La revolución se empantana

Ya es lugar común oír los reclamos, enojos y exigencias del presidente Chávez en “Aló Presidente” o en otros actos de su apretada agenda cada vez que tiene la oportunidad de confronta con la realidad planes y financiamiento aprobados. El Presidente constantemente anuncia y explica al país los planes dirigidos a la solución de necesidades elementales de las mayorías nacionales y aprueba los fondos para su financiamiento, bien sea con dineros que “guarda en el colchón” o por la Ley de Presupuesto Nacional. Hasta ahora la única meta cumplida ha sido la Misión Robinson con el método “Yo si Puedo” de alfabetización. Las demás misiones, cambios, planes o reformas anunciados, están en proceso. Unas, avanzan, pero pronto decae el entusiasmo inicial y se estancan. No está claro si el estancamiento es por causa del burocratismo obsecuente o la improvisación propia de entusiasmos no asimilados. De algo podemos estar seguros, por falta de financiamiento ¡no es! Otras, a pesar de la promoción, no arrancan, lo cual es un atraso para el proceso revolucionario, por cuanto la ejecutoria de esos planes, misiones, cambios, proyectos, es indispensable para afianzar los pasos firmes y sucesivos hacia el anunciado socialismo.

Para abonar el nacimiento del socialismo la Revolución Bolivariana necesita en primer lugar cumplir a cabalidad dichos planes, misiones y proyectos, que son garantía de consolidación. Pero, por otra parte, debe adelantar acciones que conduzcan a encadenar el capital para ponerlo al servicio de las fuerzas presentes en esta sociedad: lucha de clases y transformación de las relaciones de producción. La incontrolabilidad del capital y de su intermediario, el mercado, constituyen el drama del socialismo. Por ello, estas fuerzas demoníacas del capital y el mercado, hay que encadenarlas, o en lenguaje clerical, hay que “exorcizarlas”. En ello consisten los cambios revolucionarios. Controlar el desenfreno del capital y del mercado. Domarlos, ponerlos al servicio de las fuerzas sociales. En breves palabras, así entendemos la Revolución: instrumento único de forjar el socialismo.

En siete años ya la Revolución Bolivariana comienza a parecerse al vuelo de la perdiz, “mucho ruido y poco recorrido”.Esta situación remueve en lo más recóndito de nuestro ser el temor al fracaso, al pesimismo, a la frustración de ver escapar la posibilidad de romper las cadenas de la esclavitud que impone el capital.

Aquello que adorna las ejecutorias de la Revolución Bolivariana (Mercal, Barrio Adentro, Misión Robinson y otras), pueden figurar en un programa socialdemócrata. Entendemos que los gobiernos de la socialdemocracia o de la democracia cristiana no los ejecutaron, porque su verdadero interés es servir a la burguesía y el capital transnacional; jamás, a las mayorías excluidas. Estas ejecutorias de la Revolución Bolivariana constituyen eficaces instrumentos moderadores de la presión social para canalizarla, conducirla hacia objetivos revolucionarios. Pero, cuando ya se cumplen siete años, la Revolución Bolivariana comienza a estancarse en la mediana atención que da a necesidades perentorias, sin que hasta ahora, para concretar su acción, haya tocado el capital ni con el pétalo de una rosa. Al contrario lo acepta, lo acoge, lo esquiva o ¡lo aplaude!

Veamos algunos hechos:

