Una serie de avances en el conocimiento de la física, como fueron el descubrimiento y dominio de la radioactividad y la aparición de la teoría de la relatividad, hicieron posible el manejo de la energía atómica y la producción de la bomba del mismo nombre, primero, y de la bomba de hidrógeno, poco después. Aún a 60 años de las masacres de Hiroshima y Nagasaki, estas armas, más sofisticadas y poderosas que las iniciales, continúan siendo decisivas en cualquier confrontación bélica. De allí, el empeño estadounidense en impedir que países adicionales a los que ya poseen esa tecnología puedan acceder a la misma, pues su posesión significa la diferencia entre dominar y ser dominado.
Más adelante, otras investigaciones técnico-científicas permitieron el desarrollo de armas de otro tipo, de nuevos materiales y nuevas formas de combustibles, que incrementaron el poder destructivo de los ejércitos y su velocidad de desplazamiento. La conquista del universo, programa que sólo unos pocos pueden desarrollar, significará más avance y desarrollo para esos pocos y agrandará la ya enorme brecha que nos separa de quienes liderizan estas acciones.
Hoy, estos países investigan in extenso en teletransportación, inteligencia artificial, creación de vida, energías no contaminantes y nanotecnología, todo lo cual les servirá para incrementar su hegemonía, a menos que nuestros gobernantes entiendan que no podemos seguir ajenos a ese conocimiento científico y tecnológico. Tenemos que desarrollar una investigación de primer mundo, a pesar de nuestra condición de tercermundistas, y podemos hacerlo porque tenemos unas posibilidades financieras, que otros lamentablemente no poseen. Pero para ello, PDVSA debe dedicar a ciencia y tecnología muchísimo más de la miseria que hoy dedica. Así como las misiones se financian con recursos de PDVSA, también hay que financiar el desarrollo científico y tecnológico con estos fondos. No tenemos alternativa si queremos ser independientes y soberanos; no estamos en capacidad de escoger entre hacerlo o no hacerlo. Propongo que el Presidente cree la “Misión De Venanzi” o “Misión desarrollo científico”, que nos permita tener los laboratorios, equipos, investigadores, estudiantes de postgrado, bibliotecas y los resultados, que garanticen nuestra presencia digna y soberana en el mundo por venir.