Maduro, huracán de 20 días, se llevó en los cachos a oligarcas y poder imperial

Hay que echarle pichón para que un candidato como Nicolás Maduro se pusiera a la altura de un prohombre como Hugo Chávez, en el que había que demostrarle a sus seguidores y al país que estaba a la altura de la responsabilidad que había delegado en él, el Cmdte. Supremo Hugo Chávez(...)

Diga lo que digan, tirios y troyanos, sobre lo que sucedió el 14A con la participación del chofer Nicolás Maduro como candidato del PSUV-Polo Patriótico a las presidenciales 2013, en el que tuvo que enfrentarse contra una brutal campaña mediáticas orquestada por lacayos oligarcas y el apoyo internacional de usinas mediáticas con altísima tecnología satelital; enfrentarse contra poderosísimas fuerzas capitalistas del mundo financiero mundial; enfrentarse incluso a la crítica de muchos seguidores y adversarios que no lo consideraban apto para tal responsabilidad, bien, apreciados compatriotas, ese buen hombre que asumió el legado político que deposito Chávez en él, el 8 Dic. 2012, acepto el reto delegado por Chávez y se tiro sobre los hombros tamaño compromiso y lo puso en práctica recorriendo todo el país y 23 ciudades del territorio venezolano, en tan solo 20 diez días.

Maduro, como abanderado del PSUV-Polo Patriótico tuvo que asumir el reto que delegó Chávez en su persona, y se enfrento quizás a la más cortas elecciones presidenciales de que se tenga razón en procesos electorales venezolanos, en lo últimos 50 años. De modo, que en titánica lucha contra el aspirante de la ultraderecha pro yanqui, Henrique Capriles, quien venía de perder con Chávez el 7Oct-2012 y en activa campaña desde hace más de 2 años, pues, repito, ese buen hombre hizo titánicos esfuerzos para no quedar mal ante sus seguidores y ante el país, y vaya que lo logro.

Nicolás Maduro no se enfrento a un candidato de poder con arrastre popular o a un líder de mediana preparación intelectual o mesurada racionalidad, no, se enfrentó a un pasquín de candidato apoyado por una escuálida maquinaria de atomizados partidos recogidos en la MUD, y secundados y apoyados por la más poderosa y salvaje maquinaria mediática mundial (USA-Dpto. de Estado y gobernantes lacayos europeos), quienes lo atacaron de forma bestial e invisible tanto antes de las elecciones y justo en el momento en que comenzó el conteo electrónico de los votos en el CNE. En consecuencia, fue atacado por invasivos ataques informáticos satelitales de quinta generación, que por sus características y alta tecnología de punta no dejan ningún rastro ni huellas a su paso. De modo que, contra ese descomunal poderío, como no ha habido otro en este planeta, se enfrento gallardamente el compatriota Maduro.

Tuvo Maduro sus fallas, pues, sí las tuvo. Y trataba en lo posible, por lo apresurado del proceso electoral, corregirlas o enmendarlas sobre la marcha. Pero hay que darle el inmenso mérito de haber cumplido con el compromiso que se le encomendó y reconocer en justicia su supremo esfuerzo: ¡Porque el Poder de los Grandes Capitales Mundiales, no era cualquier cosa con la que se enfrentaba!!

El enfrentamiento del candidato PSUV Nicolás Maduro, que era de vida o muerte para la continuidad del proceso socialista bolivariano siglo XXI, no era precisamente un enfrentamiento contra el títere Capriles ni contra oligarcas criollos, como ya dije. Era un enfrentamiento contra las más oscuras y poderosas fuerzas exógenas del capitalismo mundial, a través del gran titiritero imperial, los EEUU.

Si Nicolás Maduro sacaba un voto de ventaja había que pelearlo, defenderlo y hacerlo valer aún a costa del sacrificio de vidas revolucionarias. No se podía perder lo que con tanto amor y entrega se había logrado en 14 años de revolución, por el Redentor del pueblo, nuestro Supremo líder Hugo Chávez. Se jugaba en esta contienda electoral la vida de la Patria. Se jugaba en esta batalla el proyecto revolucionario bolivariano que tanto respeto y penetración ha tenido en el continente Latinoamericano y el mundo. De modo, que no era una simple batalla, no. Era la decisiva batalla que nos liberaría por siempre de las ataduras esclavizantes de muchas centurias de oscuridad. Era una batalla decisiva por la vigencia revolucionaria que le imprimió Chávez a la espada de Bolívar por América Latina... Era la decisiva batalla por una Venezuela de Paz, prosperidad y hermandad; donde se respirara la mayor suma de felicidad posible. En eso se traducía la batalla de Maduro contra Capriles y lo que detrás de él se movía; el imperio más cruel, sibilino y dominador, como no ha habido otro.

Entiendo la posición de la autocrítica y de las muchísimas lecturas que ya se sacaron y se sacaran de este cortísimo y ejemplar proceso eleccionario. Pero, hay que tener claro que Maduro, huracán de 20 días, se llevo en los cachos a oligarcas y poder imperial. Y eso de por sí, tiene un inmenso mérito y reconocimiento mundial.

Los opositores seguirán cumpliendo con el papel desestabilizador que se les encomendó, ya que para eso se les pagaron millonarias cantidades de dinero en dólares americanos. El estercolero de la historia dará cuenta de ellos, no lo duden.

joseagaporam@gmail.com


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José Agapito Ramírez


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