(1) La Ley de Tierras o Reforma Agraria. Hasta el momento no ha sido desmontado el primer latifundio. Las tierras que reparte el gobierno son tierras nacionales, propiedad de todos los venezolanos y eso no es reforma agraria, es “colonización de tierras”. En el centro del país existen grandes latifundios rodeados de campesinos sin tierra, que el gobierno mira de reojo y no aplica el Artículo 74 de la Ley de Tierras, “ Se consideran inexpropiables a los fines del presente Decreto-Ley los fundos que no excedan de cien hectáreas en tierras de primera clase o sus equivalentes en tierras de otras calidades, y de cinco mil hectáreas en tierras de sexta y séptima clase o sus equivalencias...” La Ley de Tierras habla de áreas inexpropiables, pero no, de latifundios productivos o improductivos. Latifundio es latifundio y su presencia es un insulto a la sociedad. Pongamos por caso un latifundio de 60 mil hectáreas. Según la primera tipificación de la norma, el propietario puede quedarse con 100 hectáreas y entregar a la nación 59.900; y de acuerdo a la segunda, puede dejar cinco mil y entregar 55.000. El artículo 307 de la Constitución dice: “El régimen latifundista es contrario al interés social” Siete años ya es demasiado tiempo para no haber liquidado el latifundio, eslabón indispensable para comenzar a encadenar el capital. En algún artículo que enviamos cada semana a la prensa escrita hemos dicho: “a la reforma agraria le viene bien la técnica que utiliza el veterinario para cortarle el rabo al perro: de un solo tajo y por la cepa”. Mientras el latifundio no sea liquidado en forma total y absoluta, aquí no ha pasado nada diferente al vuelo de la perdiz. Sería un nuevo fallido intento de reforma agraria. Con el latifundio “vivito y coleando” es una necedad hablar de socialismo.

(2) ¿Cómo hablar de socialismo si el capital transnacional se entroniza más y más en el país? Cada vez hay mayor transferencia de la riqueza nacional. El objetivo del capital extranjero es succionar riqueza hacia el país de origen. La inversión extranjera de cualquier tipo y con cualquier propósito ¿Qué ha traído al Tercer Mundo? ¿Pobreza o riqueza? Ahora bien ¿Qué diferencia hay en que el capital sea ruso, chino, iraquí o brasileño? ¿Acaso los tránsfugas del socialismo ruso o chino son capitalistas de corte diferente a los yanquis, japoneses o la Unión Europea? ¿Acaso quedan en el capitalismo ruso o chino rescoldos de socialismo leninista o maoísta? El capital, sea cual fuere su origen o gentilicio, es instrumento de dominación y explotación. El capital no obedece a gentilicios. Obedece a uno solo y único amo: el poder económico mundial. Rusos y chinos son tránsfugas del socialismo movidos por la rapiña del capital y la ganancia. Y en el caso del pasado comunista de Lula, de nada le sirve, por cuanto como presidente de Brasil tan sólo es instrumento de la burguesía paulista, como lo es el presidente de Irán de la burguesía iraní. Cuando se contrastan estos hechos con la realidad, el discurso anticapitalista y antiimperialista de la Revolución Bolivariana resulta contradictorio. Cae en el terreno de la paradoja. O es tal vez pretender que el imperialismo financie la Revolución Bolivariana.

(3) El gobierno aprueba planes de todo y para todo. Los comienza pero no los culmina. Quedan a medias. La Revolución Bolivariana para poder avanzar hacia su meta, el socialismo, tiene que consolidar cada paso que da. Cada proyecto debe ser ejecutado hasta su culminación y así poder desentenderse de ese asunto y poder asumir compromisos de mayor trascendencia. Este proceso de afianzamiento, de consolidación de necesidades satisfechas, que ya en parte deberían haberse cumplido en los siete años transcurridos, pues no se concretan, se diluyen y por la misma dinámica del proceso revolucionario, éste comienza a empantanarse. No hay que perder de vista que la Constitución Bolivariana es de corte capitalista e ideología socialdemócrata. Pero sirve para afianzar cambios que brinden la posibilidad de avanzar hacia el socialismo. Para que el proceso revolucionario marche con pasos firmes, no puede distraerse por cuestiones que quedaron mal ejecutadas o no concluidas en el pasado inmediato. El refrán dice, “el que mucho abarca...”. Pero hay otra conjetura que nos preocupa. Si la Revolución Bolivariana no dispusiera del chorro de divisas del petróleo ¿qué pasaría? Revolución a “realazos” ¡no es revolución! Las revoluciones son hijas del esfuerzo, el sacrificio y la claridad ideológica. Virtudes que ennoblecen a la Revolución Cubana y por ello permanece inconmovible ante el bloqueo y arremetidas del Imperio. Si la Revolución se hiciera a “realazos” ¿cuántos pueblos o países en América Latina o de Africa podrían transitar el camino revolucionario? Si la Revolución Cubana es el modelo a seguir por su austeridad, sacrificio, esfuerzo propio, autonomía y dignidad; la Revolución Bolivariana, por su “manirrotismo”, es el mal ejemplo que no se debe seguir. Vale preguntar, las masas que mueve la Revolución Bolivariana lo hacen ¿por convicción o por la mano dadivosa del gobierno? En esto, tenemos que ser honestos para no caernos a mentiras. El verdadero revolucionario lo es a tiempo completo. Los resultados en la elección de octubre del 2004 (gobernadores, alcaldes) y la elección del pasado 7 de agosto (munícipes), están diciendo lo contrario y están demostrando que sólo el Presidente tiene capacidad de convocatoria y que los partidos que lo acompañan son como el lastre en el buque, sirve para equilibrar el barco por el movimiento de las olas; pero, cuando la tempestad arrecia, sirve para volcar el barco. No hay justificación posible ante la altísima abstención de las dos últimas elecciones. Es aceptar que aquí no ha pasado nada en los últimos siete años. El trasnochado argumento de la “abstención histórica”, es un cuento chimbo muy propio de politiqueros.

