Informe Secreto

A propósito del Pastor Pat Robertson

A propósito del “Pastor” Robertson

Haciendo un estudio de la conducta del Reverendísimo Pat Robertson, tenemos que llegar a la conclusión de que el hombre tiene Parálisis del Análisis. Un hombre que se supone predica el evangelio, debe promover el amor y la paz. Para que alguien llegue a hacer un llamado para que se asesine a su semejante es porque definitivamente ha perdido algún tornillo en el camino. Yo por mi parte he estado haciendo una investigación sobre los orígenes del “Pastor” y he llegado a la sospecha de que no es Estadounidense. Si lugar a dudas debe ser “Alemán”. Sí, Alemán. Ya que esto explicaría tan animal comportamiento. No por ser alemán sino por la combinación que se forma con estas dos palabras. Fíjense en esto: Es un “Pastor” y es “Alemán”, lo que significa que es un “Pastor Alemán”. Peeeeeeeerro. Y que me disculpen nuestros amigos los canes por esta comparación, que sin duda debe haberlos ofendido.

Este señor, si es que puede llamársele así, ahora se disculpa y dice que él no dijo lo que dijo, y además agregó que lo han malinterpretado, culpando así a los demás. Yo creo que aquí como que hay perro encerrado. Como todo perro, tuvo una infancia perruna y una vida de perro. Cuando era chiquito, perseguía a los carteros y a los carros. A los carteros para desparramarle las cartas, y a los carros porque otro perro le dijo que en las maletas de los carros siempre había un gato. Estas experiencias de la infancia explicarían su comportamiento perranoíco (perdón, quise decir paranoíco) ahora que es adulto. Como tuvo una infancia un poco infeliz, creció con los traumas propios de su edad. Hasta muy entrado en años de su adultez, seguía orinando como perrito, nunca aprendió a levantar la pata trasera como lo hacen los perros adultos para hacer piss. Por tener poco cuidado con su dentadura, la perdió temprano y tuvo que ponerse unas postizas (Prótesis). Como no podía morder bien, se dedicó a ladrar, de ahí viene el refrán “Perro que ladra no muerde”.

Pero no se puede negar que es un perro muy obediente a su amo. Cumplió muy bien el mandado que se le encomendó. Superó a Rin Tin Tin y a Lassie. Guau, Guau. Vaya, que perro. Ojalá no me lo encuentre por ahí porque soy capaz de tirarle un hueso, pero de esos de plástico duro con sabor a carne, para que se entretenga un buen rato y deje de estar ladrando impertinencias en sus frecuentes perroratas. Yo procuro no tener amigos de esa clase, porque me viene a la mente el refrán: “Hay perros muy amigos, pero hay amigos muy perros”.

Conozco muchos perros que tu les dices “dame la pata” y te dan la pata, pero este no da la pata sino mete la pata y hasta el fondo. En este momento con tanto revuelo (Zaperroco) que ha provocado con sus palabras y con tanto rechazo de grandes personalidades que se han pronunciado en todo el mundo, este “Pastor Alemán” debe estar con el rabo entre las piernas como todo perro que luce aparentemente arrepentido. Pero sabemos que no hay arrepentimiento, él sigue una clara estrategia dictada desde la Casa Blanca. Por cierto, ¿Estará vacunado?

Pero como trata de un perro viejo y no tiene remedio, no voy a seguir gastando mi pólvora en Zaperro. Mejor me dedico al estudio de los gatos, de repente encuentro alguna similitud con el aludido.

Ricardo J. Relayze
relayze@telcel.net.ve
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