Que el delincuente Donald Trump, y lo llamo así porque fue condenado por un tribunal gringo por varios delitos, haya desempolvado una Ley de más de 200 años, creada para tiempos de guerra, para aplicarla a los inmigrantes venezolanos, no es algo que me sorprenda. Que este delincuente, investido como Presidente, invente que el Tren de Aragua pone en peligro la estabilidad estadounidense, pese a que los informes de inteligencia1, que conoce muy bien, dicen lo contrario, tampoco me extraña. Ni me sorprende que afirme que esa banda es dirigida por Maduro y Cabello. Mentir ha sido una cualidad histórica de los gobernantes gringos, que lo usan junto a la calumnia para justificar sus acciones injerencistas en otros países, desde el espionaje hasta la invasión militar, pasando por distintos grados de sabotaje. Sí me asombra, la coincidencia con Trump de algunos connacionales.
Ya Obama, hace unos diez años, nos había calumniado, al declarar a Venezuela, sin ninguna base objetiva, como una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad de EEUU y su política exterior. Esa calificación mentirosa ha persistido indemne por 10 años, desde el primer gobierno de Trump hasta su presidencia actual, pasando por el mandato de Biden. Es en este momento, cuando empiezan a concretarla, al usar a la banda del "Tren de Aragua", para escalar en las agresiones contra nuestro país. Lo recientemente ocurrido con las deportaciones a El Salvador no es un ataque contra Maduro, ni nadie de la cúpula gubernamental.
No es esa cúpula la que sufre los embates de Trump con las deportaciones, son los 238 venezolanos deportados ilegalmente a El Salvador, al estar presos en uno de los campos de concentración de Bukele, un violador confeso de DDHH y, por lo tanto, otro Jefe de Estado delincuente en América. El proyecto transformador de Bukele es simplemente convertir El Salvador en una prisión internacional, en la que los salvadoreños serán los carceleros y empleados, de lo que Bukele cree será un gran negocio, por el cobro por cada recluso y el uso de estos como mano de obra esclava, con el cuento de la reeducación de los convictos. De esa manera, este delincuente pretende lograr el desarrollo de la nación de Farabundo Martí.
Los venezolanos fueron deportados ilegalmente, pues lo han debido ser a Venezuela, y han sido presentados sin pruebas como delincuentes del Tren de Aragua. Sin juicio ninguno, sin condena, sin derecho a defenderse. Pero es que además, un informe de inteligencia gringo1 referido por el New York Times, señala que "la banda Tren de Aragua no está dirigida por el gobierno de Venezuela, ni comete delitos en EEUU bajo sus órdenes", lo cual parece molestar mucho a María Corina, López, Borges, Ledezma, Guaidó y otros. Dice también el informe que "la pandilla carece de recursos, es muy desorganizada, sin mando ni control centralizado, como para poder ejecutar acciones que se le ordenen".
Que se sepa, sólo existen en EEUU dos juicios, y no por delitos graves, achacados a miembros del Tren de Aragua. Sin embargo, de los 600 mil venezolanos con el estatus de protección temporal (TPS) como inmigrantes en EEUU, 300 mil han recibido hace poco un ultimátum para que abandonen el país en dos meses, por lo que deben dejar sus estudios, las escuelas de sus hijos, sus trabajos, sus viviendas (algunas ya propias), sus pertenencias y sus tratamientos médicos. Me imagino la desesperación que deben sentir. Le sirvieron a una oposición, que los presentó al inicio como seres huyendo del desastre y persecución del régimen de Maduro, que luego los utilizó para mostrarlos como una carga pesada para quienes los recibían, intimidando a esos gobiernos y exigiéndoles acciones contra Maduro. Y que ahora, los convierten en sospechosos de ser miembros de una banda enviada por Maduro a desestabilizar las democracias continentales.
Esta conjura, que goza del apoyo de ciertos venezolanos nacidos aquí por accidente, junto con las acciones de explotación petrolera en la plataforma continental no delimitada con Guyana, son elementos importantes en una acción temeraria contra nuestra nación. Estar alerta y defender a Venezuela es obligación de todos los venezolanos, nacidos o no en su territorio. Esta defensa pasa también por defender a nuestros emigrantes estén donde estén, sin importar las motivaciones de su emigración, cosa que el gobierno no practicó en sus inicios y espero no lo practique por simple politiquería demagógica.
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https://www.nytimes.com/2025/03/20/us/politics/intelligence-trump-venezuelan-gang-alien-enemies.html?smid=nytcore-android-share&s=08
La Razón, pp A-3, 23-3-2025, Caracas