(4) “Sembrar el petroleo” es la frase más desafortunada jamás dicha: ¿Acaso se puede sembrar el petroleo? La práctica real enseña que lo que se riega con petroleo se seca, se contamina, muere. Cien años de explotación petrolera han demostrado que el petroleo no se puede sembrar. Los intentos habidos han fracasado. Tan sólo el gobierno del “ideal nacional” en la década del cincuenta del siglo pasado, logró hacer algunas siembras efectivas de petroleo que condujeron a la caída de ese régimen. Y luego los intentos durante cuarenta años, en lugar de bienestar colectivo, sembraron pobreza y crearon este país que tenemos: desquiciado por la riqueza petrolera. Desquiciamiento de la economía y de la sociedad que los entendidos denominaron,“efecto Venezuela”, o sea, la intoxicación que ocasiona en la economía y en cualquier actividad, la inundación de la riqueza no generada con esfuerzo propio. La única forma de sembrar petroleo es arar en el mar.

Ya en el ocaso de la existencia del doctor Pérez Alfonso (1976), tuve oportunidad de preguntarle porqué se había cambiado a conservacionista, defensor de la naturaleza y del medio ambiente si la trayectoria de su vida había sido la de experto en política petrolera.

- ¿Doctor Pérez Alfonso, ello no encierra una gran contradicción?

Me respondió: “En efecto gran parte de mi vida transcurrió en esa actividad. Existe una contradicción en cuanto a que uno no sabe todo lo que debe saber en el momento que debería saberlo; pero, no existe contradicción en el sentido del desarrollo de los conocimientos y es lo que me ha llevado a saber que el petroleo no es sembrable. Todo el mundo habla de la necesidad de sembrar el petroleo, entonces, me preocupé exclusivamente por tratar de obtener la mayor porción posible de lo que el petroleo pudiera rendirle al país. Pero descubrí que lo que se riega con dinero proveniente de petroleo es menos productivo que el propio petroleo regado sobre el terreno; porque lo que se riega son divisas extranjeras que no son sino ordenes de compra de cosas extrañas al país. Si en lugar de haber contribuido a formar la OPEP hubiera formado una granja, me sentiría muy feliz; y si en lugar de haber contribuido al desarrollo de una industria que tantos males le causa a la humanidad, hubiera dedicado ese esfuerzo a preservar, defender, conservar el medio ambiente, fundamental para la sobrevivencia del hombre sobre el planeta, me sentiría muy feliz.”

