Con este nombre pretendo llamar la atención de todos los posibles lectores, independientemente de sus posiciones políticas o ideológicas o de sus fanatismos por las razones que fuere. Unos, los chavecistas, se preguntarán si ya Fuenmayor terminó de caer en las redes opositoras y va a calificar como narco dictadura a la presidida por Nicolás Maduro. Les pasarán por sus mentes mis críticas, casi siempre certeras y demoledoras, sobre la pésima gestión de la mal llamada revolución bonita, que no es ni bonita ni revolución. “Ése saltó la talanquera hace tiempo”, afirmarán algunos; “es ahora un hombre de derecha” o, incluso, como le oí calificar hace poco a uno de estos “geniales” y “sabios” comentaristas políticos del PSUV, de extrema derecha, al referirse a dirigentes políticos como Figuera, Secretario General del PCV; María Alejandra Díaz, hasta ayer del PSUV, y Enrique Márquez, demócrata que viene de la Causa R. Para la dirigencia pesuveca, quienes no apoyen sus despropósitos son de derecha, o de extrema derecha, para los más aventajados aduladores del cogollo gubernamental.
Otros lectores, los claramente de extrema derecha, los de derecha, los centristas y los ingenuos y despistados, les llamará la atención la ocurrencia de la misma posibilidad, la que asimile mis opiniones actuales, en relación al gobierno de Maduro, a quienes lo califican alegremente como una narcodictadura. Algunos de éstos serán un poco más benevolentes en sus calificativos, pues pensarán que ahora estoy más cerca de sus opiniones y consideraciones sobre su gran enemigo. Pero seguro habrá quienes piensen que se trata de una trampa, elaborada por el gobierno maquiavélico, para engañarlos. En cualquier caso, éstos y aquéllos comenzarán a leer el artículo y llegarán, con casi toda seguridad hasta aquí y un poco más allá, cuando las dudas comiencen a despejarse y ambos grupos se den cuenta de que estaban totalmente equivocados. Como le dije a alguien hace mucho tiempo: no he saltado ninguna talanquera, esa valla la movieron quienes nunca estuvieron del lado correcto. Yo estoy en el mismo sitio que siempre he estado y en el que siempre estaré: del lado del interés de mi nación, Venezuela, y de mi pueblo.
El título llama la atención porque puede inmediatamente y con facilidad llevar a pensar que se refiere a Venezuela y a los gobiernos de Maduro y de Chávez, los cuales han sido calificados de esa manera prácticamente desde sus inicios, por la oposición más beligerante y agresiva del país. Opino que se ha equivocado en la caracterización de ambos gobiernos y mucho más en el caso de Chávez, sin que yo esté entre quienes creen que fue un gran gobernante. No pretendo dictar cátedra en relación a qué es una dictadura, voy a ser en este sentido muy simple; me interesa mucho más el calificativo de “narco”, pues es allí donde pienso que los opositores perdieron totalmente la razón, al calificar a un país de tránsito del 7% de la droga colombiana de esa manera. Si hay tránsito, hay quienes lo realizan, trafican, pero eso no le da al venezolano el carácter de narcogobierno. Quienes así lo califican no dicen nada en cambio sobre lo que ocurre al interior de EEUU.
En EEUU entra droga por el sur desde México y por los océanos Atlántico y Pacífico. Curiosamente, pese a toda la tecnología y el poder que poseen, no pueden o no quieren evitar esa entrada. Luego de entrar, las drogas son transportadas a todos los confines de ese extenso país de 9,9 millones de kilómetros cuadrados, casi 11 veces más grande que Venezuela, para lo cual tienen una red de tráfico gigantesca, poderosa y muy eficiente, que transporta cantidades monstruosas, para satisfacer la demanda de 340 millones de habitantes, red de tráfico no perseguida por la DEA, el FBI, ni por los cuerpos policiales, que se limitan a actuar sobre los vendedores en los barrios de las ciudades, sin actuar contra los poderosos carteles existentes; es más, ni los mencionan, es como si no existieran. Luego, se ejecuta eficientemente un proceso inverso en la recaudación del dinero producto de las ventas: desde los confines del país hasta los grandes bancos estadounidenses, que son los únicos que pueden lavar tal cantidad de dinero. Eso no se puede hacer en México, pues la magnitud de su economía no lo permite.
Aquí tienen un verdadero narco Estado, financiando partidos políticos, campañas electorales, jueces, senadores, y si quieren agregarle la calificación de dictadura no es difícil hacerlo viendo el desempeño de su Presidente actual. ¡Ah! Pero para nuestra oposición violenta, la narcodictadura es la de Maduro y el más poderoso cartel que existe es el de Los Soles, mientras el gobierno de Trump es el aliado y su tráfico de drogas los ayuda pues al final también los financia. Y esta verdad no justifica el narcotráfico que se haga en Venezuela, ni el desastre del gobierno.
La Razón, pp A-3, 22-3-2025, Caracas.