El Clan fascista de la MUD: Por fin, comprenden que están encima de una idea nueva, y desde ese instante sólo viven para el afán de acechar y descubrir el misterio oculto. Aguzan sus pensamientos hasta hacerlos punzantes y cortantes como bisturíes; disecan incansablemente su estado de espíritu; quiebran su depresión en fanáticas conversaciones, rompen sus cerebros a fuerza de pensamientos, hasta que la razón amenaza inflamarse en locura; forjan todos sus pensamientos en una idea fija, sobre la que cavilan hasta agotarla, en una punta peligrosa que se vuelve contra sí mismo en sus propias manos. Capriles, Leopoldo López y su combo, todos estos solitarios son posesos de una idea “su” idea: la del nihilismo, o la del altruismo, o la manía de grandeza como la de Hitler; y todos lo han incubado en esta enfermiza, soledad. Unos buscan un abortivo contra la Revolución Bolivariana, la cual se está gestando en su mente, pues su orgullo necesita ahogarla, impedirle vivir. Otros se esfuerzan por acelerar furiosamente, espoleándola con el aguijón candente de sus sentidos, y esterilizándola, esta misteriosa germinación, este dolor de vida que fermenta y pugna por salir. Para seguir usando la misma imagen: quieren matar en su entraña el embrión, abortar, como esas mujeres que buscan liberarse del importuno saltando de las escaleras, bailando frenéticamente o ingiriendo tóxicos. Gritan como locos para ahogar con sus gritos el rumor del agua que fluye soterraña desde dentro de sí, y en su afán de destruir el maldecido germen, llegan, no pocas veces, a destruirse a sí mismos.
Durante estos años de gestación se pierden y se hunden en su propio intento. Se drogan, matan, se entregan a la crápula, y todo esto, como hijos genuinos del fascismo-hitleriano, con un fanatismo que es frenesí. No es el dolor, es un deseo indolente de placer, que los empuja al odio. Para sondear su propia hondura, la medida de su humanidad, se precipitan a todos los abismos de esta crueldad, y así hasta tocar el fondo de todas las simas que es la maldad fría de la bestia, desalmada, alevosa, y todo por aquel amor trascordado, por aquella codicia de penetrar el Poder, verdadero ser, por la pasión pervertida, criminal. Un odio asesino, vigilante los empuja a la locura; su obsesión se convierte en perversión de los sentimientos, pero en la exaltación del goce: los resplandores de su conciencia tiemblan, en fanático goce, hasta en las simas más hondas de su furia. Sus bacanales trágicas son sólo convulsiones; sus crimines, los espasmos de su propio alumbramiento.
Cuanto más se agitan y oprimen y contorsionan, más alientan, sin saberlo, la vida del nuevo ser. Quieren conocer los linderos extremos de su humanidad, en los excesos del calor y del frio, y quieren sobre todo, sondear su propia hondura. Y acuciados por este anhelo descienden hasta la bestia, pero siempre para asir al “hombre” verdadero que llevan en sí. Una extraña obsesión los empuja al torbellino de la locura, su curiosidad espiritual se convierte en perversión de los sentimientos, sus crímenes llegan, en su frenesí, hasta el estupro y el asesinato. Es menester que una mano terrible y extraña provoque la eclosión; que algún poder superior haga oficio de comadrona en este parto; Que la bondad, el amor, los sostenga en esta hora extrema y difícil. Ha de ocurrir un suceso, muy grave, algo que exalte todos sus sentidos hasta la desesperación, para que de esta hecatombe permanezca el odio, pues aquí, como en la vida, el nacimiento está envuelto en las sombras de un supremo peligro mortal. En este segundo se cruzan hasta confundirse las dos Fuerzas Polares del Patrimonio Humano: la vida y la muerte.
Esperamos que se haga justicia con nuestros camaradas asesinados, queremos presos, no el chino de Recadi.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco cubanos héroes de la Humanidad!
¡SigamosSiempreTodosUnidosConChávez!
¡Hasta la victoria siempre y Patria socialista!
¡Bolívar Vive!
manueltaibo1936@gmail.com