Pretender asimilar el pensamiento de Juan Pablo Pérez Alfonso y el de Arturo Uslar Pietri es una intolerable irreverencia al padre de la OPEP. En tanto el pensamiento de Pérez Alfonso es socialista; el de Uslar Pietri como oligarca y “amo del valle”, es vocero de la oligarquía y el capital extranjero. Mientras el doctor Uslar teorizaba sobre petroleo; Pérez Alfonso era un experto, un práctico y ejecutor de la política petrolera nacional y mundial. Mientras el doctor Uslar se arrodillaba y arrullaba el capitalismo; Pérez Alfonso ideaba fórmulas y mecanismos legales para aplicar impuestos y exigir regalías a las compañías petroleras. Mientras el doctor Uslar era albacea del capital; Pérez Alfonso era adalid de la lucha contra el imperialismo y la rapiña capitalista. Su conocimiento de los alcances y peligros del petroleo, lo plasmó en varios libros, entre ellos: “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo”, título que refleja no sólo lo que ha venido ocurriendo, ocurre y ocurrirá con mayor gravedad, “si no se le pone coto a los planes dinosáuricos del desarrollismo y la dependencia.” Su gran admiración por la comuna de”Tachai” en China, lo llevó a sembrar la idea en “El Tacal”, pequeña área de terrenos invadidos por campesinos del Partido Comunista en los aledaños de Cumaná. Pérez Alfonso tenía mucho de socialista utópico y de anarquista. Era partidario de la extinción del Estado cuando el socialismo alcance la etapa superior de comunismo. Para no sucumbir al “efecto Venezuela”, debe evitarse, por ejemplo, que el “excremento del diablo” ingrese al país y cumpla la paradoja del individualista programa “Venezuela Móvil”,expresión última de desquiciamiento colectivo. Para ello, aplicar la fórmula siguiente: despilfarro y corrupción son directamente proporcionales a la producción petrolera e inversamente proporcionales a la racionalidad económica.

(5) En siete años la Revolución Bolivariana no ha solucionado el problema de la falta de agua en caseríos, pueblos y ciudades del país. Una necesidad elemental. El plan de construcción de vivienda no puede avanzar porque la falta de agua le impone límites al crecimiento urbano. Pero hay algo más, referente a la vivienda. Nunca le hemos oído al gobierno hablar de la defensa del inquilino sometido a la rapacidad de las inmobiliarias. Nunca la Revolución Bolivariana ha tocado el tema de la Reforma Urbana, tan importante como la Reforma Agraria. Si el gobierno metiera el dedo en ese pozo de la rapacidad inmobiliaria, aparecería mucho de eso que llaman “soluciones habitacionales”. Y sería otra forma de comenzar a domar la rapiña del capital

(6) En estos siete años el abandono de la atención a la Defensa de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables ha sido total. Mucha de la gravedad de las catástrofes naturales habidas, tienen allí su origen. La anarquía impera ante los Recursos Naturales Renovables. Caso concreto ¿Por qué no se ha implementado el Parque Nacional “Juan Pablo Peñalosa”,que abarca una extensa área de los estados Mérida y Táchira y forma parte muy importante de la red hídrica del país? (Proyecto Hidroeléctrico Uribante-Caparo-Doradas). Desde hace quince años existe el proyecto que establece las diferentes zonas altitudinales del parque, sus usos, conservación y aprovechamiento. Ello contribuiría a la defensa del piedemonte andino, cuyo deterioro es causa cada año de la sedimentación de las mejores tierras, tanto en el Sur del Lago de Maracaibo como en la llanura de Apure y Barinas. La Ley de Tierras es el mecanismo idóneo para salvaguardar los parques nacionales y acabar con la presión que los campesinos pobres, empujados por el latifundio, ejercen sobre zonas protectoras de suelos y aguas o no aptas para la actividad agropecuaria.

(7) El problema de la vialidad en el país es más grave de lo que parece, por causa del deterioro constante de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables. Los focos de erosión crecen en las laderas de la cordillera y aumenta la sedimentación en cunetas, alcantarillas, cauce de ríos y quebradas, que derriba puentes y abre cárcavas profundas en la plataforma de las vías.

(8) ¿Por qué no se culmina el proyecto de la escuela bolivariana para acabar con el doble turno y que todos los niños permanezcan durante el día en actividades escolares? ¿Qué pasa con las anunciadas “Aldeas Universitarias”? Estos y casos anteriores citados, son ejemplo de la dispersión y empantanamiento en que están cayendo las ejecutorias de la Revolución Bolivariana.

(9) La política neoliberal sigue “vivita y coleando”. Puedo citar el caso de la caficultura, porque de ella tengo mayores referencias. Durante más de veinte años participé en las luchas de los caficultores, sus conquistas y avances. Todo eso se vino abajo por el neoliberalismo (1992) y por la continuidad que la Revolución Bolivariana le ha dado.

