uso de la transportación pública, la cual es sumamente deficiente en toda Venezuela.
En segundo lugar, la exoneración del IVA a vehículos automotores es de por sí un exabrupto, ya que la finalidad de este tipo de impuesto, el cual es regresivo y afecta a los más pobres, es precisamente gravar aquellos bienes y servicios a los cuales tienen acceso personas con ingresos económicos relativamente altos.
De esta forma, un individuo con un ingreso mensual de 2 millones de bolívares dejaría de pagarle al fisco el IVA de un vehículo adquirido a través de “Venezuela Móvil”, pero a la misma vez un individuo desempleado y sin ningún tipo de ingreso mensual, estaría pagando el IVA sobre la ropa y el calzado que le compre a sus hijos e hijas para el inicio del año escolar.
Finalmente, es evidente que “Venezuela Móvil” tiende a favorecer, principalmente, a la clase media venezolana, la misma que en su mayoría apoyó el Golpe de Estado de 2002, el paro petrolero y las guarimbas.
A pesar de ser “Venezuela Móvil” un programa pro-liberal, capitalista, consumista e individualista, no he leído a un solo medio opositor aplaudir a Chávez por favorecer la rápida implementación de este plan de adquisición de vehículos.
En todo caso, si de ayudar a la clase media se trata, hubiera sido preferible construir y operar módulos de barrio adentro y mercales en las adyacencias de las urbanizaciones, como de hecho se ha estado experimentando en Barquisimeto.
¿Qué cómo se financiaría este programa de “ayuda social a la clase media”? Una fuente podría ser los 890 mil millones de bolívares que el SENIAT dejará de percibir una vez sea implementado el programa “Venezuela Móvil”.
Si queremos verdaderamente construir un Estado Socialista, debemos comenzar por actuar más a nivel colectivo, y menos a nivel individual.
Una política que facilite la adquisición de carros (como en Estados Unidos y ahora en Venezuela) es una política individualista.
Mientras que una política que favorece la transportación pública (como en Cuba y algunos países de Europa) es una política socialista, y sobre todo con conciencia ambiental.
a2000@rocketmail.com
