La estructuración del sistema económico capitalista en su fase de globalización-neoliberal, impone una visión unipolar del mundo, que se hace palpable en la relación existente entre países dominantes y dominados, donde la soberanía y autodeterminación de los Estados-Nación que comprenden el área de influencia de las grandes potencias, es constantemente amenazada por la acción depredadora del capital trasnacional.
Dentro de este contexto, el capital trasnacional genera su dinámica a través de las leyes del sistema económico ( acumulación- rentabilidad-desarrollo desigual combinado-ventajas comparativas ), entre otras, forjando así el nuevo orden mundial que contiene en sus intereses estratégicos: control de recursos energéticos, materias primas, apropiación de recursos hídricos, control de los mercados e imposición de la cultura de consumo; generando con esto, grandes contradicciones y desigualdades, que en la división internacional del trabajo nos muestran claramente que la opulencia es una eficiente fuente generadora de miseria.
Está situación, pareciera ser indiferente a los organismos internacionales erigidos en la pos-guerra ( ONU-FMI-Banco Mundial-OTAN, entre otros ), que representan el eslabón jurídico que afianza la unipolaridad. Ahora bien, sí hay un aspecto que caracteriza a la globalización neoliberal, es el uso de nuevas tecnologías, que bajo las crecientes ansias de hegemonía, hacen de la ciencia y la investigación verdaderos instrumentos de dominación al servicio de la industria bélica y las corporaciones de la comunicación, estás últimas en cargadas de desfigurar la identidad, borrar la memoria histórica e inocular la realidad, que en el marco del neoliberalismo endosa la soberanía de los pueblos a las trasnacionales.
En esta perspectiva, la reciente crisis económica que contrae a las grandes potencias que impulsan la unipolaridad, como expresión geográfica de su forma de dominación, reclaman el control de zonas geoestratégicas para seguir manteniendo su status quo, donde las trasnacionales en su proceso de apropiación de recursos empiezan a encontrar en los Estados-Nación, un estorbo para sus pretensiones imperiales, por tal razón, los conflictos de última generación nos muestran escenarios no convencionales que vulneran la soberanía de aquellos pueblos que luchan por su independencia, y apuestan a la multipolaridad bajo los principios de cooperación y autodeterminación.
En tal sentido, en la modalidad de construir y edificar, una aproximación que defina a los conflictos de última generación, es necesario señalar el voraz papel de las trasnacionales y la perspectiva unipolar del mundo globalizado que persigue la conquista de territorios, recursos y mentes, constituyendo el desarrollo científico, tecnológico y militar, una configuración que desde los centros de poder se confabula a contra-atacar la soberanía de los pueblos, abriéndole paso a nuevos teatros de operaciones no convencionales que van desde el bombardeo mediático al espacio radio-eléctrico, ataques informáticos y electrónicos, e incluso hasta el cerebro humano, esto no quiere decir que se descarte la movilización del poderío del poderío militar, para las grandes potencias imperiales “ las conquistas son como el agua salada mientras más se bebe, más sed dan”…
*Profesor-Instructor-Soldado de las Ideas.
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