(10) En una Revolución que habla de socialismo, la defensa del proletariado es cuestión elemental, primordial. Una Revolución Socialista sin clase obrera no es revolución. En la defensa elemental de los derechos del obrero/a ¿qué hace el Ministerio del Trabajo? A diario oímos cómo el patrono burla el horario de trabajo, salario mínimo, pago de horas extras, trabajo nocturno. Eso es neoliberalismo. ¿Dónde está la fiscalización de los centros de trabajo por pequeños que sean (taller, almacén, panadería)? ¿Acaso el cooperativismo y la cogestión van a servir de pretexto para burlar el derecho del trabajador y desprotegerlo de la rapiña del capital? En una economía capitalista, como la nuestra, el cooperativismo y la cogestión no pasan de ser adornos de dudosa competencia. El cooperativismo es un proyecto de muy difícil implementación para presentarlo como panacea. En siete años, la Revolución Bolivariana ha permanecido distante de la clase obrera. Con el envío de petroleo a Ecuador ¿de que lado se colocó la Revolución Bolivariana, del lado de los obreros que reclaman sus derechos junto a los pobladores que habitan la amazonia ecuatoriana en su lucha contra la empresa transnacional que los explota? ¿O de parte del gobierno gendarme, lacayo del imperio que reprime la lucha de lo obreros petroleros ecuatorianos? ¿Dónde queda el internacionalismo proletario de la Revolución Bolivariana? Antes de organizar el reciente y exitoso Festival Mundial de la Juventud, ha debido convocarse un Congreso Mundial del Proletario. Auténtico baluarte de la Revolución Mundial.

(11) En siete años vemos como la Revolución Bolivariana esquiva, elude cuestiones de urgente atención. Ahí está el caso de las cárceles que no encuentran solución al abandono y amontonamiento de seres humanos señalados de algún delito contra la sociedad. La Revolución Bolivariana, abanderada de los derechos humanos, ha permanecido impasible ante el deprimente espectáculo de estos seres proscritos, convertidos en mácula lacerante de esta sociedad. Y hay otros problemas sociales a los que se les saca el cuerpo, se mira para otro lado, se eluden. Es el caso del aborto que ya la Asamblea Nacional lo tenía en agenda para discutir en estos meses del año su legalización. Sin dar explicación lo retiró de la agenda parlamentaria. ¿Por qué? ¿Por presiones? El aborto es un problema gravísimo de nuestra sociedad. Sólo a la maternidad Concepción Palacios llegan, ya en proceso, 262 abortos diarios. Con el problema del aborto ocurre igual que con la reforma agraria y otras cuestiones enumeradas anteriormente, se eluden, se esquivan. No se les da solución. “Se corre la arruga”. Por ello decimos que la Revolución se empantana.

La forma como entendemos el discurso por el cual la Revolución Bolivariana promueve la solución de necesidades elementales, es lo que Marx señaló como el lenguaje falso de, “el socialismo del amor”, “del corazoncillo de manteca”, “de los desfallecimientos de amor”, el “socialismo que presenta el comunismo como la amorosa antítesis del egoísmo.” O tal vez sea la fórmula que ¿guarda la intención de pretender humanizar el capital? Caridad y justicia social no son lo mismo.

Pero así como hacemos estos señalamientos, referidos al orden interno; aplaudimos los proyectos de integración con Sudamérica, el Caribe y Centro América. Los consideramos extraordinarios. El intercambio con Cuba es algo único en la historia de la Humanidad. El presidente Fidel Castro sintetizó la idea: ”El capital humano puede más que el capital financiero”. La integración que busca resolver necesidades elementales de los pueblos, no hay duda, resulta “desestabilizadora” para el gobierno guerrerista e imperialista de Bush II. En cien años de explotación petrolera, ¿se le ocurrió a alguna transnacional o al imperialismo algo parecido a la Misión Barrio Adentro en alguna región del planeta?

Los constantes enfados y justos reclamos del Presidente Chávez son síntoma evidente de que las cosas en el ámbito interno avanzan, pero no de la mejor manera. Lo captamos a diario de la realidad circundante. El presidente está en lo cierto, pero, como él lleva el timón, le corresponde reorientar la brújula. El enfado y justo reclamo del presidente ¿Qué indican? ¡Emotividad! ¡Improvisación! ¡Dispersión! ¡Empantanamiento!


leonmoraria@cantv.net ;



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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